Beatriz Felipe: “Cada vez hay más personas que migran por factores ambientales”
El año pasado, Beatriz Felipe (Santa Cruz de Tenerife, 1986) publicó con la Fundación Ecología y Desarollo (ECODES) el documento Migraciones climáticas: una aproximación al panorama actual, que afirmaba que “las mujeres son más vulnerables a los impactos adversos del cambio climático que los hombres”. Ahora, ECODES pone en marcha una investigación dirigida por la profesora Susana Borrás, que coordina el Máster Universitario en Derecho Ambiental de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, para profundizar en la repercusión en las mujeres de las migraciones ligadas al cambio climático. Begoña de Felipe también colaborará en esta investigación con perspectiva de género.
¿Qué relación hay entre el cambio climático y las migraciones?
Es una relación multicausal, es decir, no solo es el cambio climático quien está haciendo que las personas tengan que irse de sus hogares cada vez más, sino que es en contextos vulnerables, donde las personas ya por lo general se enfrentan a situaciones de desigualdad, de pobreza, de falta de derechos... en ese mix, además, está afectando cada día un poco más el cambio climático. Por lo tanto, no es una relación directa, sino indirecta, pero cada vez más fuerte.
¿Cree que este fenómeno migratorio sigue siendo minusvalorado frente a otras causas de las que se habla más habitualmente como las guerras o los conflictos políticos?
Sí, aunque poco a poco, gracias también al trabajo de la investigación, de la academia y de la sociedad civil se empieza a visualizar un poco más. Pero sí, a pesar de que los datos demuestran que cada vez hay más personas que migran por factores ambientales, entre ellos, el cambio climático y que esto está aumentando, sigue siendo una causa bastante invisibilizada. Sin embargo, como digo, cada vez se visualiza un poco más.
¿Qué peso calcula que tiene el cambio climático en el porcentaje total de migraciones?
Esta es una pregunta muy complicada. Diría que la mayoría de los movimientos de población, al menos en un pequeño porcentaje, están relacionados con el cambio climático, pero sería demasiado aventurado decir en qué porcentaje exacto.
¿Afecta por igual la migración por cambio climático a todo tipo de personas: hombres, mujeres, mayores, jóvenes…?
No, de hecho, en el estudio que hicimos el año pasado con Ecodes y también en mi tesis doctoral es uno de los puntos clave que me gusta resaltar. Ciertamente, la migración no es igual, dependiendo de un sinnúmero de factores como las diferentes vulnerabilidades de los grupos de población. Normalmente, las personas más pobres no pueden migrar aunque quieran y, cuando lo hacen, sus condiciones son las peores. Luego, también depende también de otras características: las comunidades indígenas se enfrentan a muchos obstáculos; las mujeres que, por las diferentes desigualdades, se enfrentan a procesos de migración más complicados; los mayores, las personas enfermas... Normalmente los grupos de población que, de por sí, están discriminados o son más vulnerables, lo son también en condiciones de migraciones y, más todavía, si son migraciones climáticas.
¿Qué obstáculos específicos suelen tener las comunidades indígenas?
Normalmente están discriminadas y sus derechos suelen estar vulnerados con demasiada frecuencia. En los procesos de toma de decisiones, por ejemplo, cuando se va a construir un proyecto de desarrollo o, incluso, cuando quieren migrar, los gobiernos centrales no suelen tenerles en cuenta. Un ejemplo serían los Guna Yala, en Panamá, a los que visité hace unos años: son una comunidad indígena en las islas de Panamá. Ellos decidieron que preferían regresar a su propia tierra, pero en el continente y el gobierno los ignoró totalmente y no reconoció que habían tomado esa decisión. Se quedaron casi sin ayudas económicas y sin nada.
También ha mencionado a las mujeres, ¿por qué es más difícil para ellas?
Para las mujeres, en general hay una situación de desigualdad mundial, pero en los países empobrecidos es todavía más clara. Muchas veces las mujeres son las que se encargan del hogar, pero sus derechos no están reconocidos o hay unas presencias masculinas que impiden que ellas hagan lo que quieran. Hay diferentes estudios que demuestran que son las últimas en marcharse cuando hay un desastre. O que, por inhibiciones sociales o culturales, por ejemplo, en algunas regiones no aprenden a nadar. Entonces, si hay una inundación, estas personas no pueden irse. A veces está mal visto que compartan los campos de refugiados con hombres o que usen los mismos baños.
En procesos migratorios, además, se enfrentan a la trata de mujeres, a tener que mantener relaciones sexuales para conseguir dinero para cuidar de sus hijos, violaciones y un sinnúmero de situaciones que su contraparte masculina no sufren de igual manera. Todo esto hace que se encuentren en condiciones de desventaja. También suelen ser las que están más encargadas de la recolección del agua, una tarea que cada vez es más complicada con el cambio climático, con lo cual se ven más afectadas.
¿El cambio climático, lógicamente, también afecta más a las migraciones de unas zonas del planeta que a otras?
Exacto. Además de todas las desigualdades sociales, el cambio climático afecta más a unas zonas. Por ejemplo, todo el Sahel africano es una región muy vulnerable en la que se suma que ya, de por sí, es vulnerable por ser prácticamente desértica y que la desertificación está aumentando con unas condiciones políticas y económicas complicadas.
¿Cuál sería la zona en la que el cambio climático está provocando migraciones de una forma más directa?
Una de las zonas en las que se ve más claramente son las pequeñas islas del pacífico: Guam, Kiribati, las Maldivas... El cambio climático siempre actúa con otras causas, pero allí, claramente, la elevación del nivel del mar está provocando que muchas personas tengan que irse. Allí nos encontramos con personas que no quieren marcharse, aunque vean que cada vez tienen menos agua, menos espacio, que lo están pasando peor... Otro ejemplo claro es el Sahel africano que comentábamos antes: porque las sequías son cada vez más frecuentes, cada vez la agricultura da menos… aunque quizá no son migraciones masivas, cada vez más migraciones laborales están relacionadas con el cambio climático.
Aquí sería interesante plantearnos de quién son las responsabilidades, porque al final el cambio climático se debe básicamente al modelo de crecimiento y de consumo de los países del norte global, que históricamente han contaminado mucho y han consumido toda la capacidad de la atmósfera para absorber el CO2, mientras que las migraciones climáticas con las peores condiciones ocurren en los países del sur, que son los que menos han consumido. Por tanto, existe una responsabilidad por parte del norte de mejorar la situación y de, al menos, facilitar la vida de las personas que están teniendo que desplazarse en las peores condiciones.