Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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El caso Garzón es como la película No mires arriba. El ministro de Consumo avisa de que va a caer una macrogranja en tu tierra que va a destruir el entorno, contaminar el medioambiente y maltratar animales para producir carne de mala calidad, y la picadora de desinformación masiva convierte la noticia en un bulo para torpedear al denunciante, distraer la atención del público, sacar rédito político y proteger los intereses de las grandes empresas que se enriquecen con el meteorito.
El Chuletón Gate ibérico es el mejor ejemplo para explicar cómo se construye un bulo. En una entrevista al periódico británico The Guardian, Garzón dice una verdad contrastada: la ganadería extensiva es sostenible, no las macrogranjas contaminantes que exportan carne de baja calidad de animales maltratados. Cárnica, una revista del sector (no te digo más) recorta, manipula y titula: “Garzón afirma que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados”. Ya tienes al ministro atacando al país y la ganadería entera. Empieza la carnicería.
El bulo lo firma un antiguo “periodista” de Microsoft News que, casualmente, es la página que empieza a darle bola. Le llega a Mañueco, presidente del PP en Castilla y León, que lo convierte en munición electoral para su campaña. De ahí pasa a Vox, la oposición y sus medios, tanto monta, monta tanto. Y se suman, las asociaciones de ganaderos que andan también de elecciones y que le tenían ganas desde que el ministro dijera otra verdad defendida por la OMS, la ONU, la UE y la comunidad científica, que hay que comer menos carne roja porque el exceso es malo para la salud humana, animal y planetaria.
La bola se transforma en bola de nieve a la que también se sube el PSOE. Primero García Page y Lambán, que ponen cara al concepto “tonto útil”, después hasta el ministro de Agricultura, la ministra de Medioambiente y el presidente, que no sólo niega a Garzón sino a sus propios objetivos de la estrategia España 2050 y de la Agenda 2030. Sánchez prefiere comerse el bulo y sus propias palabras, antes que enfrentarse a la picadora de carne. El Gobierno agacha la cabeza y es devorado una vez más por la piara de derechas. Y van…
El momento más delirante de la película llega cuando el PP afirma que las macrogranjas no existen (las macrogranjas son los padres) al mismo tiempo que circulan por la red imágenes de los populares protestando contra ellas… ¡en Castilla y León, desde donde el PP difundió el bulo! Nada importa, todo vale. Moraleja: si la derecha ve que te las cuelan todas, normal que te cuelen cualquier cosa. El meteorito cae, lo estás viendo y Casado dice que te lo estás imaginando. Como él su trabajo de máster.
Pero si levantas la cabeza, lo ves. Ves que quieren convertir España en la macrogranja de Europa. Ves que la industria cárnica busca zonas desocupadas para evitar la oposición a sus proyectos. Ves movimientos vecinales resistiéndose. Y ves la pocilga nacional de la información y la política, cerdos chapoteando en el barro mientras despedazan el cadáver de la democracia.
Un problema de salud pública y ambiental acaba convertido en un problema de salud periodística y democrática. No sólo la carne de macrogranjas, también la información de la macroprensa es tóxica. La mala calidad de la primera es encubierta con la segunda. Llevamos una semana hablando de memes y mentiras mientras el meteorito se aproxima. Atención, spoiler: si no miras arriba, al final la macrogranja te cae encima. Y los causantes del desastre escapan con el dinero.
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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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