“La profesión de periodista está hecha unos zorros”
La Asociación de Periodistas de Aragón ha conmemorado esta semana el Día Mundial de la Libertad de Prensa recordando que es el oxígeno para la profesión. Frente a la asfixia de una ley mordaza que ya ha sido utilizada para sancionar a periodistas, la creación de un Colegio Profesional en Aragón intentará dar aire al sector. Esther Aniento (Zaragoza, 1981) forma parte de la junta directiva de la Asociación de Periodistas de Aragón y acaba de entrar también en la dirección de la Federación de Asociaciones españolas.
Los periodistas hemos conmemorado esta semana la libertad de prensa, ¿estamos para celebraciones?
No, desde luego, para celebraciones no estamos, pero sí tenemos mucho que reivindicar y mucho que visibilizar. Está habiendo un retroceso muy grave de la libertad de prensa en España, con situaciones que hace tan solo unos años nos habrían parecido increíbles: desde la hostilidad en Cataluña hacia medios de comunicación de ámbito nacional hasta la intimidación de compañeros en redes sociales en todo el Estado, pasando por la ley mordaza, que castiga el ejercicio libre del periodismo. Se está sancionando a periodistas y fotoperiodistas por hacer su trabajo y es muy grave, porque pone en serio peligro la libertad de prensa con la que tanto se nos llena la boca cada 3 de mayo.
Ese acoso que están sufriendo muchos periodistas, ¿cree que está relacionado con el desprestigio que arrastramos desde hace años?
Sí, desde luego, yo creo que hemos perdido credibilidad. Esto también es muy grave; hay que intentar recuperar ese prestigio. Ahora mismo, mucha gente nos cuestiona por el mero hecho de trabajar para una empresa o para otra, se nos relaciona con un sesgo ideológico y se pone en duda nuestra capacidad o nuestra ética profesional. Es grave. No sé cuál es la manera de recuperar esa credibilidad, pero, desde luego, tenemos un serio problema.
¿Está justificado, en cierto modo, ese desprestigio, por la forma de trabajar de algunas empresas?
Sí, porque hablamos del retroceso de la libertad de prensa que supone la ley de mordaza, pero la libertad de prensa también corre peligro por parte de las empresas. Son muchas las empresas que someten a los periodistas a unas condiciones muy precarias, con salarios que les impiden avanzar en un proyecto de vida o incluso con ofertas de empleo sin remuneración. Esa precariedad extiende el miedo a perder el empleo y, por otro lado, reduce la capacidad de los periodistas a resistir las presiones.
¿Cómo está el sector, ahora mismo, en cuanto a condiciones laborales?
Tenemos muchos parados de larga duración, tenemos muchos autónomos y muchos falsos autónomos, muchos becarios... El periodismo se ha dejado en esta crisis más de 12.000 empleos y seguimos sumando, esto no se ha acabado aquí. Además, los que se han quedado en los medios, están con miedo y con la certeza de saber que, si no pasan por el aro, si no ceden a las presiones y a las exigencias de su propio medio, hay una cola muy larga de parados deseando ocupar su lugar. Todo esto, está claro, hace mella en la libertad de prensa. Es la pescadilla que se muerde la cola, un problema agranda el otro y así.
Aunque no haya fórmula mágica, ¿cuál cree que es el camino para mejorar la situación?
Primero, lo que tenemos que hacer es creernos que los periodistas no somos voceros de nadie. En demasiados casos, desgraciadamente lo somos, pero no tenemos que serlo. El camino para esto es unirnos, plantarnos y reivindicar. Y hacerlo de manera que se nos oiga, porque sabemos cómo difundir las cosas para que tengan repercusión; es nuestro trabajo, pues hagámoslo. Lo primordial es ponernos de acuerdo para luchar por una profesión que está hecha unos zorros. Nos pasamos el día hablando de los problemas de los demás y, a veces, somos incapaces de darle visibilidad a nuestros problemas.
Acaba de ser elegida miembro de la junta directiva de la FAPE, ¿cuáles son los objetivos para esta etapa?
