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Un 40% de las 39 víctimas asesinadas este año por violencia de género residían en pueblos de menos de 20.000 habitantes

Manifestación contra la violencia de género.

Isabel Traver

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De las 39 víctimas que han muerto este año en España por violencia de género, 17 (15 mujeres y dos menores) vivían en el medio rural. Un dato especialmente grave si se tiene en cuenta que solo un 20% de la población reside en municipios de menos de 20.000 habitantes. “Esto tiene una explicación y es que la violencia de género tiene unas características distintas en el pueblo que en  la ciudad”, apunta Carolina Llaquet, representante de FADMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales) en Aragón. “En el medio rural los estereotipos y roles de género están más arraigados. Muchas de las mujeres víctimas reconocen encontrase en un entorno familiar machista o muy machista. Además, entran en juego factores como una mayor dependencia económica; la falta de anonimato; el férreo control social y familiar; el desconocimiento de los recursos de protección y atención; o la lejanía de algunos servicios como las comisarías o los cuarteles de la Guardia Civil”. 

Desde FADEMUR, la federación que aúna asociaciones de mujeres rurales de toda España, buscan sensibilizar a la sociedad sobre la violencia de género que tiene lugar en el ámbito rural y también indagan en sus causas, consecuencias, incidencia y prevalencia. Así han podido observar que en términos relativos, el ratio de mujeres asesinadas en pueblos pequeños por este tipo de violencia es mucho mayor, “un 30% más” que en municipios con más de 20.000 habitantes. 

Ante estos datos, el primer paso para luchar contra esta lacra en el medio rural según la federación pasa por “adaptar las campañas de sensibilización y prevención a la realidad de las mujeres rurales, incluyendo una visión más global y estructural de la violencia de género”. Así mismo señalan que a los recursos existentes debe sumarse una buena coordinación con entidades del tercer sector y asociaciones que trabajan con las víctimas. “También son muy importantes las redes informales de apoyo. La familia, las amistades, los vecinos, por ser más cercanas a las mujeres y porque ante situaciones de peligro o riesgo pueden actuar con mayor inmediatez”, señala Llaquet.

Además consideran fundamental propiciar el empoderamiento económico de las mujeres rurales, ya que es la falta de recursos lo que lleva a muchas de ellas a aguantar esas situaciones de violencia. “De los últimos datos que tenemos nos llama de manera preocupantemente la atención uno, y es que en este año 2021 sólo un 20% de las mujeres rurales asesinadas por sus parejas o exparejas habían interpuesto una denuncia”.

Para concienciar al medio rural y a la sociedad en su conjunto sobre la importancia de denunciar, la organización lanzó el pasado 25 de noviembre, el Día Internacional contra la Violencia Machista, un anuncio protagonizado por una niña que a través de uno de sus dibujos alerta a su profesor de la situación de violencia machista que vive en casa.

Encuestas a 167 mujeres

FADEMUR fue la organización seleccionada en 2019 por la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, para realizar un estudio sobre violencia de género en medio rural. En él se analizó la percepción que las mujeres de este ámbito tienen sobre la violencia machista y sobre los servicios de atención que tienen a su alcance. Aragón fue una de las siete Comunidades Autónomas, escogidas para llevar a cabo el estudio junto a Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia y La Rioja.

En total se realizaron 167 encuestas a mujeres residentes en localidades de menos de 20.000 habitantes, 333 encuestas a profesionales de atención a las víctimas -servicios sociales, policiales, jurídicos, sanitarios y otros de atención a la mujer- y 23 entrevistas en profundidad a mujeres que habían sido víctimas de violencia de género. 

Entre las principales conclusiones se extrajo que las mujeres víctimas de violencia de género aguantaron una media de 20 años con su maltratador, “un hecho motivado principalmente por la falta de independencia económica y de recursos” apunta Llaquet. Además, un 61% de las encuestadas habían conocido algún caso de violencia de género y la mayor parte percibía esta lacra como una cuestión del ámbito familiar y privado y no como un problema social y estructural. Por otro lado, la edad de mujeres víctimas de violencia que piden ayuda a profesionales se mueve en la franja de 25 a 50 años.

“Estos datos sirvieron para poner de manifiesto la necesidad de aumentar los recursos especializados en violencia de género, pero no solo eso, también la importancia de agilizar los trámites de divorcio o separación, de mejorar la atención de las casas de acogida, mejorar la coordinación entre recursos para evitar la revictimización y atender y proteger en mayor medida a los hijos e hijas de la mujeres que han sufrido o sufren este tipo de violencia”.

“Es necesario proporcionar una atención integral a las víctimas: Aumentar el número de centros y recursos especializados, hacer más coherente a la realidad rural la distribución geográfica de los mismos, y mejorar la accesibilidad, mediante la facilitación de medios de transporte público y la implantación de más servicios de proximidad. Además hay que formar a los profesionales de manera específica, no podemos seguir replicando en el medio rural los modelos de actuación y protocolos del urbano porque se ha demostrado que no funcionan”, asegura la representante de FADEMUR en Aragón.

FADEMUR en Aragón

En Aragón dos mujeres han sido asesinadas por sus pareja o expareja en lo que va de año, una de ellas residía en Barbastro, una localidad con algo más de 17.000 habitantes.

FADEMUR cuenta con tres sedes en la Comunidad Autónoma, una en Zaragoza, otra en Huesca y otra en Calamocha (Teruel), además se encuentran hermanados con la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) que extiende su red a Jaca, Ejea, Borja, Caspe y Alcañiz. Se califican como “espacios seguros contra la violencia de género” y animan al resto de asociaciones del medio rural a actuar como tal, “escuchando y apoyando a las mujeres”.

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