“No soporto que el valor de las obras venga dado por los precios y por los especuladores económicos”
Joaquín Martínez Cano (Noja, 1953) es pintor que no persigue la novedad por la novedad, sino la imbricación de lo nuevo en una tradición antigua como es la de las artes plásticas. Actualmente, prepara una exposición que inaugurará después del verano y mientras, en sus paseos diarios, ve y recoge imágenes y objetos a partir de los cuales da forma. Vive imbuido en su trabajo y no oculta que la comercialización del arte, rayana en la especulación, no es precisamente de su agrado.
Martínez Cano realizó sus estudios de Bellas Artes en las escuelas de San Carlos de Valencia y San Fernando de Madrid. En 1982 fue becado por el Centro de Promoción de Artes Plásticas perteneciente a la Dirección General del Patrimonio Artístico. Ha sido profesor titular de la Facultad de Educación de la Universidad de Cantabria. Sus más destacadas exposiciones individuales han tenido lugar a partir de 1981, entre ellas se cuentan: Santander (Museo de Bellas Artes 1982, Fundación Marcelino Botín 1986, Centro Cultural Caja Cantabria 1999, Museo de Bellas Artes de Santander 2007), Santillana del Mar (Palacio Caja Cantabria, 2010); Madrid (ARCO 1983, Artistas Jóvenes 1980); Bilbao (Galería Aritza 1983) Y Budapest (Galería Duna 1992, Galería Vigado 1992), por poner algunos ejemplos.
Su obra se encuentra repartida en diversas colecciones como en la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Municipal de Bellas Artes de Santander, Museo de Bellas Artes de Asturias, el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, la Fundación Marcelino Botín, la Universidad de Palma de Mallorca y el Ayuntamiento de Noja, entre otros espacios.
Corríjame si me equivoco, pero creo que su última exposición data de hace unos tres años. ¿Cuándo volverá a verse obra nueva suya expuesta?
La última exposición individual en una galería de arte fue en el año 2021, en la galería Espiral en Noja. Pero el año pasado estuve en Artesantander, con obra hecha exprofeso para la Feria. En estos momentos estoy trabajando para una exposición que se realizará en Casyc después del verano.
¿Le urge exponer o se toma su tiempo? ¿Cómo enfrenta a la hora de exponer la mirada de otros?
No me gustan las prisas para exponer. Cuando me planteo las fechas para una exposición, quiero tener la línea del trabajo muy avanzado o contar con bastante tiempo por delante, si se trata de iniciar un nuevo proyecto.
La obra que realizo para mostrar a otras miradas solo pretendo que aporte valores estimulantes, que profundicen en la percepción de la realidad. No pretendo reflexiones alejadas del mundo de la Plástica. Quiero que la mirada del otro se aproxime a la mía, para descubrir lo que yo estoy tratando de buscar en este universo de iconos y materiales.
Usted se formó en Bellas Artes de San Carlos (Valencia) y San Fernando (Madrid). ¿Cómo recuerda su formación?
El destino de mi viaje a Valencia venía inducido por un gran valenciano, artista y profesor, Miguel Massip, que me preparó para el ingreso en Bellas Artes. En Valencia descubrí otra luz. Veía colores que antes no percibía con nitidez para aplicarlos a mi paleta, en la pintura de paisajes o bodegón. El ambiente artístico y artesanal que se vivía en la ciudad resultaba muy estimulante y la convivencia con compañeros y profesores era muy entrañable.
En Madrid, la Escuela de San Fernando, situada en la Ciudad Universitaria, no tenía el encanto de San Carlos, enclavada en el antiguo convento que hoy es el IVAM. En esta escuela se manejaban más diversidad de programas y actividades. El alumnado era muy diverso, con cantidad de extranjeros que aportaban sus peculiaridades artísticas y personales. Pero lo más importante de Madrid era la posibilidad de visitar interesantes exposiciones y muchas galerías. Y lo más importante, tener tan a mano el Museo de Prado, para estudiar y aprender de los Grandes Maestros.
Haciendo un repaso de su obra veo que principalmente aborda la pintura, pero que no desdeña géneros mixtos. Ha pasado de pintar marinas y paisaje urbano a los signos y los vaciados, con múltiples derivadas. Le gusta trabajar sobre las formas de la naturaleza, como las rocas, ¿pero a dónde va Martínez Cano como artista plástico?
Mi formación académica y mi mayor proyección profesional se ha articulado en torno a las técnicas pictóricas, pero desde los inicios de mis trabajos artísticos hay una búsqueda y experimentación con una diversidad de materiales que por encontrarlos generalmente en mi entorno, me han seducido y llamado la atención.
