“40.000 viajeros españoles mantienen algún tipo de contacto sexual con un menor de edad cada año”
Alexandra Cordero (Lima, Perú, 1981) habla con voz suave, despacio, casi en susurros. Sin embargo, escucharle supone recibir un auténtico bofetón, un baño de realidad sobre un mundo en el que una niña de tres años puede ser víctima de redes de explotación sexual. Cordero reconoce que lo pasa mal cuando lee información sobre este asunto. Y que no entiende que a otras personas les pueda dar pena, pero no hagan nada más. La Fundación Más Vida ha inaugurado esta semana una exposición en Huesca que ya ha recorrido otros municipios aragoneses.
“¿Y si fuera tu hija?” es vuestro lema de campaña, ¿intentáis romper con la imagen de que la explotación sexual infantil es un problema lejano?
Intentamos que la gente de Aragón visualice el problema de la explotación sexual infantil y que se dé cuenta de que, de alguna manera, somos corresponsables. Queremos involucrar a los medios de comunicación. Y lo hacemos justo ahora, cuando estamos a punto de iniciar el periodo vacaciones porque ahora es importante que la gente esté concienciada: se trata de que cuando alguien en otro país vea una situación que le haga sospechar que puede haber una víctima, no piense que es algo normal y que sepa que hay que poner una denuncia en las ONG o ante la Policía. Se trata de que la gente se comprometa: la explotación sexual infantil es una responsabilidad global, no solo del que consume y del que la ofrece, sino de toda la sociedad que permita que exista. Decimos “¿Y si fuera tu hija?” porque así queremos hacer sentir que es un problema tuyo. Da igual dónde haya nacido ese niño o niña; es también tuyo.
Las cifras en España son muy negativas…
Según los datos que manejamos, 40.000 viajeros españoles, en viajes de cualquier tipo, terminan cada año manteniendo algún tipo de contacto sexual con un menor de edad. No son 40.000 pedófilos que programan su viaje con la explotación sexual como objetivo prioritario. Son 40.000 españoles que viajan y que, dentro de ese viaje, tienen un contacto sexual como consumidores esporádicos. Se les ofrece la posibilidad de mantener relaciones sexuales con una niña y aceptan porque piensan que están en un país que no es el suyo, que nadie les conoce, que nadie se va a enterar, que es algo exótico... Esa posibilidad puede ofrecerla, por ejemplo, el taxista que les lleva al hotel. Y según la Fundación Aliados, España ocupa el segundo lugar a nivel mundial en el ranking de países que distribuyen pornografía que explota a menores, sólo por detrás de Estados Unidos.
¿Por qué creéis que España mantiene esas posiciones en esos listados vergonzantes?
La explotación sexual de personas es el tercer negocio ilegal a nivel mundial, solo por detrás del tráfico de drogas y el tráfico de armas. Es una actividad ilegal que da mucho dinero. No sé si la crisis incluso está influyendo en que más gente se meta en este mundo.
De todas formas, España está a la cabeza de Europa y en el resto de los países también es un negocio ilegal...
También influye la conexión entre España y América Latina, donde ahora mismo se está sufriendo mucho la explotación sexual infantil. El hecho de que hablemos el mismo idioma y tengamos rasgos similares en cultura lo hace más fácil. Para estos 40.000 españoles que comentábamos, el principal destino turístico es América Latina. También se convierten en personas que pueden manejar con más facilidad el material pornográfico de explotación infantil procedente de esos países. En el último estudio de la Red ECPAT, comentaban que la explotación sexual infantil ha aumentado de una forma impresionante porque ahora ya no hace falta viajar para tener contacto sexual con un menor de edad de otro país. En Internet existen páginas específicas donde los hombres se conectan, dan los datos de su tarjeta de crédito y, quizás en Tailandia, hay una red de explotación que coge a menores, los mete en una habitación y los obliga a desnudarse delante de un ordenador. El problema también está en que ahora se empiezan a denunciar ciertos casos, pero la mayoría de los niños no denuncian porque no se les cree, porque tienen temor, porque están solos. La mayoría están en la calle, tienen una familia desestructurada, no tienen protección de ningún tipo... para ellos es difícil denunciar y por eso no conocemos las cifras exactas de víctimas de explotación sexual.
¿Cuándo comenzó este fenómeno de explotación sexual a distancia, a través de Internet?
Se le denomina “turismo sexual virtual”. Hace un par de años, la organización Tierra de hombres creó una niña virtual para tratar de conectar con hombres y se demostró que, en solo un mes, con esta niña contactaron mil hombres de todo el mundo; de ellos, siete españoles. Hará unos cinco años que se habla de este tipo de explotación, pero puede llevar existiendo desde hace más tiempo.
Aunque ya ha apuntado algunas, ¿qué causas influyen en que un niño o niña se convierta en víctima de explotación sexual?
Generalmente, en los países en vías de desarrollo, la pobreza es la principal causa. También influye que no haya unas leyes realmente rígidas para juzgar a quienes abusan de un menor. Otro factor son las diferencias de género, la cultura... El machismo, que un hombre vea a una mujer como una mercancía sexual o un trozo de carne; también, que el adulto se sienta superior al niño… son ideas que originan que un menor sea explotado. Comparando los datos de víctimas explotadas, generalmente se trata de niñas y no tanto de niños; sobre todo, niñas entre los 13 y los 17 años de edad. Esto nos lleva a hablar también de un problema de violencia de género. En los países desarrollados, otra causa es el uso irresponsable de las redes sociales.
¿Piensa que el machismo influye en que haya tanto consumo en España de este tipo de explotación sexual?
