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“El armazón identitario de España se lo debemos al reino Visigodo y a su capital, Toledo”

Fidel Manjavacas

En pocas palabras, Daniel Gómez Aragonés es un experto y un apasionado del período visigodo. Así lo ha demostrado con su trabajo de divulgación y las publicaciones que comenzó a realizar en el año 2013 sobre esta etapa histórica y su impacto en la Península Ibérica y, de manera particular, en Toledo y su provincia.

En esta ocasión, su cuarto libro -que perfectamente podría ser el primero si se quisiera seguir un hilo de sus ensayos- lleva por título ‘Bárbaros en Hispania. Suevos, vándalos y alanos en la lucha contra Roma’ (editado por La esfera de los libros). En él, Gómez Aragonés, licenciado en Humanidades y con diversas certificaciones académicas por sus investigaciones en el período visigodo, nos habla de “una época que habitualmente estamos acostumbrados a ver como una etapa oscura”.

Una historia que transcurre entre la caída del Imperio romano y la invasión musulmana de la Península y que está “cargada de épica, honor, batallas, religión o cambios políticos que transformaron a Europa y España, un momento en el que muchas de las naciones europeas encuentran su esencia”. La cultura guerrera alana, el gran rey vándalo Genserico, el singular reino Suevo y su destrucción por parte del reino Visigodo de Toledo son algunos de los temas que el escritor divulga en este libro.

Otros personajes como Estilicón, Riquila, San Martín de Braga o Leovigildo son también protagonistas de un período que el escritor narra “con rigor y con mucha dosis de amenidad”. “Estos siglos tienen mucha más luz que oscuridad”, defiende el autor en una entrevista con eldiarioclm.es en la que resalta la trascendencia del reino visigodo en la configuración de la actual España y apuesta por reivindicar más a personajes claves de esta época en Toledo.

Tras sus tres primeros libros -‘La invasión bizantina de Hispania 533-625. El Reino Visigodo frente a la expansión imperial’ (2013), ‘El esplendor del Reino Visigodo de Toledo’ (2014) y ‘Vouillé, 507. El nacimiento del Regnum Gothorum de España’ (2016)-,  Gómez Aragonés hace un repaso a la historia visigoda, los trabajos arqueológicos que se están llevando a cabo en España para redescubrir este periodo o la ausencia de una mayor relevancia que, a su juicio, no se da en los libros de texto escolares a esta etapa que arranca en el siglo V con la llegada de invasiones de suevos, vándalos y alanos en la Península. La primera pregunta, es obligada…

¿Quiénes son los bárbaros?

En el libro he querido dejar claro al lector qué es el concepto bárbaro, una palabra un tanto singular. En el concepto en el que nos movemos respecto a las invasiones bárbaras, el término originario bárbaro define al extranjero, a toda aquella persona que estaba fuera del mundo grecorromano, para que nos entendamos.

Los bárbaros que a 31 de diciembre del año 406, fecha simbólica, parece ser que cruzan el río Rin helado serían pueblos de origen germano y estepario (iranio). Muchas veces se ha hablado de invasiones germanas y es un error, ¿por qué? Porque en el caso en que nos afecta a nosotros en Hispania nos encontramos a suevos y vándalos, que sí son germanos, pero no los alanos. Los alanos son un pueblo de las estepas euroasiáticas que no tienen que ver con la tradición germana ni con una posición geográfica de lo que es Germania.

Estos pueblos que irrumpen en el corazón del Imperio son los que se han conocido como bárbaros, es una contraposición a lo que es el mundo romano. Pero bárbaro no solo es una concepción geográfica, también lo es religiosa. Ellos no son católicos, son o cristianos arrianos o incluso en muchos casos paganos, como ocurre con los alanos.

Un cronista romano, Amiano Marcelino, diferencia al bárbaro del romano porque es una contraposición al hombre mediterráneo. En la época, las condiciones de vida son difíciles y complicadas. No se vive igual en el norte de Alemania que en España, ni antes ni ahora. Entonces, ese condicionante enmarca la definición de los bárbaros. Las invasiones están encausadas por distintos factores, todo obedece a un proceso y son distintas piezas. La llegada de los hunos provoca un efecto dominó y muchos pueblos que huían de ellos vienen a buscar otra vida mejor dentro del Imperio romano, porque por mucha crisis que hubiese en el interior, los bárbaros no son tontos y sabían que dentro iban a vivir mucho mejor que fuera. Preferían tener una parcela propia que conseguir una situación de poder. Siempre hemos buscado vivir bien y mejor.

¿Qué papel juegan en la evolución de la Península Ibérica y de lo que conocemos hoy como España?

Es un papel fundamental. Los vándalos, igual que les pasaba a los godos (visigodos y ostrogodos), están divididos en dos: asdingos y silingos. Los visigodos, federados por Roma, derrotan a vándalos, silingos y alanos y hacen que desaparezcan como entidad independiente. Los que quedan, se unen a los vándalos asdingos.

