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'María de la Recueja' desafía todos los tópicos: mujer, joven, emprendedora en la España despoblada y viticultora

María García entre sus viñas. IMAGEN: MARÍA GARCÍA

Pilar Virtudes

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María García es joven y viticultora. Hace su propio vino bautizado con su nombre y el de su pueblo, ‘María de la Recueja’, desde un pequeño rincón de La Manchuela albaceteña. Ha emprendido en el medio rural, un pueblo de 230 habitantes, cogiendo el testigo de su padre, contribuyendo al relevo generacional de un sector envejecido y tradicional como es el del campo.

Recientemente, ha sido galardonada con el premio que la Fundación Globalcaja y la Asociación de Mujeres Empresarias de la Provincia de Albacete (AMEPAP), le han concedido por la creación de su propia bodega con la que homenajea a su localidad natal.

María de la Recueja. IMAGEN: MARÍA GARCÍA

María es un ejemplo porque ha conseguido lo que muchos pueblos y muchas explotaciones buscan: crear empleo en el medio rural, permanecer en la España despoblada, y producir vino, todo en una actividad que se enfrenta a retos como la disminución del consumo, el cambio de modas, la amenaza de los aranceles, la falta de oportunidades y un sector tradicional y masculinizado, entre otros.

Su historia como viticultora y trabajadora del campo se remonta a la propia historia de su familia, ya que ella ha cogido el testigo que tenía su padre. “Todo empezó en 2021 cuando mi padre se iba a jubilar. Él ha sido agricultor toda la vida, tiene unas pocas viñas, algo de cereal, oliveras y era de lo que vivíamos toda la vida en casa”, recuerda.

Ella, entonces, con su formación como ingeniera agrícola y enóloga, trabajaba para otras bodegas, pero las circunstancias familiares le hizo replantearse su trayectoria. “En 2021 mi padre me dice que se va a jubilar y me pregunta qué íbamos a hacer con las viñas. Así, durante el 2021 y 2022  empiezo a hacer microelaboraciones de vino en el garaje de casa con las uvas de ciertas parcelas para probar qué materia prima teníamos, salió la cosa muy bien, empezó a gustar mucho el producto. En 2023 me decido a crear mi propia bodega y a empezar con el enoturismo”.

La bodega. IMAGEN: MARÍA GARCÍA

María García participa con sus elaboraciones de los vinos honestos, frutales con respeto máximo a la tierra y al producto. “Mi filosofía es elaborar de la forma más natural posible, respetando al máximo el producto que tengo porque es la base del proyecto. Si yo hubiese visto en esas primeras microelaboraciones que el producto no estaba en condiciones jamás me hubiese lanzado a hacer un producto así”.

Actualmente, está elaborando con la blanca macabeo y la tinta monastrell y este año ha incorporado garnacha tinta, “porque a mí me gustan mucho las garnachas de Madrid hacia arriba”, siempre con las uvas de sus parcelas.  

Asegura que el perfil es de vinos frescos, ligeros, con buen paso en boca, frutales y alegres. “Cuando empecé mi primer tinto tenía mucha madera y era más pesado. Lo vendí todo por redes sociales a un público joven y ahí me di cuenta de que demandaba un vino más ligero, con menos estructura, sin tanta graduación alcohólica”, asegura. Esto para los tintos porque sus blancos son “vinos con mucho volumen, cambiando un poco la tendencia de lo que estamos acostumbrados, este no es un vino que pasa como el agua, mis vinos blancos no son así, tienen incluso más grados que mis tintos y son vinos muy potentes”, apunta.

Actualmente, y con apenas dos años elaborando, tiene en el mercado dos gamas, “la Rabera (con b) que solo se elaboran en acero inoxidable para que la gente pueda ver la pureza de la variedad, el suelo, el clima ya que el acero no aporta nada.  Y luego tenemos una segunda gama, la Ravera (con v), que son vinos con distintas técnicas y materiales, damajuanas de cristal, tinajas de barro, barricas de madera y esperamos que hormigón ”, apunta.

En total de la añada 2024 se produjeron unas 10.000 botellas y su objetivo inmediato es “ir creciendo poco a poco para poder vivir del proyecto y llegar a unas 25.000 botellas”.

Sus elaboraciones tienen el sabor del clima y de la tierra de la Manchuela. “Estamos muy influenciados por el Júcar, nuestras parcelas están junto al río, tenemos un clima muy peculiar donde se nos meten muchas tormentas y debemos tener cuidado, es una zona muy caliza, tenemos muy poco materia orgánica, lo que hace que nuestros vinos sean muy minerales y muy puros”.

Momento del enoturismo en la bodega. IMAGEN: MARÍA GARCÍA

También pone mucho empeño en el enoturismo, actividad que inició desde el principio. “Yo soy muy de ir a las bodegas, mis vacaciones siempre giran en torno a mi pasión que es el vino, y tenía muchas ideas que había ido madurando en las bodegas que había visitado. Con nuestros visitantes probamos cinco vinos y maridamos con un aperitivo de la zona, con proyectos diferentes de la comarca: un vino con un queso de una quesería de al lado, otro vino con un producto que nos elaboran en la panadería del pueblo, estamos combinando no solo mi proyecto sino con otros productos para que la gente conozca la Manchuela a través de esa cata de vinos”.

Peor la burocracia que el sector

Desde su rincón de Albacete, considera que no ha sufrido ni por emprender en un sector masculinizado ni por su sesgo tradicional, sino que lo más más difícil ha sido pelear con la burocracia y la administración. “No ha sido complicado porque sea un muy sector muy masculino, sino que lo ha sido porque tenemos una administración que me trataba como si fuésemos una bodega gigante que hacíamos millones de litros, y al final había muchísimas trabas administrativas que nos ha impedido hacer muchas cosas”, asegura.

Ha sido costoso, pero “no creo que sea porque el sector esté envejecido o porque esté masculinizado. Yo vivo en una familia de agricultores y mi padre tiene dos hijas. Si había que hacer cosas las hacíamos igual que si fuésemos un hombre, hemos hecho todo porque todo lo que puede hacer un hombre, lo puede hacer una mujer y me han educado en esa cuna, me ha complicado más la vida a administración y las leyes actuales que esas cosas”, asegura.

Los vinos de María de la Recueja. IMAGEN: MARÍA GARCÍA

Un momento complicado

El momento por el que atraviesa el sector no la ha desanimado aunque ve situaciones que le hacen reflexionar. “Hay muchas parcelas envejecidas, acosadas por la sequía y creo que debería haber la posibilidad de un arranque para las personas que quieran porque eso va a regular el mercado, ya que actualmente tenemos excedentes, lo veo favorable, pero cada uno lo ve de una manera”.

Sobre otra de las amenazas, los posibles aranceles a las producciones europeas que ha anunciado el presidente de EEUU, Donald Trump, considera que en el sector “hay temor al futuro, a mí de momento esto no me afecta porque con mi poca producción la vendo a nivel nacional, pero la idea es crecer y salir fuera y ahí es donde vienen los miedos que ya tienen muchas bodegas”.

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