En política ya lo hemos visto todo. Pero todo. En Estados Unidos, un candidato ofende a un país entero y a una importante minoría de votantes del suyo propio pretendiendo construir un muro fronterizo. En Gran Bretaña, Cameron -que era contrario al Brexit-, planteó un referéndum para perderlo. Los colombianos se revuelven en las urnas y dinamitan los acuerdos con las FARC…
Pero hace tiempo, concretamente hace poco más de dos años, una mujer de mi plena confianza y cuya inteligencia y capacidad para calibrar a las personas respeto mucho, me planteó una teoría que, en su día, parecía descabellada, pero ahora parece cobrar sentido.
En pleno debate por la sucesión de Zapatero, esta persona aventuró la siguiente premonición: “El que les conviene es Madina, así que elegirán a Sánchez”. Cuando la miré con estupor, intentando encontrar alguna lógica, solo se me ocurrió responder con una pregunta: “¿Quieres decir que las personas habitualmente elegimos lo que no nos conviene?”.
“No”, me respondió. “El PSOE ha sufrido un desgaste tremendo durante el zapaterismo, así que necesitan un período de transición y hace falta un muñeco de pim-pam-pum que pague la decepción del votante, mientras terminan de preparar al bueno, que además llegará como salvador”.
Francamente, en aquel momento me faltó la sutileza o la visión suficiente como para encontrar solidez a la teoría. Demonios, si tengo una solución adecuada, para que voy a posponerla utilizando una solución intermedia…
Bueno, pasaron los meses, pasaron las elecciones y cayeron los porcentajes de votos a lo largo y ancho de España, se batieron récords históricos a la baja y los sucesos del sábado en Ferraz arrojaron para mí una conclusión cristalina: a Pedro Sánchez le han quitado justamente aquellos que le pusieron.
Así que recordé aquella teoría y ahora espero con expectación la manera en la que el Partido Socialista intentará recomponerse. Ya digo, cosas más gordas hemos visto en política.
Por otro lado, como profesor de comunicación, asistí asombrado al extensísimo programa de la noche del sábado que fue una entrevista sin fin a nuestro presidente autonómico. No, no tengo nada que decir sobre eso, cada uno conoce a sus audiencias y allá sus índices. Lo verdaderamente sorprendente es que Revilla desvelase que Pedro Sánchez le había llamado aquella misma tarde. ¡¡Aquella misma tarde, con el pollo que había en Ferraz!! Pero es más, Sánchez incluso le confirmó que piensa presentarse a las primarias de su partido.
Como aquí no hay tontos, la única conclusión que se me ocurre es que Sánchez, sabiendo que Revilla iba al programa, se lo contó… para que lo cascase. Fíjense que sutileza en el mensaje. No lo dijo en la comparecencia ante la prensa, no concedió una entrevista a la Agencia EFE; no, se lo contó a Revilla para que éste lo difundiese urbi et orbi en La Sexta. Cuando impartía la asignatura Teoría de la Comunicación, en la universidad, me costaba explicar a mis alumnos aquella sentencia del mítico Marshall MacLuhan: “El medio es el mensaje”. Pues ahí lo tienen; imposible explicarlo de forma más gráfica.
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