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Ana Paz Paredes, maestra del asturianismo real, publica su segunda guía para enamorarse de Asturias

Ana Paredes en un puesto de verdura del mercau de Grau.

Raquel L. Murias

La Peral (Somiedo) —
4 de mayo de 2025 11:31 h

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Cualquiera que conozca a Ana Paz Paredes sabe que tiene delante a una mujer cuya categoría profesional debería de ser la de “caleyóloga”, un término que no tiene recogido la Real Academia Española de la Lengua, pero que ella encarna a la perfección. Esta carbayona supo desde bien pequeña que el pueblo le tiraba, allí la llevaban sus padres a pasar las tardes, a Carbajal, en Llanera, y allí fue “la niña más feliz del mundo”. Aprendió Ana Paz entre las “caleyas” de Carbajal los valores fundamentales para la vida, para la vida que ella siempre quiso llevar y que hizo realidad con el esfuerzo y la ilusión de una plumilla que soñaba ya desde que era una guaja con escribir de Asturias, y hacerlo desde la verdad, sin estridencias, y apelando siempre a esa necesidad de respetar el pueblo, los orígenes y los valores de la gente mayor, de las aldeas, de los que mantienen viva a Asturias.

Ana Paz Paredes acaba de publicar la segunda guía 'Más Asturadictos'. De la primera, 'Asturadictos', vendió más de siete mil ejemplares, y se ha convertido en un referente para todo aquel que quiera tener una visión real de Asturias. Ella, que no quiere darse ninguna importancia, se ha dedicado en cuerpo y alma durante los dos últimos años, a recopilar la esencia de la región, para plasmar en este guía esencial para el viajero algo que va mucho más allá de postales, rutas o bares y es que Ana Paz tiene tanto respeto por Asturias que es incapaz de hacer una recomendación sin antes haber ido ella, al igual que es incapaz de hacer una foto sin pedir permiso, aunque sea de un hórreo.

“Tuve la suerte de que mi padre, que era también periodista, me regaló de pequeña Campos de Castilla de Machado, yo tendría doce años, me quedé alucinada con aquella forma que tenía de escribir y soñaba con ser periodista y escribir sobre Asturias y hacerlo con la elegancia de Machado, desde el cariño y el respeto absoluto. La única forma de escribir de Asturias es conociéndola y respetándola, no admito otra forma”, explica. Y el sueño que se masticó durante una infancia en aquella caleya de juegos de Carbajal se hizo realidad.

Ana comenzó en la radio, “haciendo recadinos”, les subía los pinchos y los cafés y poco a poco fueron dejándola coger el micro. “Aprendí muchísimo. Después pasé a ser la encargada de prensa de Hostelería de Asturias y de ahí ya pasé al periodismo en prensa escrita, tenía 26 años”, recuerda mientras que su pelo rojizo brilla con fuerza y se engarza en las madreñas de plata que lleva colgadas como pendientes. “Se los compré a una artesana”, concreta, y sigue su discurso, con la misma ilusión con la que cogió el micro por vez primera.

“De todas las cosas que me siento en la vida lo que más me identifica es ser asturiana, y eso implica varias cosas, un sentimiento de pertenencia a un territorio donde puede que no conozcas a nadie, pero a la vez todos son familia; amar el paisaje, lo que comemos, lo que bebemos, cómo lo compartimos y llegar a un bar y decir, quítate tú que ya pago yo. Uno puede ser asturiano viviendo en una ciudad o en un pueblo, todo vale, pero desde la aldea se entienden mejor las cosas”. 

Pega el sol de frente y Ana Paz necesita ponerse las gafas de sol, está deseando que llueva, “disfruto cuando el tiempo está seco y arranca a llover, es como una bendición, yo soy más de frío que de calor, soy norteña, los asturianos somos así y ese es nuestro carácter. Y todo esto lo identificas en el periodismo de caleya, que es donde se hace el periodismo de verdad, donde tienes el tiempo para hablar con la gente.