Sí. Parece que aquí hemos alcanzado la igualdad de género, pero cuando hablamos con chicos en los institutos encontramos rasgos todavía de machismo. Piensan, por ejemplo, que si una chica se está prostituyendo, puede ser porque ella quiere y porque es su manera de ganar dinero fácil. Casi el 90 % de las chicas que ejerce la prostitución está dentro de una red que la está explotando. Les explicamos cómo funciona la trata, cómo suelen venir aquí las víctimas, cuáles eran sus circunstancias en su país; mostramos audiovisuales para que entiendan que, en la mayoría de los casos, no son mujeres que quieran ejercer la prostitución voluntariamente. En el caso de los menores, hablaríamos de un 100 % de personas explotadas. Nosotros siempre decimos que no existe el término de “prostitución infantil”, ni “pornografía infantil”, ni “turismo sexual infantil”... Porque no es el menor el que elige prostituirse: no tiene la capacidad legal ni psicológica para decidir colocarse en una esquina a ofrecerse. Hay unas circunstancias que condicionan al menor y le llevan a hacer eso; generalmente, se trata de un adulto que le está obligando. Y tampoco nos gusta hablar de “turismo sexual infantil” porque no es el menor el que se va a hacer turismo para mantener relaciones sexuales con otra persona; sino que es un adulto el que abusa de un menor de edad. Es importante la terminología en este tema.
¿Cuáles serían ahora mismo las zonas de más peligro para la explotación sexual?
Tailandia, Camboya... son las zonas que más se han identificado como destinos de turismo sexual. Lo que pasa es que, al endurecerse allí las leyes, quienes buscan viajar a otros países para abusar de menores, ya no solo viajan a esos países identificados, con lo que explotación sexual se está desplazando a otros países vecinos. En el caso de América Latina, los principales destinos de explotación sexual eran México o Brasil, pero han ido apareciendo Ecuador, Colombia y Perú. El problema es que ahora mismo ningún lugar del mundo está libre de sufrir explotación sexual infantil, en mayor o menor medida. Aquí, en España, la Policía asegura que se conocen muy pocos casos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, a menudo, las mujeres víctimas de trata llegan a España siendo unas niñas y no denuncian su caso hasta años después, cuando ya son adultas. Por eso no hay datos exactos sobre explotación sexual de menores. En nuestras zonas turísticas, las zonas de playa o las islas, podría haber víctimas. Recuerdo que el año pasado, en Murcia, se desmanteló una red de explotación sexual en la que había menores de edad, niñas que estaban siendo ofrecidas a través de Whatsapp a camioneros. La persona que consume suele pagar mucho más por mantener contactos sexuales con una menor que con una mujer adulta. Eso también provoca que las redes de explotación capten a menores de edad, de cuantos menos años mejor, porque saben que van a recibir mayor remuneración.
Suena aberrante que se pague más por mantener relaciones sexuales con un menor...
Sí, las redes de trata antes traían chicas de 16 o 17 años. Ahora ya buscan niñas de 14, de 13... cada vez, menores. Es difícil entender que haya demanda; los datos nos señalan que los consumidores son personas aparentemente “normales”, pero que tienen morbo por que sean más niñas. En España no ocurre, pero en otros países incluso prefieren abusar de una niña porque piensan que les pueden curar el SIDA por ser vírgenes. No tenemos explicación. Cuando leíamos información para formular este proyecto, lo pasábamos muy mal porque no entendemos en qué cabeza un hombre puede ver a una mujer en el cuerpo de una niña de cinco años. Hay audiovisuales de gente que cuenta su experiencia después de haber entrado en una red de explotación sexual con tres años. Puedo entender que la pobreza o la ignorancia de una mujer le haya llevado a vender a su hija a un prostíbulo en Tailandia. Pero, ¿cómo puede haber un consumidor sexual para la oferta de esa niña? No deberíamos centrarnos tanto en la víctima, sino en poner el foco en quién paga por eso.
¿Es difícil detectar la explotación sexual infantil?
La explotación sexual de los menores está relacionada con la trata de personas y con la prostitución. Es difícil detectarlo, pero también depende mucho del compromiso de la población.
Más allá de este tipo de campañas de sensibilización, ¿qué se podría hacer?
Por ejemplo, nosotros trabajamos la lucha contra la explotación sexual de forma transnacional: hacemos aquí campañas de sensibilización y trabajamos en Nicaragua la parte preventiva. Con el Instituto de Turismo de Nicaragua, trabajamos en un proyecto también financiado por el Gobierno de Aragón. En la primera fase, formamos a los chicos para darles herramientas para defenderse en el caso de que pudiesen ser víctimas de explotación sexual: que conozcan sus derechos, que sepan qué herramientas legales existen, a qué instituciones pueden acudir para denunciar algún caso... En todas las poblaciones infantiles que se trabajó, se detectaron casos de explotación sexual, aunque fuesen pocos y no siempre estuviesen relacionados con el turismo. Se ha intentado activar una red de defensores de la explotación sexual. Y hemos conseguido que Perú, que está un poco más adelantado en este tema, haga cooperación sur-sur con Nicaragua: que les den información a los técnicos, estrategias sobre cómo trabajar, de cómo comprometer más a los actores locales que pueden estar involucrados en la explotación sexual, las zonas hoteleras, los taxis, los lugares de alterne, las zonas turísticas... Además, ahora estamos buscando la forma de empezar a actuar también en el tratamiento; tenemos que buscar apoyos para ocuparnos de esos chicos que no tienen quien les proteja.