Cuando surge el reino Visigodo de Toledo, con el gran arquitecto de ese reino –Leovigildo, quien debería tener junto con Recaredo una escultura en un lugar prominente de la antigua capital- hay que entender que en todo ese desarrollo hay un proyecto político, identitario, una identificación con la Península Ibérica y con España.

En esta etapa encontramos el germen de lo que es la actual España. Para entender lo que ha sido España a lo largo de toda la Edad Media, Moderna y Contemporánea, hay que irse al reino Visigodo de Toledo. Cuando luego llega la invasión musulmana y la Reconquista, en todos los reinos en el norte peninsular, desde Portugal hasta los condados catalanes, hay un sentimiento identitario de lo que fue el reino Visigido de Toledo y de querer ocupar y restaurar dicho reino. De hecho, los Reyes Católicos, cuando concluyen la Reconquista, lo toman como la recuperación de esa España que se había perdido en el 711 en Guadalete.

Evidentemente todo esto tiene un principio, que arranca en esta ciudad, en Toledo. Si en la propia Toledo no nos damos cuenta la importancia que tiene el pasado de los godos y la época de los bárbaros, tenemos un problema muy gordo porque los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.

¿Cómo se produce el fin del reino Visigodo en España?

En el año 711 este reino se encontraba en un contexto de crisis y en un contexto, prácticamente, de Guerra Civil, pero no es algo que estaba presdestinado a desparecer. En España seguimos teniendo un contexto de crisis, pero eso no significa que España vaya a desparecer y eso no significa que no haya riquezas. En España hay muchísima pobreza pero también hay muchísimo dinero, algo que también pasaba en aquella época.

Cuando los musulmanes no se querían ir es por que pensaban: ¡ojo, que aquí hay mucho dinero, aquí se está bien! Todo obedeció a procesos de guerras entre unos bandos y otros que provocaron la derrota de don Rodrigo en la batalla de Guadalate. Aunque no sabemos si murió ahí o se retiró a Lusitania y murió ahí posteriormente. La cuestión es que está claro que fisíciçamente, Rodrigo desapareció y que, por ejemplo, si hubo una fuerte resistencia en la zona tarraconense y aragonense, donde estaba Aquila II, quien no tiene nada que ver con don Rodrigo. Seguro que en el contexto de la entrada de los musulmanes habría hasta tres bandos en la Península. Cada uno ajustó su situación y quizá alguno pensó en utilizar a los musulmanes para su propia lucha.

Sin embargo, los musulmanes tuvieron una clara operación de conquista, que muchas veces se ha vendido como un camino de rosas y no, hubo oposición. Hubo mucha gente que decidió no adaptarse a la realidad imperante y marcharse al norte, al reino de Asturias, para iniciar desde ahí a la Reconquista. No olvidemos que el reino de Asturias es el reino legítimo heredero del reino visigodo de Toledo, y no olvidemos que Oviedo es la nueva Toledo.

¿Qué nos queda de los visigodos?

Aparte del patrimonio histórico, como el tesoro de Guarrazar (Museo Arqueológico Nacional), la iglesia de Santa María de Melque (Toledo) o San Pedro de las Nave (Campillo, Zamora), entre otros conjuntos históricos, lo más importante que nos han dejado es España en sí misma. El armazón identitario de lo que es España se lo debemos al período visigodo y a su capital, Toledo.

Es tu cuarta publicación, para leer este libro ¿es necesario leer tus tres obras anteriores? 

Hace poco me preguntaban por cuál se debe empezar. Realmente se debe empezar por este último aunque no hayan tenido un desarrollo cronológico. Lo mejor es empezar por el cuarto, seguir por el tercero, pasar al primero y luego al segundo. Es ensayo y no tiene por qué seguir un discurso como una novela.

Con los trabajos que se están llevando a cabo en el yacimiento de Los Hitos, en Arisgostas (Toledo), ¿se está redescubriendo la historia visigoda en España?

La teoría de Los Hitos es porque se trata de un modelo anterior a lo que significa Santa María del Naranco (Oviedo). Esto pertenece al debate  historiográfico entre unos y otros. Con lo que hay que quedarse es con que se ha excavado un yacimiento en el que se está haciendo un trabajo espectacular, como también en Guarrazar.

Yo me atrevería a decir que la comarca de los Montes de Toledo seguramente sea la comarca con más restos de época visigoda. la iglesia de San Pedro de la Mata (Casalgordo, Sonseca), Los Hitos (Orgaz), el yacimiento de Guarrazar (Guadamur) o Santa María de Melque (San Martín de Montalbán). Somos auténticos privilegiados.

