Algunos alimentos multiplican sus precios hasta un 600% del campo a la mesa
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, UPA de Castilla-La Mancha, ha denunciado hoy que es generalizada la descompensación de precios entre lo que invierten agricultores y ganaderos, los precios que reciben por sus productos, y lo que finalmente paga el consumidor en mercados y supermercados. Como ejemplo, la organización ha analizado algunos precios como los del melocotón, sandía, melón o patatas y han señalado que incrementan sus precios hasta el 600 % desde el origen a lo que paga el consumidor finalmente.
UPA lleva años reclamando unos precios justos para los agricultores y ganaderos puesto que son muchos los cultivos tradicionales de la región los que se ven afectados por esta situación: vino, olivar, cereales, entre otros.
Gracias a la colaboración entre UPA y la Unión de Consumidores de Castilla y León, se están analizando interesantes datos al respecto de los precios de los alimentos, los cuales apuntan a que desde la tierra a la mesa el precio de algunos productos agroalimentarios se multiplica hasta por siete.
En este sentido, desde la organización agraria insisten en demandar que, aprovechando la negociación de la próxima reforma de la PAC, sería aconsejable establecer mecanismos de mercado que no permitan estas situaciones, “que los productores no cobren por debajo de lo que cuesta producir, que los productos básicos no puedan utilizarse como productos reclamo”, entre otras cuestiones, denuncian desde la UPA.
Este tipo de precios lo que realmente reflejan, como explican desde la organización agraria, es que mientras los productores perciben precios que apenas les permiten cubrir los costes de producción, los consumidores pagan en algunos casos cantidades muy elevadas por los mismos.
Desde UPA se denuncian los abusos que sufren los agricultores y ganaderos en manos principalmente de la distribución, según ha señalado en un comunicado, que impone cotizaciones a la baja, que en muchos casos ni siquiera permiten cubrir los costes de producción, y que para nada se corresponden con la justicia que es exigible en la conformación de los precios en la cadena alimentaria.
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