El ITC sortea el primer precipicio

Sede del ITC en Pozo Izquierdo. Canarias Ahora.

Rayco Bejarano / Elena Naranjo

Las Palmas de Gran Canaria —

Tras duras negociaciones entre el comité de empresa y la dirección, el Instituto Tecnológico de Canarias ha conseguido frenar el ERE que amenazaba a la organización al haberse alcanzado un déficit estimado que asciende a 1,3 millones de euros. Las rebajas en los salarios y la congelación de complementos retributivos durante al menos dos años han sido las condiciones aceptadas por los trabajadores para lograr un ahorro de 920.000 euros anuales que asegure la continuidad de los proyectos y el mantenimiento de todos los puestos trabajo. El acuerdo, en vigor desde el pasado 15 de febrero, cuenta con el respaldo de la Consejería de Empleo, Industria y Obras Públicas y ha conseguido que la Consejería de Hacienda de luz verde a su aplicación.

Desde su creación en 1992, el ITC se ha ido consolidando como la empresa más firme en investigación, desarrollo e innovación (I+D+ i) de las islas. Sus más de 70 proyectos en distintas áreas como biotecnología, aguas, energía, innovación, biomecánica o computación suponen una promesa de avance tecnológico no sólo en el Archipiélago, sino también en los diferentes países con los que el ITC colabora. Portugal, Cabo Verde, Marruecos o Túnez son sólo algunos de los países con los que el instituto desarrolla proyectos comunes. El Instituto Tecnológico de Canarias cuenta con varias sedes en las islas capitalinas y desarrolla sus actividades y proyectos a través de dos divisiones: la División de Investigación y Desarrollo Tecnológico y la de Innovación Tecnológica. Además de los proyectos, el Instituto da soporte a la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI) del Gobierno de Canarias para potenciar la innovación tecnológica en las empresas insulares y, de forma paralela, gestiona la Red de Unidades de Promoción de Empresas (UPE) con presencia en todas las islas del Archipiélago.

El desconcierto y la expectación de los trabajadores ante su futuro inmediato en la empresa han dado paso a una situación de calma relativa tras la firma del acuerdo. La medida de reducir los salarios y congelar las retribuciones ha sido una alternativa impuesta más por las circunstancias que por una decisión propia del colectivo. Son conscientes de que su cualificación no se corresponderá con el salario percibido, ahora casi un 13% menor para los trabajadores y un 16% para los directores de división; sin embargo, ha sido la única solución para evitar un ERE que dejaría en el desempleo a buena parte de la plantilla.

La empresa arrastra desde hace unos años una situación financiera inestable fruto de desacertadas gestiones económicas por parte de sus gerentes. Antonio Márquez, nombrado recientemente nuevo gerente por el Consejo de Administración del ITC, es el cuarto en ocupar el puesto desde que en 2011 el PSC–PSOE asumiese las riendas de la empresa. Ante esta situación, Carmina Santana, secretaria del Comité Intercentros del ITC ha señalado que el problema económico del ITC, que comienza a ser relevante a partir del año 2011, no reside tanto en la gestión económica interna, la cual se ha mejorado en estos últimos años de dificultades, sino en la decisión política del Gobierno de Canarias de reducir sus aportaciones al ITC en tan sólo 2 años, un 80%. “Con este nivel de reducción de ingresos, muy superior al sufrido por el resto de empresas públicas y en una coyuntura económica totalmente desfavorable, ha sido casi un milagro que el ITC haya podido sobrevivir” añade Santana.

Desde la Consejería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias se habla de buscar un equilibrio entre tres piezas fundamentales: mantenimiento de puestos de trabajo, apuesta decida por el I+D+i y un equilibrio necesario entre ingresos y gastos. Su máxima responsable, Francisca Luengo, quien ocupa el cargo desde enero de 2013 en sustitución de Margarita Ramos, es consciente de los problemas por los que atraviesa la institución y hace hincapié en la necesidad de una inmediata reestructuración de lo que ella considera unos servicios centrales excesivamente sobredimensionados. Para Luengo esta reestructuración se antoja vital ya que sin ella volvería a planear la sombra del ERE en septiembre, cuando se negocien de nuevo los presupuesto de la Comunidad. Añade también que se tratara de una reestructuración sin despidos y consensuada en todo momento con el propio personal.

