Siempre me he sentido atraído por las duras y agrestes parameras que se extienden a lo largo de las tierras fronterizas entre Guadalajara y Soria. A primera vista, son tierras inhóspitas, batidas por un viento helado en invierno y calentadas por un sol atroz en verano, cubiertas por una vegetación escasa pero dura y muy bien adaptada al clima continental imperante. Pedregales, barrancos rojizos, pueblos en ruinas…Todo conspira para que el viajero inadvertido se sienta repelido por esta región.
Y es precisamente esa desolación aparente lo que me atrae. En estas tierras fronterizas parece como si el alma de Iberia se manifestase con mayor autenticidad que en otros lugares. De entre toda esta extensión geográfica, quiero destacar por su interés el Parque Natural del Barranco del Río Dulce como un lugar ideal para explorar sus valores naturales y, en definitiva, comprender el funcionamiento de la paramera ibérica.
Este Parque Natural, que es a la vez Lugar de Interés Comunitario y ZEPA, se extiende a lo largo de 26 kilómetros del barranco o cañón que el Río Dulce excava entre Jodra del Pinar y el cruce con la carretera CM-1101, muy cerca del límite ya con las Tierras de Medinaceli. Geográficamente, allí se dan cita dos unidades morfológicas: el valle del río propiamente dicho, encajonado en un barranco, y la paramera ibérica circundante, dando origen a varios biotopos: páramos, laderas, fondos de valle, o modelados kársticos. De entre las 749 especies vegetales catalogadas, once de ellas se encuentran en el Catálogo de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha, y 81 de ellas son endemismos ibéricos.
Desde el punto de vista faunístico, el Barranco del Dulce destaca especialmente por su avifauna rupícola, que vive y cría en los cortados rocosos que flanquean el cauce del río. El buitre leonado es muy abundante en la zona, pero las especies más interesantes son: el águila perdicera, que está considerada en peligro de extinción en Castilla-La Mancha, el halcón peregrino, el águila real, el alimoche (visitante estival), y el magnífico búho real. Fuera de las rapaces, la chova piquirroja es otro de los símbolos de la avifauna local. En total se han catalogado 26 especies de aves, con las rapaces como el plato fuerte. Pero el hábitat acuático del río también alberga una sorpresa en forma de Martín pescador.
Los abundantes roedores y reptiles de la zona forman la base alimentaria de tantas rapaces, y también de los mamíferos presentes: los mesocarnívoros mediterráneos como el tejón, la garduña, la gineta y el zorro. La presencia de la nutria está confirmada en el río, así como el musgaño de Cabrera, aunque desgraciadamente el escasísimo desmán ibérico probablemente está ya desaparecido del Dulce.
El corzo y el jabalí, de interés cinegético, completan el cuadro de los principales mamíferos presentes en el Barranco, sin olvidar una buena representación de murciélagos: el grande y el pequeño de herradura, el mediterráneo de herradura, el ratonero grande, el ratonero pardo y el murciélago de cueva.
Ahora que hemos dado un apresurado repaso a la flora y la fauna del Barranco, probablemente la paramera ya no nos parezca tan inhóspita. En la naturaleza todos somos capaces de ver, pero no siempre observamos. Y observando se da uno cuenta de que la vida está presente en toda clase de paisajes.
Recuperemos el gusto por nuestros montes más íntimos. Redescubramos nuestras montañas peladas, nuestros ríos locales, y los bosquetes de sabinas y rebollos desafiando el viento invernal. Parafraseando a aquél político, yo diría que no hace falta irse a “altas montañas y lejanos desiertos” para experimentar lo más salvaje de nuestra naturaleza.
Sobre este blog
La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.
