Rivera se pregunta cosas

Ciudadanos ha vuelto a la carga con sus vientres de alquiler: “Me pregunto si hay algo más feminista que una mujer ayudando a otra a ser madre”, ha reflexionado Rivera.

Se lo pregunta por dos motivos:

Rivera y su partido podría haber aprovechado estos últimos años en el que tantas (tantísimas) mujeres feministas les han dedicado cartas, artículos, posts en redes sociales e incluso discursos políticos en sus narices en el Congreso de los Diputados, para aprender un poco de feminismo, para entender qué significa esta lucha y cuál es su objetivo. Pero ¿cómo va él a escuchar de mujeres, más si son rojas? Él no tiene nada que aprender de ellas por más expertas que sean, él ha venido aquí a enseñarles a ellas, a liderarlas.

Sabe que el feminismo no es lo que quiere que sea. Pero es tanta la soberbia machita que acumula que cree que a base de repetir conceptos manipulados tiene alguna posibilidad de confundirnos, de tergiversar para ganar, de dividirnos para vencer.

Insiste además en recubrir la práctica de los vientres de alquiler con la falsa membrana del “altruismo”. Como si a él le interesaran acciones o políticas desinteresadas. Como si su partido fuera conocido por invertir tantos esfuerzos, personas y dinero a campañas por el bien social, por la generosidad, por la solidaridad.

Es llamativo también que use ahora lo de “más feminista que una mujer ayudando a otra a ser madre”. Parece que no le resultó eficaz eso de explotar el día del Orgullo Gay para hacer campaña por los vientres de alquiler, y ahora nos toca el turno a las feministas. Le da usted a todos los palos, señor Rivera. Madre mía, la solidaridad que lleva dentro lo tiene desesperado.

Pero lo sentimos, por más que nos repita que su propuesta para legalizar esta práctica no tiene ningún motivo económico detrás, no va a colar. Por mucho que nos rete a ser más feministas dándole bebés a -ahora- “otras mujeres”, no vamos a dejar de centrar la atención sobre el machismo que conlleva su discurso en general y su obsesión sobre esta práctica en particular. Sabemos cómo juega las cartas el neoliberalismo y conocemos perfectamente la naturaleza del capitalismo. En resumen: por mucho que nos trate como a idiotas no significa que lo seamos.

Que usted y su partido se llena la boca con palabras que no encontramos nunca en sus actos. Mientras habla de cómo invertir en la educación pública, a quien inyecta presupuestos récord es a la privada. Mientras habla de cómo mejorar la sanidad pública, le niega bajo cuerda técnicas que salvan vidas. Nos han regalado ustedes demasiados ejemplos en los que sonríen a lo público y lo solidario para darles un empujón cuando las cámaras se apagan, como para que nos traguemos ahora que sus intereses son altruistas.

Y si se lo pregunta, yo le contesto: sí que hay algo más feminista que defender que las mujeres tienen que gestar para otras. De hecho, a poco que no mandes a una mujer a fregar, ya eres más feminista que eso. El feminismo es de clase, señor Rivera. El feminismo sabe que las mujeres más vulnerables (que son las que acabarían haciéndolo) necesitan más protección, no más exposición en un sistema misógino como el que partidos como el suyo representan.

Su obsesión con que las mujeres alquilemos nuestros cuerpos da ya escalofríos, oiga, pero la verdad es que sólo hace arrojar más y más luz a los intereses reales que creen ustedes tener escondidos en la sombra.

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