Canarias volvió a respirar aire contaminado en 2021 pese a la pandemia, según Ecologistas en Acción

Calima en Maspalomas

Canarias Ahora

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La reducción de la movilidad debido a la pandemia del coronavirus provocó una mejora general de la calidad del aire, pero los 2,2 millones de canarios siguieron respirado aire contaminado durante el pasado año, ha indicado este lunes el grupo ecologista Ben Magec.

Explica en un comunicado que, según el informe elaborado por Ecologistas en Acción en 800 estaciones oficiales de medición instaladas en toda España, entre ellas 55 situadas en Canarias, la crisis sanitaria demostró que la reducción del tráfico tiene claros efectos en la mejora de la calidad del aire. Pero, prosigue Ben Magec, el repunte en los últimos meses de la contaminación del aire en las grandes ciudades es un indicio “preocupante de que no hemos aprendido lo suficiente”.

Del estudio realizado por Ecologistas en Acción se destaca que durante 2021 la calidad del aire en España y Canarias ha mantenido la mejora sustancial observada durante 2020, con una reducción notable de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono troposférico, y más matizada de los de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), en sus mínimos de la última década.

En ese informe se toman como referencia los nuevos valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea.

De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2021 a la totalidad de la población canaria, mientras que por la caída del ozono el territorio canario estuvo libre de contaminación que dañara la vegetación.

Dice la formación ecologista que si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales fue de 330.000 personas, en la zona sur de Gran Canaria. Si bien los niveles de partículas PM10 también excedieron los valores límite legales en otras tres estaciones de Fuerteventura (El Charco) y el sur de Tenerife (Las Galletas y El Médano).

Agrega Ben Magec que la estabilidad atmosférica primaveral activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África, mientras que el invierno resultó inestable y húmedo, favoreciendo la dispersión y deposición de los contaminantes típicos de esta estación (NO2 y partículas). Comenta que el relativamente moderado calor estival contribuyó al descenso del ozono, pese a la intensa ola de calor de mediados de agosto.

Ben Magec indica que los factores esenciales para explicar la mejoría de la calidad del aire durante 2021 son la restricción general de la movilidad y la contracción económica derivadas de las medidas adoptadas para combatir la COVID-19.

En cuanto a las partículas PM10 y PM2,5 y el dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire, apunta que siguieron afectando a la totalidad de la población canaria, con diversos episodios de calima.

Erupción en La Palma

Todas las estaciones de las ciudades de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife excedieron las nuevas recomendaciones de la OMS para el NO2, y los niveles de ozono fueron los más bajos del Estado, junto a los de Asturias, Cantabria y Galicia.

Como hecho excepcional, destaca la elevación de las concentraciones de SO2 en La Palma por la erupción volcánica acaecida entre septiembre y diciembre, lo que dio lugar al confinamiento de la población en varias ocasiones, durante la erupción.

Indica la formación ecologistas que la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, pues explica que cada año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Según el Instituto de Salud Carlos III, 10.000 de ellas fallecen en episodios de alta contaminación, por lo que destaca que la mejora de la situación en 2021 es en este sentido una excelente noticia.

En cuanto a los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica subraya que representan 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Recuerda que los planes de mejora de la calidad del aire son obligatorios, pero, agrega, en muchos casos no existen, y en otros son inefectivos por falta de voluntad política.

Asegura que el plan por fenómenos meteorológicos adversos del Gobierno de Canarias resulta “completamente insuficiente, incluso desde el punto de vista meramente informativo, para proteger la salud de la población más sensible ante los episodios de calima”.

Afirma Ben Magec que la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. También aboga por promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diesel, reducir el uso del avión, designar un área de control de las emisiones del transporte marítimo en el Atlántico, y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas.

Asimismo, insiste en que la Ley de Cambio Climático obliga a que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes y los territorios insulares cuenten con zonas de bajas emisiones antes de 2023. Sin embargo, prosigue, las ciudades y los cabildos no están declarando estas zonas, “pese a los abundantes fondos públicos que están recibiendo para su implantación”. 

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