En Toledo está el Museo de los Concilios Visigodos, que muchas veces pasa sin pena ni gloria en las guías o rutas turísticas, aunque para mí es uno de los lugares privilegiados de Toledo. Pero a 20 minutos de Toledo puedes ver toda esa magia del período godo en la provincia. En esta tierra somos afortunados. Una cosa que he palpado es, con trabajo de campo y experiencia a flor de piel, es que cuando la gente está interesada por el mundo de la cultura se adentra en este período de la historia y le encanta y disfruta.

¿Quedan sitios en los que investigar y cosas por descubrir sobre este período?

Sí, sí. Por ejemplo, en el yacimiento de Guarrazar el trabajo que está haciendo el arqueólogo Juanma Rojas es espectacular, pero todavía queda mucho por hacer. Además, ese trabajo va a ser productivo, van a seguir apareciendo restos que nos van a seguir alucinando. Seguirán apareciendo restos si algún día Vega Baja vuelve a recuperarse, si se sigue avanzando en los distintos estudios que se realizan en la Península Ibérica como en la zona de Zamora, donde están encontrando restos de la época suevo-goda, o en Orense, donde se ha presentado la exposición más impresionante hecha hasta ahora sobre los suevos. No hemos llegado al final, si te pones a buscar vinculaciones sobre esta época son sorprendentes los avances que hay.

En los últimos años han aparecido muchísimos restos vinculados a los siglos VI, VII y VIII. Por fin se está yendo a por ello. Además, en Mérida se están preparando para tener un gran museo de arte visigodo, una ciudad que me encanta y que tiene fuertes vínculos con Toledo. Mérida ya tiene un museo espectacular, el museo de Arte Romano, y también tiene interés en tener un gran museo de estas características.

¿Es un lugar adecuado -Mérida- para instalar un museo así?

Aquí hay que barrer para casa. Para mí el luegar adecuado e indicado, en todo lo que tenga que ver con godos, si estamos hablando sobre todo a nivel nacional, tiene que estar en Toledo, ¿dónde si no? Pero aquí somos sota, caballo y rey. Cuando se acabe de rascar el Greco, el Quijote y las tres culturas… más de uno se va a poner muy nervioso. Le van a hablar de carpetanos, visigodos o comuneros y van a decir: ¡Ah!, ¿qué en Toledo hay más?

Igual que es normal que el de arte romano esté en Mérida, si algún día existiera un museo de estas características, que pueda ser referencia internacional del mundo visigodo, tiene que estar en Toledo , ¡que diría Leovigildo!

En otras entrevistas criticas la ausencia de una mayor profundidad sobre este período en los libros de texto escolares

Es un tema que he tratado en este último libro también. En el último capítulo, un poco a modo de reflexión, hay una parte que me apetecía incluir y que no suele aparecer en este tipo de trabajo, pero lo veía necesario. Algunos me lo han llegado a agradecer. Si estamos hablando de la segunda mitad del siglo XX hasta ahora, en cómo se ha visto la historia de suevos, vándalo y alanos… no podemos hablar de una evolución positiva.

Si hablas con tus padres y abuelos y les dices que te enseñen la famosa enciclopedia Alvárez, con la huella del franquismo, vas a ver pinceladas de este época. Si coges un libro de texto de 6º de E.G.B. de los años 80, ya en época democrática, sin huella del franquismo, por un lado vas a ver una presentación muy buena, con algún error, en el que el tema de los visigodos está mejor tratado, pero los suevos, vándalos y alanos apenas aparecen nombrados.

Las reformas educativas son como terremotos. No mejora tampoco la cosa aunque hay honrosas excepciones. Si el tema visigodo ocupa poco espacio, suevos, vándalos y alanos siempre van a ir por detrás.

No obstante, hay un montón de maestros y profesores que se lo curran mucho para demostrar a los jóvenes que esta época tiene su importancia. Por otro lado, a nivel de las grandes esferas del estudio de la ciencia histórica, en España hemos tenido a profesores y académicos espectaculares, de un nivel muy alto. Pero en la parte de la educación de los más jóvenes hay que mover ficha. Para eso estamos aquí también.

En cuanto a bibliografía de esta etapa , ¿en qué nivel estamos?

En el ámbito científico universitario siempre se publica sobre esta etapa histórica. Pero para el lector medio alomejor hay determinados libros que se le pueden hacer áridos o densos. Entonces, en ese ámbito, en libros de alta divulgación histórica, se busca un alto rigor pero también fórmulas de amenidad, en eso se va avanzando poco a poco. No hay que parar divulgando mediante rutas, programas de radio, libros… con todo.

Desde el 2013 en el que publiqué mi primer trabajo esto ha ido a más. La gente que ha leído mis trabajos me ha dicho que le mola la época, que es un gusto conocerla. Es una época que no está tan explotada. No solo por el hecho mercantilista, sino por la demanda cultural e intelectual que hay, que es muy importante, de un país en el que hay gente que quiere, ama y necesita su historia. La gente lo único que puede hacer con la historia y con la cultura es enamorarse.

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