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David Tong: “Las energéticas buscan sacar más beneficios del petróleo y el gas, no detener el calentamiento global”

David Tong es director de campañas e investigador en la organización Oil Change International

Sara Acosta

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El abogado David Tong (Nueva Zelanda, 37 años), escribió hace unos años una curiosa carta a su banco, BNZ, una de las entidades bancarias más grandes de ese país. En ella se presentaba como alguien que después de haber trabajado junto a científicos del clima, sabía que la única forma de proteger a los jóvenes y a las generaciones futuras era abandonar las energías fósiles. Por ello pedía que BNZ desinvirtiera todo su capital en este sector; de lo contrario dejaría de ser cliente, cosa que no le agradaba porque había abierto su cuenta con 18 años y su dinero, sus tarjetas y sus recuerdos estaban en esa entidad. La respuesta del banco, que llegó ese mismo día, no le convenció. Venía a decir algo así como que en realidad el capital invertido en petróleo y gas era muy poco y que la empresa ya estaba esforzándose por reducir su propia huella de carbono. Tong cerró la cuenta y se pasó a Kiwibank, y a TSB, pues “tiene una política más sólida contra la financiación de las energías fósiles”.

La responsabilidad de las empresas en la lucha contra el cambio climático ha protagonizado el arranque de la COP27 en Egipto. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha exigido este lunes la implantación de impuestos sobre los beneficios extraordinarios obtenidos por las compañías de energías fósiles para abordar los problemas derivados del alza de los precios de la comida y la energía y los daños que sufren los países afectados por el cambio climático.

David Tong dirige las campañas de la organización Oil Change International, donde investiga a las grandes compañías de petróleo y gas. Este año ha publicado un estudio en el que analiza los pasos reales de las mayores compañías de estos sectores del mundo –BP, Chevron, Eni, Equinor, ExxonMobil, Repsol, Shell, TotalEnergies– para mantener el aumento de temperatura del planeta en 1,5 °C, tal y como marca el Acuerdo de París.

El resultado de su investigación es que ninguna de estas corporaciones tiene planes para detener la extracción ni la producción de energías fósiles. Lo más ambicioso que están haciendo, asegura, es vender sus activos menos valiosos, los que cada vez dan peores resultados y menos beneficios. Y esto, asegura Tong, es engañoso y muy poco alentador, pues sin la colaboración de estas empresas poco se puede hacer para frenar el cambio climático; sus productos son las principales causas del problema.

¿Cuáles son los planes reales de las empresas de gas y petróleo?

Las mayores empresas de estos sectores están intentando extraer hasta la última gota de beneficio que puedan produciendo petróleo y gas. Están marcando récords de beneficios en un contexto de sufrimiento de la población por la invasión de Rusia en Ucrania. Esta crisis energética europea está llenando los bolsillos de los grandes accionistas de las empresas petroleras. No hay ninguna razón seria para creerse que se están alineando con el objetivo de mantener el aumento de temperatura de la Tierra en 1,5 °C.

Lo que estamos viendo es que estas compañías intentan usar la crisis energética para mantenerse sin cambiar su modelo de negocio; simplemente ingresando beneficios extraordinarios

En 2021, la Agencia Internacional de la Energía, que fue creada en 1972 para estabilizar la oferta de crudo a los países ricos tras la crisis del petróleo, dijo que para llegar al escenario de 1,5 °C no hay camino posible para nuevo petróleo ni gas más allá de los proyectos que ya están en marcha. Sin embargo, las grandes petroleras, ocho empresas en total, están involucradas en más de 200 nuevos proyectos en espera de ser aprobados en los próximos tres años. Esta información es de mayo, pero si miramos ahora qué proyectos están pendientes de aprobarse, la foto es prácticamente la misma.

Lo que estamos viendo es que estas compañías intentan usar la crisis energética para mantenerse sin cambiar su modelo de negocio; simplemente ingresando beneficios extraordinarios.

En su informe se menciona que para limitar el aumento de temperatura del planeta es crucial reducir las emisiones a la mitad hasta 2030. Y que para eso, el único camino viable es cortar la producción de energías fósiles desde ya.

Ninguna empresa se ha comprometido a parar la exploración ni ha renunciado a nuevos proyectos de extracción. En las previsiones de estas compañías figura abandonar la producción en los próximos diez años, pero no lo están haciendo, no están cortando la producción, sino vendiendo sus activos con menos previsión de beneficio a otras empresas. Eso no ayuda al clima.

Es confuso cuando se miran los anuncios de petroleras y gasistas que se presentan como inversoras en energías renovables ¿Cuánto hay de cierto?

Bueno, juegan a la distracción, a contar que invierten en renovables, pero cuando miras las cifras del sector, el total de inversión de estas empresas en renovables es menos del 5%. Y quieren que nos fijemos en ese 5% para que no veamos dónde está yendo el 95% restante. La cifra sale de la Agencia Internacional de la Energía. Nosotros no hemos sido capaces de obtener ese dato empresa por empresa porque sus informes no son transparentes ni consistentes. Por ejemplo, muchas compañías ponen inversión en energías renovables y en gas en la misma categoría, así que no se puede decir lo que va gas y lo que va a renovables.

