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Entrevista Actor y humorista

Joaquín Pajarón: “Parece que el humor se escucha más que las cosas serias”

Joaquín Pajarón durante su monólogo en Bilbao.

Blanca Sáinz

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Joaquín Pajarón (Asturias, 1978) lleva la gracia dentro y lo sabe. Pero no lo sabe desde un prisma vanidoso, sino desde el convencimiento que te da llevar más de 20 años desempeñando el trabajo de tus sueños. Y aunque el fútbol parecía ser su pasión, la comedia se cruzó en su camino para demostrarle que su lugar estaba en teatros, televisiones y hasta en cines. Este sábado estará en el Palacio de Festivales de Santander estrenando su monólogo 'En demasía 2.0', y aunque agotó las entradas en una primera tanda, se ha ampliado el aforo por lo que los rezagados todavía podrán disfrutar de un espectáculo en el que el asturiano volverá a demostrar por qué se ha convertido en uno de los humoristas más reconocidos del panorama español.

Actor, reportero, presentador, productor, humorista, guionista… Veo que prefiere diversificar antes que centrarse en un solo trabajo. ¿Es por la precariedad del mundo de las artes o porque no puede parar quieto?

Un poco de todo. Es un poco buscarme la vida, al final el trabajo principal no deja de ser el de cómico y actor, pero los textos son míos, me tocó trabajar escribiendo guiones también para la tele, trabajar allí… Y productor porque tuve que hacer mi propia productora para buscarme la vida, y así en vez de trabajar para otro, me intento yo llevar todas mis 'perres', y que no se las lleve otro por mí. Aún así, con lo que más me identifico es con la comedia y la actuación, aunque también me gusta mucho escribir mis historias. Al final es la comedia, escribir todo el día, encima de un escenario y en un 'chigre'.

Utilizo las redes sociales como herramienta para que la gente me conozca, se rían y después vayan al teatro. Ese es mi fin

Trabaja mucho con las redes sociales. No sé si se considera 'infuencer' o si rehúye de la palabra…

Siempre lo comenta la gente esto de 'influencer', y yo no lo soy. Ellos son más esta gente de moda, de gastronomía, de viajes… Y yo utilizo las redes sociales como herramienta, como publicidad. Lo que hago es que a través de las redes sociales la gente me pueda conocer y se rían, para que después vayan al teatro, y ese es mi fin. Todo es orgánico, no gasto dinero en redes, no hago campañas… Ahora no trabajo en la tele ni en la radio, y la prensa no me da mucha bola, pero hice el estreno en Asturias y no salió en ningún lado. Publiqué en redes sociales que al día siguiente salían las entradas a la venta, y llené en tres horas. Las redes son mis formas de estar en contacto con el público, que me conozcan, y también me sirven para probar los textos para los espectáculos… A veces me llaman de empresas para hacer publicidad, y les digo que me manden lo que quieran, que lo voy a consumir y agradecer, pero que hago poca publicidad. Y si no me gusta, diría que no me gusta, por lo que prefiero no decirlo… Así que 'influencer' no creo que sea, porque no creo que lo que yo diga tenga influencia entre la gente, solo son cosas chorra y comedia, aunque siempre suelo dejar un mensaje por ahí escondido para quien quiera cogerlo...

¿Hasta qué punto las redes sociales pueden abrir camino a un artista hoy en día?

Es una herramienta que está ahí y hay que saber utilizarla, tener una estrategia. Yo decidí hace unos años que iba a estar durante un año entero haciéndome una campaña publicitaria a mí mismo, subiendo contenidos de humor para que la gente me conociese fuera de Asturias. Hay muchísima competencia porque hay muchísima gente que hoy en día hace humor, y hay que tratar de ser diferente y esperar que guste el contenido. Por suerte, gustó. Yo estaba un poco a la expectativa, tampoco pensé que iba a funcionar tanto fuera de Asturias, pensé que iba a ser mucho más local, pero vengo de Bilbao y la gente se descojonaba en el teatro. Y me 'presta', me hizo muchísima ilusión, iba con miedo y mira… Si sabes utilizar las redes están muy bien y te dan a conocer. Yo no llenaría en Santander si no tengo las redes sociales.

