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Las instituciones públicas salvan del cierre a la estación de esquí de Candanchú

Estación de esquí de Candanchú EFE/Pablo Otín/Archivo

Miguel Barluenga

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El Valle del Aragón, en Huesca, contenía el aliento ante las noticias sobre el futuro de la estación de esquí de Candanchú, que alimenta la mitad de los ingresos económicos de sus localidades durante la temporada invernal y de la que dependen 180 trabajadores de manera directa y mil más indirectamente. Tras una pasada temporada en blanco y el anuncio el pasado mes de julio de que no abriría tampoco la próxima, los plazos se han acelerado y las conversaciones dado sus frutos. El Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Huesca y la empresa gestora del complejo han llegado a un acuerdo para su apertura.

Lo anunció el lunes el presidente del ejecutivo autonómico, Javier Lambán, quien adelantó que el gobierno aragonés va a abrir una línea de crédito dotada con cuatro millones de euros y dirigida a las estaciones privadas de esquí alpino de la comunidad, con un plazo de amortización de tres años y uno de carencia. En concreto, a estas líneas de financiación pueden optar los centros invernales de Candanchú y Astún y podrán recibir hasta un máximo de dos millones de euros cada una.

La línea está dirigida a financiar “exclusivamente” gastos de apertura de las estaciones, especificó Lambán. Además, la Diputación Provincial de Huesca va a poner en marcha un línea de subvención, por valor de tres millones de euros, para actuaciones en las zonas de nieve, en aras de “mejorar la competitividad y la calidad” de estos centros. “Con estas medidas se puede ser capaz de aventurar una estación de esquí normal”, resaltó el mandatario.

El consejo de administración de la estación de esquí anunció en julio que no abriría el complejo la próxima temporada por las pérdidas millonarias -unos dos millones de euros- y la “falta de ayudas públicas”. Las restricciones por la pandemia hacían “insostenible” la viabilidad a medio plazo del proyecto si estas se reproducían, con el potencial perjuicio para los empleados y agentes de la zona.

Esa “incertidumbre” que sigue provocando la pandemia a la hora de desarrollar la actividad empresarial, la falta de un plan de ayudas derivado de la situación de covid-19 al sector, que “hasta la fecha no ha tenido apoyo desde las administraciones públicas”, y la ausencia de un proyecto integral de la nieve en la comunidad aragonesa que no agravie al Valle del Aragón sumaban para los empresarios un cóctel de difícil digestión

El Valle del Aragón está conformado por las poblaciones de Jaca, Aísa, Canfranc, Villanúa, Borau y Castiello de Jaca, así como por la Mancomunidad Forestal del Valle de Aísa. Estas advertían de que el cierre habría perjudicado “gravemente” la economía de la zona al ser la nieve un sector estratégico. Recuerdan que así lo considera el Gobierno aragonés y por ello promovió la creación de la empresa Aramón, que pertenece al 50% al Gobierno de Aragón e Ibercaja y que agrupa las estaciones pirenaicas de Formigal-Panticosa y Cerler y las turolenses de Valdelinares y Javalambre. La posibilidad de la compra por parte de Ibercaja se quedó en nada.

Los afectados se echaron a la calle para reclamar un acuerdo; la ocasión más reciente, en la plaza de Biscós de Jaca con 400 asistentes. Lucas Sáez, presidente de la Asociación de Empresarios de Candanchú, señala que la sostenibilidad a largo plazo pasa por “que se integre al 50% en la corporación de empresas públicas, porque es la forma de que este tipo de empresas sobreviva y tenga futuro”. El representante de los trabajadores de Candanchú, Juanan Rodríguez, considera que Candanchú, “referencia pionera en la nieve de España, una marca reconocida y valorada”, se ha estancado en “otra época” temporada tras temporada “sin poder evolucionar hacia las exigencias del mercado” mientras “la competencia crece y avanza”.

Marian Bandrés, de la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de la Jacetania, reclama que “a quien corresponda, hagan su trabajo, busquen soluciones, no es tiempo de repartir responsabilidades, sino de actuar, y comiencen por lo más urgente, abran Candanchú. No es solo una estación de esquí, es un motor económico del que dependemos miles de familias”.

Las asociaciones ecologistas cuestionan el modelo de la nieve. Ecologistas en Acción señala la “presión” por parte de “las más selectas y ricas familias de la oligarquía aragonesa (Alierta, Yarza, Solans, Forcen…), dueños de Ibernieve”, para que el dinero público asegure el funcionamiento de Candanchú. “Desde luego que unos pocos aragoneses (los propietarios de Ibernieve) van a estar encantados de la vida si una vez más las pérdidas se socializan para que las ganancias sigan siendo privadas. Pero no estaría de más que alguna vez estas empresas se comportaran con la autonomía y capacidad de gestión e innovación de la que presumen en los momentos de mostrar la eficacia del sector privado”, añade. 

“Nadie parece valorar las posibilidades reales de que Ibernieve, una más entre las muchas empresas que explotan sus propietarios, pudiera asumir o compensar las perdidas generadas en la nieve con los beneficios ingresados en otros sectores del grupo. Parece que también el liberalismo, en España, ‘is different’”, concluye Ecologistas en Acción.

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