Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Bizum o transferencias para pagar las cañas: cuando un corte de las telecomunicaciones pone en jaque la Semana Santa

Vista panorámica de Potes con los Picos de Europa al fondo.

Celia Álvarez

7

Sin conexión a internet. Sin cajeros automáticos. Sin datáfonos ni líneas de teléfono en establecimientos comerciales y de hostelería. Sin poder tirar de tarjeta y a casi tres cuartos de hora por carretera del banco más cercano. O efectivo, o nada. Así amaneció este fin de semana la comarca de Liébana en plena temporada alta turística por los festivos de Semana Santa. ¿La causa? Un incendio forestal registrado en la localidad de Lamasón, en una zona de difícil acceso, que afectó a los postes de Telefónica y obligó a emplearse a fondo a los bomberos y a la práctica totalidad de los vecinos y visitantes de una de las zonas más icónicas de Cantabria.

Y es que la situación geográfica de este entorno rural de Cantabria posee un gran valor natural y paisajístico y alterna el microclima de los núcleos de población más bajos de la comarca con la meteorología más adversa de los puntos más elevados, en el corazón de los Picos de Europa. Unas características que son un reclamo indudable para los miles de turistas que eligen Liébana como destino vacacional, pero que también tienen sus inconvenientes, aunque sean sobrevenidos, como pudieron comprobar en sus propias carnes en pleno Viernes Santo.

Liébana es un valle abrazado por sus montañas, cuya principal vía de acceso, el Desfiladero de La Hermida, atraviesa rocas calizas de más de 1.000 metros de altitud a lo largo de 20 kilómetros. En paralelo a este trayecto por carretera, que no deja indiferente a nadie, discurre el río Deva, que desemboca en el mar Cantábrico por Unquera, la localidad con cajeros automáticos operativos más cercana a la comarca lebaniega, de la que se encuentra a más de media hora de distancia por carretera tras superar el sinuoso recorrido que las une.

“¿Cómo puede pasar esto en 2022?”, se preguntaban algunos clientes del Asador Llorente este pasado fin de semana. El hostelero Mario Llorente cuenta a elDiario.es que esta situación derivada del incendio provocó “la ralentización del servicio” y la “incomodidad del cliente”, puesto que “en Potes falla un repetidor y nos quedamos todos incomunicados”. “La gente alucinaba”. Para solventar el problema, tocó tirar de ingenio y uno de los comensales del restaurante tuvo que compartir sus datos de internet con el empresario para que sus camareros pudieran comprobar los pagos a través de Bizum, una aplicación que se convirtió estos días de dificultades en el servicio de telecomunicaciones en la gran aliada de comerciantes, hosteleros y turistas de la zona.

Bien lo sabe José, responsable del restaurante El Cantón, a quien el Bizum permitió sacar adelante el trabajo de la jornada, “aunque con el recelo de ”as personas mayores, que no manejan este tipo de sistemas“ y, por suerte, contaban con dinero en efectivo. A pesar de que la señal comenzó a llegar unas horas después, el TPV continuaba sin estar operativo, por lo que este hostelero tuvo que reconfigurarlo de forma telemática, gracias a las indicaciones del servicio técnico.

A pesar de que Potes fue el municipio más afectado, puesto que es la capital de la comarca y, por tanto, donde más se concentra la actividad turística, el percance también repercutió en otras zonas como Cillorigo de Liébana o Peñarrubia.

Isabel Fombellida, gerente del Hotel Infantado en Ojedo, optó por publicar su número de teléfono personal -que sí funcionaba- en Instagram para salir del paso. “En el hotel no hemos tenido ningún problema porque lo habíamos llenado con antelación, pero para el restaurante fue una faena”, dice Isabel, para quien resultó “un poco caótico no poder prever las comidas que íbamos a tener y trabajar sin reserva”, además de “todos los clientes que perdimos porque, al no tener teléfono, algunos no venían por si no había sitio”.

Al darse cuenta de que “no teníamos ni fijo, ni datos, ni wifi”, en el Balneario de La Hermida “nos volvimos locos pensando que era un problema internet”, comenta Alberto Rentero, responsable del establecimiento, quien asegura que “hemos perdido muchísimas reservas al no tener telefonía móvil” en Jueves Santo, que es “el día que estamos empezando a sacar la cabeza”.

No obstante, Alberto apunta a que “no es un tema puntual”, sino que “pasa muchas veces, cada vez que llueve, hace viento o mucho calor”, y “afecta a la población en general, no solo al negocio”. Por este motivo, el gerente del balneario asevera que “reclamaremos daños”.

Para Manuela Guardo, del Hostal Peña Sagra en Ojedo, esta situación “fue de traca”: “No había reservas, ni se podía pagar, ni sacar dinero... un caos”. En su caso, no le quedó más remedio que confiar en que sus clientes efectuarán el pago de los servicios a través de una transferencia bancaria cuando vuelvan a sus casas. Sin embargo, algunos tuvieron que adelantar el día de salida porque necesitaban la señal para teletrabajar.

Miriam Briz, de la Posada Sobrevilla en Espinama, cuenta a elDiario.es que el establecimiento se quedó sin línea de teléfono ni datáfonos, por lo que puso un papel en la puerta para avisar del inconveniente que estaban sufriendo y “la mayoría de los clientes efectuaron el pago mediante Bizum o con dinero en efectivo”. Sin embargo, dos de las habitaciones del hospedaje dejaron su número de tarjeta y la fecha de caducidad para realizar el cargo una vez solventado el problema. De nuevo, tocó tirar de confianza ante los problemas que provocó la tecnología.

El alcalde de Potes, Francisco Javier Gómez (PP), cuenta que en un primer momento creyó que las telecomunicaciones se habrían saturado la noche del jueves al viernes por la llegada masiva de turistas a la comarca, ya que Semana Santa “es una de las épocas con mayor afluencia de visitantes en todo el año”. “La alarma fue que llegaba el viernes y me buscaban todos los hosteleros porque la gente no tenía dinero en metálico y los datáfonos no funcionaban”, relata el regidor.

Al enterarse de la causa real del contratiempo y de las dificultades para acceder a la zona afectada por el incendio que provocó esta caída generalizada y solventar el problema, Gómez se puso en contacto con las autoridades y los responsables de diferentes áreas para buscar cuanto antes una solución, la cual llegó plenamente avanzado el fin de semana con el restablecimiento del servicio, “gracias a la buena coordinación entre todos los que intervinieron”.

Por medio, clientes de la hostelería y los servicios de la comarca, visitantes de todos los puntos de España e incluso de Europa, y los vecinos de Liébana, tuvieron que tirar de ingenio y buscar alternativas, confiar en la buena fe de unos y otros para solventar una situación que se produjo en el momento más inoportuno: en unos días de máxima ocupación y en la primera Semana Santa sin restricciones después de dos años de pandemia. Y si hay que pagar las cañas o el menú del día con una transferencia bancaria, es lo de menos. A grandes males, grandes remedios.

Etiquetas
stats