¿Incluyen el gas como si fuera una energía renovable?

Marcan información tipo “inversión en tecnologías bajas en carbono” en una sola línea de su hoja de balance, así que no se puede saber qué es exactamente.

¿Han podido comparar la inversión en renovables de estas empresas con la inversión en nuevos proyectos de exploración o de producción?

No, y por el momento no conozco a nadie que lo haya hecho a un nivel de empresas, porque los datos no están, pero lo que sí sabemos es que una abrumadora mayoría del capital de estas compañías está yendo al gas y al petróleo, en concreto a infraestructura para nueva producción.

Su previsión para hacer decrecer la producción en los próximos diez años es del 15%, pero eso es muy poco, lo que necesitamos para limitar el aumento de temperatura y dejarlo en 1,5 °C es el 50%

De las ocho compañías que analizan, ¿hay algún paso sólido?

Sus objetivos son parciales, no hay ningún compromiso para detener exploraciones nuevas. Su previsión para hacer decrecer la producción en los próximos diez años es del 15%, pero eso es muy poco, lo que necesitamos para limitar el aumento de temperatura y dejarlo en 1,5 °C es el 50%.

¿Cómo analiza el caso de Repsol?

Su caso es muy confuso. Esta compañía tiene un objetivo de alcanzar emisiones cero netas, pero usa una metodología muy extraña y única para calcular eso, en la que tiene en cuenta las emisiones evitadas de carbón quemado y que es desplazado por las ventas de gas. Lo que hacen es asumir que cuando vende gas, lo compra alguien que de otro modo quemaría carbón; se atribuye ese logro y reivindica evitar emisiones, pero el dióxido de carbono sigue saliendo de una planta de energía. Es contabilidad, no reducción de emisiones.

Si Europa va a sostener el objetivo del Acuerdo de París, ya no mantenerse en 1,5°C ó 2°C, sino al menos cumplir las promesas de los países para 2030, necesitará deshacerse del gas más rápidamente de lo que se habría hecho sin la invasión rusa de Ucrania

Sobre este objetivo de cero emisiones netas hay una gran confusión, ¿se ha convertido en un elemento vacío de significado?

Nadie sabe qué significa exactamente este objetivo. Usan este término para confundir, pues no existe una definición estándar de lo que quiere decir y cada empresa tiene una metodología diferente. Ponen cosas distintas y muchas de ellas no incluyen las emisiones de los productos que venden. Por ejemplo, Shell tiene un objetivo de emisiones cero netas, pero eso solo incluye sus emisiones corporativas directas, no abarca el 85% o 90% de las emisiones totales de la empresa, que vienen del petróleo y del gas que queman sus clientes. Es decir, se centra en el 10% e ignora el 90%.

¿La invasión de Rusia en Ucrania puede cambiar algo en favor del clima?

La invasión de Rusia en Ucrania ha alterado todo el sistema energético global y el europeo. Ha tenido muchas consecuencias. Por un lado, las grandes petroleras están obteniendo beneficios sin precedentes con una subida extraordinaria de los precios de la energía. Y esto se está haciendo a costa de la seguridad energética para la gente en toda Europa. Ellas simplemente quieren que los beneficios les lleguen a tiempo para este invierno.

Por otro lado, esto podría acelerar la transición del gas. Europa ya no puede apoyarse en el gas sucio de Rusia que llega por los gasoductos, y no será capaz de reemplazarlo al mismo nivel. Si Europa, si el mundo, va a sostener el objetivo del Acuerdo de París, ya ni siquiera mantenerse en 1,5 °C ó 2 °C, sino al menos cumplir las promesas de los países en el horizonte de 2030, necesitará deshacerse del gas más rápidamente de lo que se habría hecho sin la invasión rusa de Ucrania.

Desde que Rusia invadió Crimea en 2014, las empresas de gas y petróleo europeas y estadounidenses han entregado cerca de 100.000 millones de dólares estadounidenses al gobierno ruso.

¿Cuál puede ser el papel de la ciudadanía en todo este lío? Es fácil sentirse abrumado y con la sensación de no poder hacer gran cosa.

Todos tenemos poder como ciudadanos, pero en una economía que se ha construido en base a las energías fósiles es muy difícil marcar una diferencia significativa. Como individuos es muy complicado separar nuestras vidas del gas y del petróleo. Sin embargo, nuestro poder como ciudadanía es enorme. En mi propio país, Nueva Zelanda, he visto triunfar una campaña liderada por la gente indígena, por los maoríes, para que se prohibiera la producción de gas y petróleo en nuestras aguas. Nueva Zelanda es un país pequeño, pero nuestro territorio de acción es el sexto más grande del mundo. Eso es significativo.

Algo similar ha sucedido en otros países, como Costa Rica. Y la gente ha parado oleoductos como el Keystone XL en Estados Unidos; y los pararán en el Este de África, aún no, pero lo harán. En todo el mundo, como ciudadanos, tenemos el poder de acelerar la transformación del modelo de energía y parar la construcción de nuevas infraestructuras contaminantes. Poner fin a los beneficios de los ricos a costa del sufrimiento de la gente. Cruzo los dedos.  

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