En el norte somos un poco más bruscos en el humor, y tenemos ese enfado de mentira que parece que te molesta hasta que te pongan el limón en el refresco

¿Cambia el humor dependiendo del lugar?

El humor es diferente, pero ver a alguien tropezarse y caer, hace gracia a todo el mundo, seas de Cádiz o de Asturias. Hay gente del sur que me comenta que le hace gracia el humor del norte, aunque es muy diferente porque nosotros somos un poco más bruscos, tenemos este enfado de mentira que hago yo en los vídeos, que parece que te molesta hasta que te pongan el limón en el refresco, y realmente a mí me da igual. Esto de enfadarse es muy del norte [ríe]. Yo tenía miedo con Bilbao, mucho más miedo que con León, Cantabria o Galicia, porque yo creo que entre nosotros somos más parecidos. Pero Euskadi, aunque esté en el norte, tiene su propia cultura y es un poco diferente, pero al final funcionó.

¿Cómo se dio cuenta de que su profesión tenía que estar relacionada con el humor?

Quería ser futbolista y en el vestuario era el 'payasín', igual que me había pasado en clase. Pero nunca pensé que podría dedicarme a la comedia de forma profesional, y a raíz de una lesión que tuve con la que me aburría mucho porque no podía entrenar, fue el aniversario del bar de unos amigos e hicimos una fiesta. Ahí salí y me puse a hacer un monólogo y la gente se reía, pero entre el público había un chaval que trabajaba en TeleAsturias y me propuso hacer un casting, y me di cuenta de que me pagaban muy bien por hacer humor. Así que empecé a prepararme, estudié guion, arte dramático, expresión corporal… E iba renovando contratos en la tele, llegó la TPA (Televisión del Principado de Asturias), entré, empecé a escribir guiones, vi que ganaba dinero y pensé que esto era lo mío, que se me daba mejor que el fútbol. Por lo que fue la propia vida la que me llevó a este punto, aunque siempre fui muy comediante y me gustó mucho reírme y hacer reír, además de que consumí muchísimo humor en mi vida, y supongo que sin querer eso fue haciendo un poso.

Hábleme un poco de 'En demasía 2.0', porque en el título no deja entrever mucho de qué va el monólogo…

Parece que no, pero sí. 'En demasía' fue un espectáculo que estrené antes de la pandemia y llenamos en Asturias, teníamos pensado salir fuera pero la pandemia nos privó de todo esto. Justo antes de la pandemia había estado un año promocionándome en redes sociales y utilizaba la muletilla de 'en demasía', y al final decidí que se llamaría así. Y el espectáculo no deja de ser estas cosas que yo voy comentando en los vídeos que me molestan, entre comillas, como si fuese un 'repunante'. Imito a esa gente que se queja de todo, me voy fijando en las cosas para sacarles la puntilla, que igual tengo una tara en la cabeza, también te lo digo, pero son cosas cotidianas y cuando las digo, la gente se da cuenta de que es verdad.

Me río de todo, pero sin ser punki y sin meter caña fuera de contexto

¿Calificaría su humor como 'blanco'?

Me río de todo, pero sin ser punki y sin meter caña fuera de contexto… Sí que es blanco, aunque también meto pinceladas. Tengo un margen de improvisación muy amplio, el espectáculo escrito es una hora y quince minutos, y no hay ningún espectáculo que baje de las dos horas. El otro día en Euskadi improvisé con Ayuso, Toni Cantó, Fernando Simón, y con Euskadi, claro. En Santander será raro que no comente nada de Revilla, de la familia Botín, de Felisuco, o de las anchoas… Hay muchas cosas que tengo en la cabeza que no sé si diré y otras se me irán ocurriendo allí.

