El Tenerife sigue en construcción mientras aguanta invicto

Juan Soriano detiene un balón en el Oviedo-Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El Tenerife del precentenario sigue su proceso constructivo y mientras espera al cierre del mercado, va sacando partidos adelante sin caerse por una nadería, como tantas veces en el tiempo reciente. Este sábado aguantó el empuje y el fútbol directo del Real Oviedo mientras trataba, sin éxito, de generarse ocasiones o sacar petróleo del debut de Enric Gallego en el último tercio. Inane en la ofensiva, puede conformarse con un empate sin goles que será espléndido si lo enlaza con su primera victoria casera.

La tercera entrega del curso aviva el debate sobre algunas titularidades —la de los laterales y los extremos—, señala a que con Gallego como ariete este Tenerife puede ser muy diferente a lo visto y confirma, además, que, en el momento presente, deben jugar Corredera y diez más. Lo que ha ofrecido en dos partidos y un cachito alumbra a un jugador dotado e incansable que llegó como volante de ataque y apunta a hacerse con el medio juego blanquiazul, en lo que Michel y Aitor Sanz se disputan ser su pareja.

Pese al descubrimiento de Corredera como un segundo pivote —solo porque arranca en línea con Míchel— con querencia a dar un paso por delante del seis para proyectarse en su mejor versión, lo mejor que le pasó al Tenerife en una primera mitad desconcertante fue que no encajara un gol. Tuvo dos claras el Oviedo antes del primer sexto y luego salvó al grupo de Ramis que el de Ziganda perdiera el tino del último pase para evitar nuevos compromisos a portero blanquiazul, certero para desviar a córner la primera caída al área de Viti (m.3) y milagroso desbaratando un remate a bocajarro de Obeng (m.12) después de la pasividad de Sipcic ante Borja Sánchez y de que el delantero ghanés ganara la espalda a Carlos Ruiz.

Vivieron los carbayones fiados a lo que mejor le sale: balones largos a los extremos para que se aparecieran Viti o Borja Sánchez o Sangalli se inventara algo tirando al centro, cuando no. Para fortuna isleña, mucho ruido, algún barullo en el área y córners cerrados para comprometer a Juan Soriano. Nada que no se esperase en una propuesta calcada a la del curso anterior.  

El Tenerife de este acto se pareció nada al de Fuenlabrada y menos al del Heliodoro una semana atrás. En Madrid conectó con Elady para ganar pausa y encontrar las asociaciones; en casa para defenderse con orden de los asturianos. Hoy, ni lo uno ni lo otro. Los duelos fueron los locales, las anticipaciones también, y la consecuencia, un equipo incapaz de acabar una jugada en el área local y un solo tiro, fuera de los palos, de Shashoua (m.43).

Entre el asombro por la cara que mostró el equipo de Ramis, una imagen para la esperanza en el retrato de Álex Corredera. De nuevo titular, ahora acompañando a Míchel, el futbolista catalán no se escondió para buscarla, dio salida en toque corto y cambios de orientación a las bandas. Obligó al Oviedo a que basculara y dio sentido al ataque tinerfeñista para que se atascara, no por él, en la línea de los volantes: ausentes los laterales y Nono, espeso Shasoua y atrabancado Bermejo, confirmando que es mejor —mucho mejor— encarando vertical el área que negociando la pelota en media cancha.

El segundo acto dio para todo. Una fase, corta, de mayor presencia del Tenerife —tirada arriba la presión, más protagonista Shashoua— y una respuesta a su estilo del Oviedo en lo que se le iba agotando el crédito a Viti o Borja Sánchez, uno el más incisivo y el otro el más talentoso. Sustituido el primero por Jirka, presente hasta el último momento el diez que juega de diez, el Oviedo volvió a tener una limpia —tras la habitual complacencia de Nono cuando se maneja en zonas críticas— con un tiro lejano de Obeng (m.62) que salvó el mejor Soriano de estas tres jornadas.

El resto fue una ida y vuelta desesperante, con maltrato a la pelota y cambios sin sustancia. Los de Ziganda para meter a Borja Bastón para jugar con 4-4-2 y dos arietes y los movimientos de Ramis en su versión de arcano. Esperable el de Enric Gallego —media hora de voluntarismo en una tarde de fútbol que se había puesto imposible—, esperable el de Rubén Díez —habría que ver si es jugador solo de titularidades— y tardío el de Álex Muñoz, como extremo izquierdo y a un minuto de la continuación. Le sobraron dos relevos al técnico tinerfeñista que, como su equipo, también parece en proceso de maduración en lo que termina de dar con un once titular que tampoco luce que sea el de hoy en Vetusta.

(0) REAL OVIEDO: Femenías; Lucas, Dani Calvo, David Costas, Pierre; Sangalli (Borja Bastón, m.74), Jimmy (Luismi, m.74), Javi Mier; Viti (Jirka, m.69), Borja Sánchez; y Obeng (Matheus Aias, m.88).

(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, Carlos Ruiz, Pomares; Nono (Rubén Díez, m.73), Míchel, Álex Corredera, Bermejo (Enric Gallego, m.60); Shashoua y Elady (Álex Muñoz, m.89).

ÁRBITRO: José Antonio López Toca (Comité cántabro). Amonestó a Dani Calvo (m.53), Borja Sánchez (m.77), Javi Mier (m.79) y a los visitantes Míchel (m.9), Pomares (m.88) y Soriano (m.90+1).

INCIDENCIAS: Partido de la 3ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el Estadio Carlos Tartiere, ante 6.381 espectadores. Los jugadores del CD Tenerife lucieron crespón negro por el fallecimiento de la madre de un empleado del club.

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