Una de las singularidades del ITC estriba precisamente en su dependencia de esta consejería del gobierno autónomo. Esta parece ser una constante en las grandes empresas de I+D+i en Canarias, pues el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables de Tenerife (ITER), creado en 1990, está participado en más de un 90% por su Cabildo Insular. Es fácil intuir que este tipo de empresas necesitan una serie de recursos y capital que difícilmente puede ser aportado en su mayoría desde la Administración pública, por lo que surge el debate de si la implicación política y el contar con un equipo directivo ajeno al sector son algunas de las barreras que debe superar el ITC más allá de las dificultades financieras. A esto hay que sumarle los constantes encontronazos entre el Gobierno regional y el Cabildo insular respecto a las partidas que se destinan a impulsar la labor investigadora en las islas.

La secretaria del Comité Intercentros del ITC destaca que “la representación de los trabajadores desde hace años ha visto la conveniencia de dar participación en la empresa a otras administraciones públicas y a sectores empresariales vinculados a la I+D+i, porque de esta manera no sólo se minimiza la cuestión política sino que además se garantiza de un mejor modo que los proyectos que desarrolla el ITC respondan a necesidades que demandan las empresas canarias y reviertan de mejor modo en la diversificación de nuestra economía”.

Sin embargo, la visibilidad de este instituto y su aportación tangible en el entorno insular están en entredicho. Con sólo 165 trabajadores en plantilla uno de los mayores retos a los que se enfrenta el ITC es trasladar a la sociedad todos esos proyectos en fase experimental y de desarrollo y que éstos sean reconocidos por la comunidad donde desempeñan su labor investigadora.

Energías renovables, desalación de agua, producción de agua potable, biotecnología marina, ingenierías médicas y el sector medioambiental son en los que más se invierte en Canarias. Pero un dato interesante es que la media de gasto a nivel nacional en investigación aplicada, que es aquella que tiene una traslación inmediata al tejido productivo, es más del 50%, y en Canarias es menos del 20%. En las islas más del 50% de la investigación se dedica a investigación fundamental. Esto se da a pesar de que Canarias cuenta con las condiciones necesarias y con personal cualificado para estar a la cabeza en investigación en áreas como energías renovables o gestión medioambiental; sin embargo, la ausencia de una comunidad investigadora consolidada y bien dirigida es una de las causas de la escasa significación del I+D+i que surge en el Archipiélago. Una masa de investigadores, no solo de Canarias sino de toda España, que ve como año a año merman sus expectativas laborales y no dudan en marcharse cuando les llegan ofertas del extranjero.

Para Héctor Mendoza, del comité Intercentros del ITC, uno de los mayores problemas que existe con la investigación en las islas no es que no haya un retorno social y que lo que se descubre no llegue al empresariado del Archipiélago, más bien se trata, según Mendoza, de que en Canarias no hay un tejido empresarial que sea capaz de absorber y aplicar los resultados de la I+D que se desarrolla en Canarias: “¿Cómo se crea ese tejido empresarial? Ya que no lo hace el capital privado de las islas la responsabilidad recae sobre el capital público. El problema reside en que los únicos sectores que se desarrollan en el Archipiélago son los de carácter especulativo”, dice. Precisamente la Audiencia de Cuentas de Canarias en uno de sus últimos informes acerca del ITC recoge esta escasa dimensión del impacto que el desarrollo tecnológico del ITC produce en el tejido empresarial canario. La consejera del ramo apuesta también por una Canarias del futuro que pase obligatoriamente por la investigación, dejando atrás el fallido sistema de la construcción.

Acercamiento a la universidad

Acercamiento a la universidadAl contrario que en otras comunidades autónomas, las líneas de trabajo del Instituto Tecnológico de Canarias y la comunidad investigadora de la Universidad nunca han ido en paralelo. Desde el nacimiento del Instituto como empresa pública no hubo una clara vocación de colaboración con las universidades canarias que sirviera para emprender proyectos comunes o, lo que podría ser aún más valioso, aprovechar los recursos tecnológicos que ambos poseen. Sin embargo, empiezan a vislumbrarse algunos intentos de acercamiento.