¿Es de los que piensa que las restricciones en los espectáculos de cultura son excesivas?

Extremadamente excesivas porque no hubo ningún brote en los teatros. Es de los pocos sitios donde se cumplen las medidas al 100% porque se entra ordenadamente, hay separación entre sitios, se lleva la mascarilla todo el rato. El teatro te hace estar formal y respetuoso, y Madrid, por ejemplo, está al 75% y no hay ningún brote, y vienen de todas las partes del mundo a actuar. Entiendo que al 100% igual es complicado… Pero el 50% es excesivo, porque no hay ningún momento en el que alguien se tenga que quitar la mascarilla, y todavía hay sitios que tienen menos del 50%. Al final aunque yo esté solo en escena, llevo un técnico de sonido, técnico de luz, un productor, un compañero que está escanciando sidra mientras estoy actuando... [ríe]. Nos movemos cinco o seis personas en cada bolo y generas sus respectivos puestos de trabajo, pero es que aparte, 800 personas en un teatro son 800 personas que se toman algo después de ir al teatro, que van a cenar… Yo mismo cuando me levante iré el domingo a comer por Santander. Pero entiendo que es una situación muy complicada, y soy muy poco crítico con los políticos porque considero que es muy difícil tomar decisiones. Pero entiendo que la salud está por encima de todo, pero si Raphael metió el otro día en no sé dónde a 5.000 personas en un concierto y no pasó nada, ¿por qué sí que pasa si yo meto a 700 en un espacio de 1.000? ¿Por qué una plaza de toros pude tener gente y yo no? ¿Por qué en los Premios Príncipe de Asturias no hay medio metro de distancia entre silla y silla? Porque yo sí que tengo que tener un metro y medio entre espectador y espectador… Aún así, no quiero ser crítico porque en España ahora todo el mundo sabe de pandemias, igual que cuando Fernando Alonso ganaba, que todo el mundo sabía de Fórmula 1.

Hizo una campaña de concienciación del virus con el Gobierno asturiano y también ha utilizado su visibilidad para apoyar la vacunación. Como artista y personaje público, ¿se siente responsable de dar ejemplo?

No soy ejemplo para nadie, pero sí puedo dar mi opinión, aunque suelo darla poco. Cuando me llamó el Principado para la campaña de concienciación de que la gente tuviese cuidado y demás, puse condiciones. Iba a decir lo que quería, lo iba a grabar yo, lo iba a hacer yo, y lo iba a publicar yo en mis redes…Estoy a favor porque todos tenemos a gente que se puede ver afectada en nuestras familias. Mi tío murió a consecuencia del coronavirus porque tenía una enfermedad respiratoria que la COVID complicó. Hay que pensar un poco en los demás, no podemos pecar de egoístas, y lo pienso así, así que si podía ponerlo en las redes sociales y que la gente lo viese, pues genial. Parece que el humor se escucha más que las cosas serias.

Su acento asturiano destaca especialmente. ¿En algún momento ha pensado que quizá sería mejor neutralizarlo?

Cuando me llamaron de 'Zapeando', que estuve allí seis o siete programas, quité el acento asturiano y fue lo peor que hice. Creo que no funcioné porque yo me veía y no era yo, buscaba un acento neutro con el que no era yo. Parece que el acento andaluz, el catalán e incluso el gallego están mejor vistos que el asturiano, y te autocensuras al hablar en asturiano. Fue un error, y decidí que bajo ningún concepto, a no ser que fuese algún papel para una serie o película, todo lo que voy a hacer de humor voy a ser yo. En el momento en el que lo cambio pierdo mi esencia, y luego la gente de fuera me entiende porque intento no hablar un asturiano académico, sino que se entienda lo que digo, hago como una especie de asturiano amistoso con el castellano que produce una cercanía. Todos tenemos nuestro acento, y el anuncio de Lola Flores es maravilloso, porque no podemos perder lo nuestro.

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