Expertos coinciden en que la prohibición del baño por la presencia de marrajos resulta “excesiva”

Un ejemplar de marrajo

Raquel Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

“No hay que prohibir el baño en absoluto”, confirman expertos de Atiracan (Asociación Amigos de los Tiburones y Rayas), con respecto a la bandera roja izada en dos ocasiones este fin de semana en la playa de Las Burras, al sur de Gran Canaria, por el avistamiento de tres ejemplares del conocido como marrajo o tiburón de aleta corta (Isurus oxyrinchus)

Tras la alarma generada en la playa del municipio de San Bartolomé de Tirajana, varios especialistas afirman que no existe motivo de alerta por la llegada de esta especie de tiburón a las costas. Se trata de crías de apenas un metro de largo que, al ser más curiosas, en época de verano se acercan a la orilla en busca de aguas más templadas.

“Es algo normal, son tiburones como muchos otros que están a nuestro alrededor, es la especie más peligrosa que tenemos cerca pero aún así no suponen ningún peligro”, explica Pascual Calabuig, veterinario director del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria, el cual se refiere a este animal como “la serpiente del verano”.

El marrajo es la especie más veloz que hay en el mar, pudiendo superar los 100 kilómetros por hora. Además, es de aguas profundas, es por ello que los ejemplares adultos muy rara vez se acercan a las orillas a no ser que estén enfermos. Siempre han tenido mala fama, pero la realidad es que huyen de los humanos, no son como otras especies marinas como algunos tipos de rayas que permiten que las personas naden a su lado. En verano es cuando más se avistan porque es cuando hay más procreación de casi todas las especies marinas y las aguas están más templadas.

Todos los expertos consultados coinciden en que no hay necesidad de crear una alarma social por la llegada de estos ejemplares de marrajo. Aunque en Canarias no se registran apenas ataques de tiburones, el año pasado hubo un incidente con un niño en el municipio de La Aldea al que un marrajo le mordió el pie. No fue nada grave, un simple arañazo que se debió a que en la orilla estaban tirando comida para gaviotas y rejos de pulpos, dice Calabuig, que reitera que se trata de cosas anecdóticas y sin mayor importancia. Esta especie va simplemente en busca de comida, por eso aparecen principalmente en zonas que están próximas a piscifactorías, a donde se acercan a comer del pienso que éstas sueltan.

Es importante no fomentar la alarma entre los bañistas cerrando playas o prohibiendo el baño, pues es peligroso para los propios marrajos. Desde Atiracan recuerdan que es una especie protegida desde 2009 por un reglamento de la Unión Europea, y su captura está prohibida por la Viceconsejería de pesca del Gobierno de Canarias. “Lo que tenemos que hacer es defenderlo, no crear alarma, porque no nos viene bien para el turismo, las personas, ni las propias especies marinas que tenemos en Canarias”, apuntan.

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