Mis primeros escarceos plásticos en la niñez, están más próximos a las construcciones modelados y ensamblajes que a lo pictórico. Por otra parte, observaba más trabajos artesanales y oficios de mi entorno que artistas de la pintura.
La naturaleza y en especial el encuentro del mar con las rocas y la playa han sido un fenómeno que como espectáculo y como momento de reflexión siempre me ha cautivado. Los trabajos de arpilleras, trabajados con cuerdas y redes, tienen que ver con esos paseos por la recieza, observando y recogiendo materiales depositados por la mar. Cuando he vivido en la ciudad y los lugares frecuentados y los paseos son otros aparecen otros materiales, como surgió el Kapaline proveniente de los talleres de impresión.
Como artista voy buscando motivos y herramientas que me permitan sentirme a gusto realizando mi trabajo. No persigo la novedad sino, más bien, la convivencia y alternancia de artes y técnicas antiguas y contemporáneas. Aspiro a ser un profesional de las Artes Plásticas.
¿Le interesa el momento artístico actual? ¿Qué o quién le interesa y por qué?
¿Cómo no, iba a interesarme el momento actual? Pero de la misma forma que me interesa me preocupa. Me desalienta tanta falsedad y uso vacío de los medios. No soporto que el valor de las obras venga dado por los precios y que sean en gran medida especuladores económicos quienes traten de orientar la creatividad y la expresión.
Me interesa gente que maneja el oficio y transmite con la pintura. Son multitud y van por citar a alguien, desde Velázquez, Goya y el Greco hasta Freud, Bacon o Millares, incluyendo también algún buen amigo, como Juan Uslé.
¿De qué parte de su trayectoria está más satisfecho?
Estoy bastante satisfecho del trabajo de los años 80, pero me siento igualmente conforme con los trabajos por etapas, realizados en los años siguientes. Creo que lo que me importa es que he seguido ilusionado buscándome en mi trabajo.
¿Qué le aporta a usted trabajar como docente en la Facultad de Educación de la UC?
Ahora mismo ya estoy jubilado de la enseñanza, pero han sido cuarenta y tres años de compartir la actividad artística con la docente. De alguna manera, el espíritu didáctico e investigador de la educación ha influido constantemente en el recorrido de mi trabajo artístico. Los objetivos y las actividades propuestos en un área eran automáticamente percibidas y contrastadas desde la otra. Era muy aleccionador comprobar cada curso las reacciones de los nuevos alumnos, ver cómo surgen las mismas preguntas, experimentar la diversidad de respuestas.
¿Qué le gustaba transmitir a sus alumnos más allá de lo contemplado en el plan de estudios?
Lo más importante es transmitir interés y pasión por la materia. Es fundamental que confíen en sí mismos, en sus capacidades y que aprendan a buscar recursos para superar los problemas. Que entiendan que el mundo de la imagen y la expresión plástica tiene un recorrido para su experiencia vital, más allá de lo académico y de lo profesional.
¿Influye la actualidad en su obra? ¿Cómo cree que influye el momento político actual?
De alguna manera, siempre actúa sobre el ánimo y en la perspectiva de los proyectos a realizar. En la temática de manera más o menos anecdótica también tiene sus puntos de conexión. El momento no parece muy ilusionante y, en estos tiempos de incertidumbres, las actividades artísticas no suelen salir muy bien paradas.
¿Cómo cree que las instituciones debieran relacionarse con sus creadores? ¿Es necesaria la intermediación en el mundo del arte?
Las instituciones creo que debieran apoyar más directamente a los creadores. La intermediación, aunque necesaria, creo que resulta excesiva. Tanto los criterios artísticos como los movimientos económicos, están generalmente demasiado alejados de los que producen las obras.
Las instituciones creo que debieran apoyar más directamente a los creadores
¿Qué significan para usted los reconocimientos?
Los reconocimientos, entiendo que son una forma de agradecimiento social, una forma de pago y de valoración personal por unos servicios prestados. Suponen una inyección moral y ayudan para dar sentido a una labor realizada, muchas veces incomprendida y llena de dudas.
La experiencia es algo que se consigue con los años, pero se puede transmitir. ¿Qué consejo le daría a alguien que empieza?
Como para un niño que se asoma a la vida. Es necesario sentir y palpar los objetos, el entorno y los materiales, es preciso aprender a leer e interpretar a los otros. Es importante trabajar en la formación buscando la diversidad, tanto en los materiales como en los maestros, para ir fortaleciendo y afinando nuestro potencial expresivo y comunicativo.
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