Adiós, ‘Tourmalet’. Bienvenida, Patrona
Desde 2021, muchos días en La Palma son un cúmulo de sensaciones y emociones encontradas. Días que se te clavan en la memoria no como un recuerdo único, sino como un mosaico de luces y sombras.
Y así ha sido la visita de nuestra amada Patrona, la Virgen de las Nieves, a Las Manchas 61 años después. Tras otro volcán.
Un acontecimiento histórico, cargado de una emoción que se podía palpar en el aire, como palpamos la brisa húmeda que baja de la cumbre.
Nuestra Virgen ha llegado a un barrio que ha cambiado para siempre. Que ella misma no reconocía de su anterior visita. Ha llegado a un territorio marcado por una cicatriz y por unas heridas que, a veces, parece que no quieren dejar de supurar.
Y en su recorrido, en sus paradas, ha ido tejiendo para todos un relato de lo que hemos vivido, de lo que hemos perdido y de lo que aún tenemos que ganar.
Su primera parada fue el cementerio. Qué lugar tan significativo para empezar. Un recordatorio silencioso de que, bajo los cantos y la devoción, latirá para siempre el duelo por lo que ya no está. Por quienes se quedaron bajo aquella lava que todo lo cambió.
Después hizo una parada para reunirse con los vecinos del barrio de El Paraíso. Nuestro amado barrio de Las Manchas, casi olvidado por casi todos. Pero que nosotros, los amigos, familiares, vecinos... ¡jamás olvidaremos!
Y de ahí, a la parroquia de San Nicolás de Bari. Un barrio cuyo nombre han cambiado tras el volcán pese a datar de 1696. ¿No le bastó al volcán con llevarse todo? ¿También quiere llevarse nuestro nombre y nuestra historia? ¿Sepultar un trocito de nuestro patrimonio histórico insular?
Allí, en San Nicolás, en nuestra plaza, durante la misa se colaron palabras que deberían quedarse grabadas a fuego.
Se habló de El Paraíso, casi olvidado en los discursos y que el volcán se llevó por delante. Se mencionó con un pesimismo que nos estrujó el corazón. Porque es la constatación de que hay pérdidas tan absolutas que ya no podrán volver.
Se habló de la amistad, de la capacidad de sufrimiento, del esfuerzo sobrehumano de nuestra gente. Pero no solo de Las Manchas, sino de todo el valle. Se habló de empatía. Se habló de buscar la manera de seguir.
Termina hoy domingo su visita en Fátima, donde el volcán del 49 cambió su rumbo. Donde vimos reventar el volcán del 21. ¿Qué mejor lugar para cerrar este círculo que nos ha tocado vivir?
Y todos pedimos a la Virgen, a nuestra Patrona, ayuda, apoyo y comprensión.
Ella llegó a Las Manchas por una nueva carretera, inaugurada para la ocasión. Una vía que, sin niguna duda, supone un gran alivio al sur de la colada y por la que estamos enormemente agradecidos a quienes hicieron posible que estuviera lista para este día. No diré nombres, todos los sabemos.
Pero aquí es donde el mosaico de este día hermoso muestra su pieza más amarga.
Como mostraron algunos carteles en las casas de algunos vecinos quejándose.
Como reflejaron algunas declaraciones de vecinos a los medios, reclamando.
Como dijeron algunos vecinos a las autoridades, hablandoles con respeto y humildad.
Porque en nuestro barrio y en Fuencaliente no podemos evitar hablar de la LP-2. De la carretera principal, la columna vertebral de toda esta comarca que quedó hecha trizas en 2021. Y que cuatro años después, sigue igual.
Cuatro años en los que para llegar a nuestro barrio debíamos subir por lo que todos bautizamos como "el Tourmalet". Una terrible vía de acceso construida en emergencia que agradecemos, pero que es un puerto de montaña en miniatura, empinado, lleno de curvas y que se convierte en un suplicio para coches y nervios.
Pero no podemos conformarnos con haber dejado atrás el Tourmalet, porque la etapa reina de nuestra recuperación es la LP-2. Y esa etapa ni siquiera ha comenzado.
La Virgen de las Nieves, estoy seguro, yo mismo lo sentí, trajo consuelo y esperanza a todos los vecinos. Trajo fe, devoción, respeto, promesas.
La gente la recibió con un cariño inmenso, descomunal, como un bálsamo para el alma.
Y ella en su recorrido le mostró a todos un espejo que recuerda nuestras carencias.
Que recuerda a quienes nos han honrado con su visita que aún quedan promesas por cumplir.
Pero todos sabemos que nuestra Señora, nuestra amada Patrona, nos ayudará a que se cumplan.
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