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Vacantes y jubilaciones amenazan la limitada plantilla de médicos del hospital de Teruel

Hospital Obispo Polanco.

Elisa Alegre Saura

Teruel —

El tiempo de una baja maternal llevan de retraso algunos pacientes para recibir un tratamiento que depende de un reumatólogo. La única médico de esta especialidad del Hospital Obispo Polanco de Teruel fue madre y como no ha habido sustitutos interesados para este tiempo, los pacientes tienen que asumir estos retrasos, si no son graves y se derivan a Zaragoza, a 180 kilómetros.

Es una consecuencia directa de unas plantillas “muy justas”, según destaca el sindicato de médicos CESM, un agravante más a la delicada situación de la plantilla de médicos del hospital de Teruel, que tras el último concurso de traslados, hace unos meses, se quedó con más del 30 % de las plazas ofertadas sin cubrir, y tras los esfuerzos por atraer profesionales, aún quedan vacantes que no han podido cubrir en servicios tan transversales como anestesia o radiología, porque afectan a todo el servicio de cirugía y a los diagnósticos.

“La ausencia de un profesional supone una mayor carga de trabajo para los demás, pero en servicios con plantillas muy justas es grave”, destacan fuentes del sindicato, que además añaden que esto también hace menos atractiva una plaza en un hospital periférico como este.

Después de estos últimos meses de ofertar las plazas entre interinos y buscar médicos en otras comunidades autónomas, han conseguido rebajar notablemente ese porcentaje de vacantes y completar servicios como oftalmología, pero quedan todavía tres plazas de 13 en anestesia, una en traumatología, una en rayos, y una en anatomía patológica (de tres), además de una vacante en laboratorio.

Concursos de traslados e incentivos

Los médicos piden concursos de traslados frecuentes para que aceptar una plaza en un hospital periférico no suponga un “destierro sin fecha”, además de incentivos para hacer estos centros más atractivos.

Estos incentivos pueden ser aumentar la formación continuada y las posibilidades de desarrollo profesional, y otros que están negociando con la Administración, reconocen las mismas fuentes, como son incentivos económicos “dentro de lo que permite la ley” y “acuerdos de fidelización de profesionales”, porque hay médicos que se acaban yendo de la ciudad después de veinte años.

Las opciones de contratar a médicos extracomunitarios, apuntan las mismas fuentes, no son una solución a largo plazo porque, tras la tramitación de los permisos de trabajo, también preferirán plazas con mejores infraestructuras de comunicación.

Tampoco ayuda a atraer profesionales el hecho de que las instalaciones del hospital estén a punto de cumplir 65 años, tras más de diez años esperando un nuevo hospital que no ha pasado de los planos y de movimientos de tierras en los que no se ha puesto ni una primera piedra.

Ahora, además, el hospital se enfrentará, como otros en España, al problema de la inminente jubilación de profesionales sin que parezca que las facultades de medicina sean capaces de cubrir esos huecos, un problema que se agrava en las plazas menos atractivas, como las de los hospitales periféricos o las de médicos rurales.

Y con plantillas tan justas, la salida el próximo 30 de junio del único dermatólogo para dedicarse a la actividad privada dejará el servicio vacante sin que, según el sindicato, se sepa si va a haber sustituto.

Y esto para el sindicato médico es fruto de una “falta de planificación en los últimos años” de quienes están al frente de las administraciones sanitarias, a pesar de que el sindicato recuerda que lleva advirtiendo de esta situación desde hace tiempo.

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