“En 1977 muchas prostitutas acababan en psiquiátricos y otras en prisiones, y esto todavía sigue pasando”
Andrea Momoitio (Ortuella, Euskadi, 1989) es periodista, coordinadora de Píkara Magazine y ahora, además, escritora. Y es que lo que empezó como un reportaje, terminó por convertirse en toda una investigación sobre la vida de María Isabel Gutiérrez Velasco, una prostituta que apareció calcinada en una cárcel de Basauri en 1977 y por la que se inició una huelga de prostitutas nunca vista hasta entonces. Así, y con la curiosidad por bandera nació 'Lunática', un libro que se publicó el 14 de febrero y que el próximo jueves 24 traerá a Momoitio a la librería La Vorágine.
¿Qué fue lo que le hizo clic para lanzarse a escribir la historia de María Isabel en un libro?
La sensación de que no me había quedado satisfecha, que siguió ahí después de terminar el reportaje para Píkara. Además, es que en el reportaje jugué mucho con todas las dudas que tenía y las hice visibles, así de alguna manera se fueron quedando ahí. Por otro lado, ese verano me fui un par de meses a México con la que era mi novia entonces y ella estuvo mala, así que estuvimos en una casa encerradas bastante tiempo y ahí dediqué todo ese tiempo a pensar en María Isabel, a investigar sobre ella, a empezar a contactar con su familia… Pero vamos, que lo que me hizo querer investigar más fue la conciencia de que yo no estaba tranquila dejándolo a medias.
¿Cómo era la vida de las prostitutas en 1977, el momento en el que transcurre el libro?
Una de las cosas en las que más me ha ayudado Lunática es a darme cuenta de que las vidas y las realidades son supercomplejas, y durante el tiempo que María Isabel ejerció la prostitución probablemente la ejercerían miles de mujeres y cada una con unas particularidades muy distintas. Lo que tiene María Isabel en concreto es que aparte de vivir atravesada por las violencias que suelen estar vinculadas a la prostitución (sobre todo en ciertos contextos), a ella le atravesaban otras muchas realidades como las que tenían que ver con sus problemas de salud mental o el hecho de haber crecido en una familia desfavorecida.
¿Internaban en psiquiátricos a la mayoría de las prostitutas?
Muchas. Esto es algo que denunciaban las compañeras de María Isabel cuando transcurrieron las protestas. Ahí denunciaban que muchas de ellas acababan en psiquiátricos, igual que muchas otras acababan en prisiones. Y esto todavía sigue pasando. Tanto la prisión como los psiquiátricos son mecanismos y artilugios de represión estatales muy importantes donde, tanto la policía como los psiquiatras, tienen el uso legitimo de la violencia y lo ejercen. Lo que no sabemos con exactitud son cuántas, ni cómo ni por qué, porque la información es muy opaca y muy compleja.
¿Por qué les molestaban?
Por la manera en la que se construyó la moral en general y, en particular, la moral franquista que tiene mucho que ver con las luces y con las sombras, con lo que está permitido y con lo que está oculto... Y eso tampoco ha cambiado tanto hoy en día.
Da la sensación de que la huelga fue toda una revuelta de las mujeres, ¿supuso un balón de oxígeno para las prostitutas?
No cambió absolutamente nada. Fueron unos días en los que quizá hubo cierta sensación de haber podido hacer algo, pero no llegó a darse ningún cambio.
Trasladándolo a hoy en día, ¿las prostitutas siguen siendo personas de segundo nivel para parte de la sociedad?
Depende. La prostitución atraviesa muchas capas sociales, y muchas realidades muy distintas.
¿Es abolicionista de la prostitución?
Estoy intentando que mi opinión respecto a la prostitución no tenga mucha relevancia en relación a mi libro porque es una investigación histórica y periodística en la que la prostitución tiene un papel relevante, pero no trata solo de eso. Hay otros elementos que me parecen también supersignificativos, y, en cualquier caso y por no dejarte sin contestar la pregunta, soy una abolicionista que quiere regular.
Y, ¿considera que el feminismo puede ser transversal? Políticamente hablando.
Depende desde qué vertiente lo veamos. Por un lado, el feminismo es, obviamente, un movimiento social que históricamente, o al menos en los últimos siglos, ha estado vinculado más a movimientos de izquierdas. Pero, por otro lado, el feminismo también es una herramienta de análisis y es una manera de abordar y de entender la realidad. Entonces, en ese sentido y como herramienta de análisis, sí, por supuesto que puede ser transversal.
No puedo no preguntarla por la conocida como Ley trans. ¿Las feministas se pondrán de acuerdo?
No tengo ni idea. Lo que tengo claro es que no hay espacio para la transfobia en el movimiento feminista autónomo. Ahí no hay espacio... Y si lo hay en otros lugares pues lo lamento.
El movimiento gay también participó en las protestas por María Isabel. Trasladándolo otra vez a hoy en día, ¿se están separando esos movimientos?
En el momento en el que el movimiento LGTB, el movimiento feminista y los comités de apoyo a la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) se unieron en torno a la coordinadora de marginados para protestar por la muerte de María Isabel tuvieron en común la lucha por la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Hoy creo que tanto el movimiento feminista como el LGTB podrían tener algunas luchas en común, si así lo considerasen.
Se declara primero lesbiana y después feminista...
Esa manera de definirme tiene que ver con un reconocimiento de los grupos de lesbianas de los años 70 y 80 que solían matizar que primero eran lesbianas que feministas, y yo, intentando hacerles un guiño, lo recojo así también. Y luego, porque conocí el movimiento feminista a partir de mi sentir lésbico y cuando empecé a buscar respuestas las encontré en el feminismo.
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