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Un muro de plantas para proteger a los alumnos del estrépito del tráfico: “El ruido es inhumano”

ilustracion cole

Sara Acosta

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En el colegio público Asunción Rincón de Madrid se oye casi al mismo volumen a los niños que a los coches que circulan por la avenida de tres carriles con la que linda el patio. “Y hoy es viernes por la tarde, pero te prometo que si te vienes un martes por la mañana, pegados al muro no nos oímos”, explica Raquel Traba mientras intenta atender la petición de su hijo: “¿Cuándo plantamos?”.

El niño, que tiene una hermana en el mismo colegio, juega en este patio que su madre a veces considera “inhumano”, con una “acústica brutal”. Una situación que no solo se da aquí, sino en cualquier colegio del país construido en plena ciudad. Un estudio científico reciente ha confirmado que el ruido en los entornos escolares merma la capacidad de atención y de memoria de los niños.

En este centro, los padres y madres se movilizaron hace un año para intentar que sus hijos estén menos expuestos no solo al ruido, también al excesivo calor y a la contaminación del aire que sale de los tubos de escape de los autos. Lo más sencillo que tenían a su alcance coincidía con su visión de cómo transformar el modelo de ciudad “hostil” en un entorno más amable y saludable: recurrir a la naturaleza.

Así llegaron a su objetivo de plantear una barrera vegetal para cubrir el muro enrejado y proteger el espacio de los niños. Formalizaron un proyecto y pidieron ayuda al Ayuntamiento de Madrid. El vivero de la ciudad les cedió algunas de las plantas que necesitaban y 1.500 euros. “No es mucho, pero nos ha llegado para uno de los muros que dan al exterior del colegio, poniendo un poco más desde la Afa [asociación de familias de alumnos]”, puntualiza Raquel.

Sobre esta pared cubierta por una pérgola se afanan un viernes de mayo pequeños y adultos, primero poniendo brezo sobre la verja. Después llegará el momento de plantar arbustos (Eleagnus ebbingei), una especie que puede alcanzar hasta cinco metros de altura, de hoja perenne. “Es decir, estarán haciendo siempre de pantalla protectora”, explica atareado Juan de la Torre, colaborador de la asociación Germinando, a la que se encargó el proyecto. Dos niñas llegan a él con cara de pocos amigos: “Nos aburrimos”. “Pues ayudad a ver qué podéis hacer, estamos rellenando de tierra las jardineras”, responde el técnico.

También van a plantar parras vírgenes, que son de hoja caduca, para que puedan dar sombra en verano y funcionen como sombrillas naturales y en invierno dejen pasar la luz del sol. El resto serán plantas para decorar y crear un ambiente más natural para los niños de primaria y secundaria que juegan aquí fuera. Hay vincas, campánulas y melisa.

Lo que tenían claro los padres y madres que se lanzaron a esta pequeña iniciativa es que querían que fuera “muy científica, no solo algo que se perciba como bonito”. Así que pidieron ayuda a otra madre del colegio, la profesora universitaria Francesca Olivieri, que tiene un grupo de investigación en soluciones basadas en la naturaleza en la Universidad Politécnica de Madrid, donde trabaja. Su equipo va a medir las variaciones de ruido, temperatura y, si pueden, también de contaminación atmosférica que se produzcan gracias a la barrera vegetal. El primer paso está previsto ahora en junio, cuando se medirá el efecto de la sombra sobre la temperatura del patio en zonas específicas para compararla con otras donde no haya esta protección natural. Y con criterio científico avisa: “Hay muchas soluciones de barrera vegetal que reducen el ruido de la calle, pero estamos hablando de masas vegetales mucho mayores, no son cuatro plantitas, la barrera debería ir creciendo”. Su idea es que las mediciones puedan compararse con otros entornos parecidos, colegios o zonas cercanas fuera y dentro del colegio.

Al final, lo que quieren estos adultos es que su idea pueda ser útil para otros colegios. “Estas iniciativas de los padres ayudan sobre todo a concienciar, que la gente sepa que se puede lograr un entorno más saludable, que a veces técnicamente se sabe cómo hacerlo, pero se encuentran otro tipo de barreras, por eso es importante involucrar a la ciudadanía”.

A Juan de la Torre, el colaborador de Germinando, le ha llamado la atención la participación de los padres y madres de este colegio. “Vemos un movimiento lento pero potente de reverdecer los patios, pero lo raro y difícil es que sea la propia asociación de familias de alumnos la que, como en este caso, ponga en marcha todo este proceso. La respuesta familiar ha sido increíble”.

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