Hay mucho que conseguir y la verdad es que no es fácil. Los temas prioritarios serán exigir mejores condiciones laborales: la precariedad, los falsos autónomos, los techos de cristal para las mujeres, la conciliación tan difícil en todas partes y también aquí... Queremos tener contactos con las universidades para saber cómo son sus programas formativos y, además, queremos seguir con el trabajo de la anterior junta en la idea de introducir el conocimiento de los medios de información en la ESO. También hay que plantearse, de cara a la unión de la que hablábamos, la relación con otros colectivos que no están en la FAPE: el Colegio de Periodistas de Cataluña, por ejemplo, que engloba a muchos compañeros con problemas similares a los del resto del Estado. Es muy importante también articular la relación entre la Federación y los colegios profesionales que están surgiendo, entre ellos, el nuestro, el de Aragón. ¿Qué cambios supondrá la creación de ese Colegio de Periodistas de Aragón? El principal cambio es la forma jurídica; seremos lo mismo, pero con más fuerza. O eso es lo que pretendemos. La asociación no va a desaparecer, como entidad de los periodistas de Aragón. Digamos que será una misma entidad con una doble cara: por un lado, la Asociación de Periodistas, y por otro el Colegio Profesional. En unos ámbitos, actuará el Colegio y en otros, seguirá haciéndolo la Asociación. Por ejemplo, en un proceso selectivo para elegir periodistas tendrá que actuar el Colegio, porque, de hecho, estarán obligados. Hasta ahora, que hubiese un miembro de la Asociación en el tribunal de ese proceso selectivo dependía de la buena intención de quien sacase esa plaza. Sin embargo, con el Colegio, habrá que contar sí o sí. En cualquier caso, será un mecanismo más de unión de la profesión.
Entonces, ¿con el Colegio ya no podrá haber contrataciones de personas sin la licenciatura para ejercer como periodistas en las administraciones públicas?
Se supone que no, pero hecha la ley, hecha la trampa. Lo que está claro es que, por mucho que el Colegio suponga un instrumento más, no podemos optar como profesión a una colegiación obligatoria; es imposible. No podemos tener el mismo rango que tiene un arquitecto o un médico. Ojalá se consiguiera que, al menos en puestos públicos, fuera así. Y por eso vamos a luchar. Pero no es tan fácil porque estamos hablando de una profesión que no va a tener una colegiación obligatoria.
Está creándose el Colegio de Periodistas y también acaba de nacer la Asociación de Periodistas por la Igualdad, de ámbito nacional, pero con sede social en Zaragoza e impulsada, en gran parte, desde aquí. ¿Qué opináis de que se cree esta nueva asociación?
Personalmente, yo creo que el pasado 8 de marzo algo se movió en esta profesión. El hecho de que se crease el movimiento #LasPeriodistasParamos y que consiguiese aglutinar a miles de compañeras de aquí y del resto de España, entre las que me incluyo, me parece algo muy importante, que no debe parar aquí. Hace unos días, me llegó el correo electrónico con los detalles del encuentro de Madrid del próximo 2 de junio; está previsto que diferentes mujeres en esa asamblea defiendan distintas formas en las que se pueda ir organizando este movimiento. Entonces, no sé en qué quedará todo esto, pero estoy muy esperanzada. Me gustaría que sirva para que haya cambios reales para las trabajadoras de los medios de comunicación. Desde la parte que nos toca a Aragón, solo podemos tender la mano para trabajar en pro de la igualdad, siempre, en lo que sea. Sería absurdo decir desde la FAPE que hay que impulsar la unión y negarla en este aspecto. La única manera de defender la profesión es unirnos. Esta Asociación de Periodistas por la Igualdad, al igual que la de fotoperiodistas que se creó hace poco también en Aragón, solo puede recibir el ofrecimiento de la Asociación de Periodistas para colaborar en todo lo que sea posible.
Pero, ¿entiende que había necesidad de crear esa asociación específica?
Bueno, desde el momento en el que esta asociación se contempla como algo nacional, como un movimiento en todo el Estado con varias sedes... ¿por qué no? Claro que entiendo que hay un problema en esta profesión con el tema de la desigualdad salarial, con los techos de cristal... No quiere decir que el resto no reivindiquemos también eso, por supuesto que sí lo reivindicamos, pero si nace una asociación que quiere centrarse en eso, ¿por qué no? Me parece fenomenal, lo apoyo totalmente.