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Santander solo dispone de un año para poner en servicio aparcamientos disuasorios y Zonas de Bajas Emisiones

Carril-bus en el centro de Santander.

Javier Fernández Rubio

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Santander y Torrelavega disponen de un año para establecer Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), lo que implicará la adopción de medidas significativas como restricciones al tráfico y la creación de aparcamientos disuasorios a las puertas de las urbes. El Ministerio de Transición Ecológica acaba de publicar la guía que servirá de referente a las ciudades densamente pobladas o con alta contaminación para que actúen con carácter de urgencia, ya que solo se dispondrá de un año para cumplir lo dispuesto en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

La reducción del nivel de contaminación en las ciudades se basará en evitar la circulación de vehículos, empezando por aquellos procedentes de otras localidades y que a diario acceden a las metrópolis por razones laborales o de servicios. En el caso de Santander hay 90.000 vehículos que a diario penetran en la ciudad desde municipios del entorno, por lo que lo prioritario será evitar que lo hagan ofreciendo a los usuarios de estos vehículos un aparcamiento y una conexión rápida con el centro de la ciudad.

Ahora mismo en la capital de Cantabria hay aparcamientos que hacen esta labor, pero no están preparados para el volumen de vehículos que se requeriría y hay carencia de lanzaderas ya que por definición estas son finalistas y no tienen paradas en su recorrido.

La capital cántabra, que tiene el aparcamiento de El Sardinero, pendiente de ampliar, y los parkings de Castilla Hermida y Varadero como elementos disuasorios de facto, aún tiene camino por recorrer. Tras las reticencias de la Autoridad Portuaria de Santander (APS) de cederle espacio con este fin, el Ayuntamiento de Santander ha vuelto su mirada al Gobierno autonómico, del que espera su colaboración para que en municipios aledaños se habiliten estos espacios.

Según ha declarado en varias ocasiones la alcaldesa, Gema Igual (PP), dichos espacios estarían en Maliaño, Mompía o Solares. Actualmente ya se usan algunos espacios como parkings disuasorios de la capital con conexión rápida a la misma, vía ferroviaria, caso de Bezana, pero lo que se pretende es mucho más ambicioso por lo que se buscan espacios amplios.

Dentro de la ciudad, hay alternativas como en la continuidad del Parque Científico, o la zona de Varadero, con un aparcamiento subterráneo cerrado que nunca tuvo uso y que es de la Autoridad Portuaria. Hay en este sentido propuestas ya históricas del PRC y hay también propuestas como la de crear un parking disuasorio en Cajo, propuesta socialista que no está teniendo mejor acogida. Las alternativas, en todo caso, son variadas. Fuera de Santander hay amplias zonas que pudieran ser utilizadas como la del aeropuerto. También el entorno de Mompía y Solares, y en definitiva aquellos puntos cercanos a comunicaciones son potenciales candidatos a albergar aparcamientos subterráneos, de varias plantas o las dos cosas.

En un reciente encuentro con el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa (PRC), la alcaldesa de Santander destacó la “importancia y urgencia” de llevar a cabo obras como los aparcamientos disuasorios en puntos cercanos para que el acceso a Santander “se facilite a través del transporte en buses urbanos o en tren”. Consideró urgente la necesidad de un plan especial de aparcamientos disuasorios, dentro y fuera de la capital. Para estos proyectos, recordó, existen ayudas europeas desde el Ayuntamiento y también por parte de la Consejería de Obras Públicas.

Quien se opone a cualquier restricción, y no solo se opone sino que postula un aumento de las plazas de aparcamiento en la ciudad, es Vox. Para su concejal en Santander, Guillermo Pérez-Cosío, se quiere “crear un problema donde no lo hay” (por las ZBE) con el único objetivo de “justificarse ante el lobby climático que no entiende otra forma de mejorar el clima más que a través de políticas coercitivas y nuevos impuestos”.

Las directrices

Sin embargo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ya ha hecho públicas las directrices para la Creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). La Ley de Cambio Climático y Transición Energética establece que los municipios españoles de más de 50.000 habitantes, los territorios insulares y los municipios de más de 20.000 habitantes que superen los valores límite de contaminantes regulados, deberán adoptar antes de 2023 planes de movilidad urbana sostenible para introducir medidas de mitigación y reducir las emisiones de la movilidad, incluyendo, entre otras, el establecimiento de ZBE.

Las directrices no determinan una extensión mínima para las zonas de bajas emisiones ni hay un único modelo, ya que podrán ser estructurales (núcleo, en áreas concretas, o anillo, introduciendo gradualidad por áreas concéntricas, como complementarias (especiales, para áreas como campus universitarios, parques empresariales, entornos escolares o sanitarios, y específicas para tramos de calles en las que concurran circunstancias singulares), pero sí que parece seguro que para que su impacto sea significativo deberán restringir el tráfico o la tipología de los vehículos. Tendrá prioridad el peatón, en todo caso, la movilidad activa y el transporte público por encima del vehículo privado. La definición de las futuras ZBE en Cantabria será específica, adaptadas a cada caso.

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