Ahora que todo son titulares que solo buscan el clic, reivindico el periodismo que le dedica tiempo al paisano y dice la verdad. He visto titulares llamando gran cascada a un riachuelo, y esa información que no es veraz, confunde al turista.

“Ahora que todo son influencers y titulares que solo buscan el clic, yo reivindico otro tipo de periodismo, el de los corresponsales, el de la calle, el que le dedica tiempo al paisano y dice la verdad, he visto titulares llamando gran cascada a un riachuelo, y esa información que no es veraz confunde al turista. Pero no se trata de engañar a nadie, Asturias es un lugar maravilloso para visitar, claro que lo es, pero no todos los sitios son bonitos ni accesibles ni puedes comparar la Toscana con Os Teixois, porque eso significa que no conoces ninguno de los dos sitios”. Así nacieron estas guías, como una forma realista de entender y disfrutar de Asturias desde el respeto, concreta la periodista y escritora.

Ana sostiene en sus manos un ejemplar de su nuevo guía de Asturias.

Fue en el año 2012 cuando Ana Paz creo su primera página de Facebook y cuando, también por primera vez, utilizó el nombre de Asturadictos.

“Se le ocurrió a Juan, mi marido, fíjate que es un riojano enamorado de Asturias y él tuvo esa idea. Nació como un lugar en el que yo compartía por puro vicio cosas que me gustaban de Asturias, rutas, bares, restaurantes, historias reales de la gente… Y la comunidad fue creciendo de forma natural, la gente me pasaba fotos… en realidad para mí siempre ha sido un placer el poder acercar Asturias a la gente, siempre lo hice de corazón. Un día pensé que quizás con toda esa información podría hacer un libro, fue un proceso natural, hecho siempre desde el corazón”. Desde entonces Ana Paz ha publicado cuatro libros, que se fueron alimentando en secciones propias que ella misma hacía en el periódico.

Estuvo trece años haciendo series de Asturias, empezó con 'La Asturias que nos contaron' donde recopilaba leyendas y tradiciones orales. Después, siguió 'Déjame que te cuente' donde, a través de una pieza de museo, contaba la historia de la propia pieza y también del museo. Tiene una sobre artesanos y desde 2012, de forma ininterrumpida, publicó 'Un camino entre pucheros' y 'Me quedo en el pueblo', dos series que fueron un reflejo de la realidad, de los bares y restaurantes que Ana se iba encontrando en sus rutas, porque “yo siempre estoy caleyando”.

Ahora bien, no es lo mismo venir a Asturias de vacaciones que quedarse a vivir, y menos en un pueblo, asegura. Esa imagen bucólica que se vende a veces de que todo es maravilloso no es real, “hay gente que se adapta y otra que no, y los hay hasta que les molesta el silencio”.

Ana Paz acaba de sacar su segunda guía de Asturias que es algo así como el libro sagrado que todo el mundo necesita para saber qué hacer, dónde comer, qué bar tienda visitar… y que Delallama editorial le publica con el mismo corazón que ella pone en cada página.

Esta segunda guía supuso un trabajo incluso mayor que la primera porque no podía repetirse y tiene la sensación de que quienes han comprado la primera, harán lo mismo con el segundo ejemplar. “Fue como un parto, ahora mismo esto tan cansada como agradecida. En la caleya nunca me he sentido sola, siempre que he tenido un problema me han dado un plato de comida, un teléfono o me han guiado para ir a algún lugar. A Asturias hay quererla con paciencia y sabiendo que el paraíso claro que existe, pero que no está en el borde de la autopista”, señala.

Y ahora, con el trabajo hecho, Ana Paz irá al banco del Cabo Vidio donde asegura que se le quitan todos los males de un plumazo en media hora, allí frente al mar vuelve a sentirse como una andolina, la golondrina que siempre regresa al lugar donde nació. “Cuántas veces me dijeron los paisanos en los pueblos que mirase el nido de las andolinas, que estaban por llegar de nuevo”… Y de repente se ha puesto a llover, y la bendición de Asturias vuelve a desplegarse. 'Asturadicta', siempre.

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