Recientemente, el ITC y el Instituto Universitario de Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en Ingeniería (SIANI) perteneciente a la ULPGC, han realizado conjuntamente un estudio sobre la integración de la energía eólica en los sistemas eléctricos y el tiempo crítico de eliminación. El estudio ha sido presentado en el congreso más importante de energía eólica a nivel europeo, el EWEA 2014, que tuvo lugar en Barcelona los días 10, 11, 12 y 13 de marzo. En él se recoge cómo afecta la energía eólica al tiempo crítico de eliminación, una magnitud relacionada con la seguridad de los sistemas eléctricos y que se utiliza para el establecimiento de sus esquemas de protecciones. El objetivo es conseguir una integración más fiable y segura de la energía generada por las corrientes de aire en los sistemas eléctricos similares a los de las islas.

Hachazo generalizado a la investigación

Hachazo generalizado a la investigaciónLas exigencias de cumplimiento de déficit que Bruselas hace a España ha servido como excusa perfecta para explicar el drástico recorte que desde los Presupuestos Generales del Estado se ha hecho sobre la investigación en nuestro país. A esto hay que sumarle los requerimientos del propio Gobierno de España para que las autonomías cumplan de manera estricta con los objetivos de déficit pre establecidos y que se ha traducido en severos recortes en las partidas de las comunidades en áreas tan sensibles como la investigación.

El resto de comunidades autónomas no es ajena a esta realidad y así, a la cabeza de los recortes en investigación se coloca la Comunidad Valenciana que vio como tan sólo en un año, de 2012 a 2013, mermó la plantilla de sus empresas públicas de investigación en un 13,8%. Tan solo en el año 2013 los institutos tecnológicos valencianos se vieron afectados por un total de 18 ERES que han rebajado el personal de estos organismos desde los 1800 con los que contaba en 2011 a los 1200 de la actualidad.

Los datos que maneja la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) hablan de unas partidas insuficientes en los Presupuestos Generales del Estado para 2014 que retrotae la inversión en I+D+i a niveles de 2005. Lo cierto es que la inversión para investigación sube un 3,60% con respecto a 2012, una cantidad ciertamente ínfima si tenemos en cuenta que el hachazo en la partida para I+D+i en ese mismo año fue del 25,6%.

Una persona para ponerle nombre propio a estas cifras bien podría ser la de Juan Carlos Izpisúa, un investigador del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB). Izpisúa y su equipo, con el apoyo del CMRB, del Slak Institute California y el Hospital Clinic de Barcelona consiguieron el pasado año crear unos pequeños riñones humanos a partir de células madre. Uno de los artífices de lo que la revista Science ha considerado como uno de los diez hitos científicos de 2013 se ha visto obligado a abandonar la investigación en España por la falta de apoyos.

Al respecto, la consejera canaria no cree que los investigadores de Canarias se tengan que marchar a probar suerte en el extranjero. Sobre evidencia opina Luengo que se debe “a las nefastas políticas del gobierno de Rajoy y su escasa apuesta hacia la investigación”. A los investigadores canarios los anima para que no dejen Canarias y se aprovechen de la posibilidades que pueda brindarles instituciones como el ITC o las dos universidades.

Desde COSCE aseguran que si bien la falta de recursos es un problema generalizado para la investigación en España, no lo es menos la mala gestión que desde las administraciones públicas se lleva a cabo. El ITC no es ajeno a estos problemas de gestión política que se mencionan desde la COSCE. Habla Héctor Mendoza de la mala gestión que la Administración pública ha empleado con el ITC haciendo responsable directo al Gobierno de Canarias.

Según Mendoza existe un proyecto más complicado escondido detrás de tanto recorte y que lo que busca es el desmantelamiento del ITC para así poder alimentar a otros entramados que permitan una gestión más clientelar o caciquil del I+D+i en las Islas. El director del comité de centros es muy crítico con la gestión insularista que se hace con muchos de los recursos que llegan: “La I+D en las islas tiene diferentes centros controlados por los distintos niveles de la Administración. Todo en Canarias parece estar tamizado por una política donde hay una tensión permanente por mantener un frágil equilibrio interprovincial e interinsular entre Tenerife y Gran Canaria y nosotros creemos que lo que ha pasado en el ITC tiene que ver mucho con esas luchas de poder absolutamente insularistas que avocan a casi cualquier proyecto en las islas al desastre”.

Para Paquita Luengo los problemas del ITC derivan de su complicada naturaleza jurídica ya que estar constituido como una sociedad anónima supone una traba importante a la hora de presentarse a concurso y obtener subvenciones. Sea como fuere, la plantilla del ITC afronta este 2014 no sólo con una rebaja en sus salarios y complementos sino también con la incertidumbre de saber qué pasará con ellos tras la aprobación de los presupuestos de Canarias para 2015.

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