La casa-palacio de los Calderón de la Barca en Cantabria se encuentra abandonada y corre el riesgo de desaparecer

La casa familiar del autor de 'La vida es sueño' sigue durmiendo el sueño de la restauración patrimonial. Y ello vuelve a convertir a Cantabria en noticia más allá de los límites regionales. El último eco que da cuenta del abandono de la mansión palaciega del que sea una de las figuras más importantes del Siglo de Oro español, Calderón de la Barca, lo ha dado la revista AD Arquitectura, la cual acaba de dedicar un reportaje que señala a este edificio como 'Arquitectura en extinción'.

La Torre y Palacio de los Calderón de la Barca están declarados Bien de Interés Cultural (BIC), lo cual no sirve de nada ante el abandono en que se encuentra y que amenaza la ruina del inmueble. La mansión-palacio lleva en pie desde el siglo XIII, en la baja Edad Media, aunque tiene elementos añadidos del siglo XVI. Es un edificio de gran solidez, lo que le ha permitido aguantar el paso de los siglos pese al estado de abandono en que se encuentra y el nulo relieve que se le da. De hecho, se ha llegado a utilizar como cuadra para el ganado.

La organización Hispania Nostra ya hace tiempo la incluyó dentro de la Lista Roja de patrimonio en riesgo. Decidió incluirla en la lista porque corre un riesgo real de desaparecer “ante la ruina progresiva con posible hundimiento de tejados y muros del edificio. En algunos momentos, se ha utilizado como lugar para estabular animales. La casa torre de Calderón de la Barca está en un momento crítico en que puede recuperarse o en caso contrario caminar hacia la desaparición”.

En un Expediente de Calatrava del año 1695 se lee: “Es casa fuerte y en su edificio tiene una torre y fortaleza grande, todo denota y da a entender mucha antigüedad, tiene saeteras y troneras y foso y contrafoso y barbacana aunque arruinado por la incuria del tiempo, tienen solar grande y dentro una ermita de la adoración de la Magdalena, donde en su día se hace feria y tuvo en lo antiguo vasallos solariegos”. Desde entonces, siglo XVII, nada ha cambiado.