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La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.

El dilema común entre el agua embotellada y el agua de grifo

El agua del grifo, un alimento de confianza

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Normalmente en España cuando vamos a un restaurante o a un bar y pedimos agua para comer, esta suele venir embotellada, lo que en principio nos parece normal. Pero, cuando salimos del país y vamos un poco más allá, como por ejemplo a Francia, nos sorprende ver que sin apenas pedirla, tienes una jarra de agua en la mesa, la cual no te hacen pagar. De la misma forma, en la mayoría de viviendas españolas el agua consumida se compra embotellada (de hecho, España es el cuarto país que consume más agua embotellada), ya que existe la creencia de que el agua de grifo no es tan saludable o que puede ser mala para la salud. En otras casas sin embargo, el agua se capta del grifo pasándose antes por las famosas “jarras con filtro”, las cuales hacen el agua del grifo más “bebible”, ya que el agua embotellada puede arrastrar micro plásticos u otros compuestos que pueden llegar a acabar en nuestro interior (aparte del precio, el cual es bastante superior en las embotelladas).

Sin embargo, pocas son las casas en las que el agua se consume directamente del grifo. Entonces aquí se nos plantea una serie de preguntas: ¿qué es más recomendable, beber agua del grifo o embotellada? ¿Es realmente necesario filtrar el agua del grifo? ¿Si consumimos agua del grifo tenemos más riesgo a padecer enfermedades? En este artículo intentaremos contestar todas estas preguntas que nos podemos haber llegado a hacer a lo largo de nuestra vida. 

Empezaremos con el agua del grifo. Suele variar según el lugar en el que te encuentres, el tratamiento que reciba, la fuente desde donde es captada (embalse, desaladora, etc) y también sus características pueden variar según la meteorología, es decir, el agua será un poco diferente si llueve más o menos, si hace más calor o si algún factor externo la ha hecho variar. Sin embargo, una vez captada el agua, se realiza un tratamiento muy exhaustivo, desde un desarenado hasta su desinfección, lo que hace que sea totalmente apta para el consumo. Además, se realizan análisis cada día de diferentes parámetros como nitratos o cantidad de carbono orgánico, entre otros, a lo largo de todo el tratamiento, tomando diferentes muestras cada día en cada etapa, de tal forma que, si existe algún problema o contaminación, se anuncia rápidamente para adoptar las soluciones que sean necesarias.

Esto es así porque la legislación lo exige. Pero hay gente que afirma que este tipo de agua sigue sin ser totalmente segura, puesto que recorre grandes distancias hasta llegar a nuestras casas, pasando por tuberías cuyo estado desconocemos. La verdad es que eso no tiene que preocuparnos, puesto que el agua al salir de la estación de depuración lleva la cantidad suficiente de cloro para acabar con las posibles bacterias y demás sustancias que puede haber en las tuberías, de tal forma que nos llega totalmente potable. Sí que es verdad que en algunos países el tratamiento de desinfección cambia, ya que a veces el tratamiento con cloro puede llegar a formar THMs (trihalometanos), sustancias que pueden ser perjudiciales para el ser humano.

Sobre el agua embotellada

Por otro lado el agua embotellada también tiene sus más y sus menos. Tiene también sus seguimientos (aunque con menos frecuencia que el agua del grifo) y existen diferentes tipos de minerales, lo que facilita la labor a personas con una dieta específica o a niños, además de que es más fácil de transportar. Ya sea en Madrid como en Barcelona, el agua de botella de la marca X tendrá el mismo sabor y las mismas características en un lado que en otro. Pero también tiene su lado menos bueno: con respecto al transporte, las botellas de agua pueden llegar a recorrer también largas distancias en camiones hasta llegar a los supermercados y a nuestras casas. Además, la mayoría de estas vienen embotelladas en plástico, el cual no es muy recomendable ya que algunos estudios han demostrado que a determinadas condiciones, el plástico puede desprender sustancias perjudiciales para el organismo.

Es por eso que no es recomendable dejar botellas de plástico en el interior de los coches, cerca de fuentes de calor, con el tapón abierto, someterla a cambios bruscos de temperatura y por supuesto, rellenarla de nuevo (que es un error muy común en todos nosotros y nos puede jugar una mala pasada). Y, por supuesto, la terrible contaminación que producen las botellas desde su fabricación hasta su fin.

Con todo esto queremos destacar que no está mal beber agua embotellada si por ejemplo tienes problemas de salud o necesitas seguir una dieta específica, o si aún se tienes tuberías de cobre en casa (aunque ya es poco común tenerlas puesto que están prohibidas), pero si no, se puede beber del agua del grifo sin problema, ya que el 99,5% del agua española es totalmente saludable y consumible. Además, ayudamos al planeta a reducir residuos plásticos, lo cual también hace falta actualmente y sobre todo, es un alivio para tu bolsillo.

Sé que podrás decirme: bueno, es que no en todas las regiones el agua sabe bien, pero gracias a los avances tecnológicos de ahora, existen filtros para los grifos que quitan ese posible sabor que pueda tener, estando igual o mejor que la embotellada, y tan solo tienes que hacerte cargo de cambiarlo cada ciertos años. Sumado a esto, puedes conservarla en botellas de cristal, lo cual no altera sus propiedades. No obstante, hay que tener cuidado e informarse bien a la hora de viajar ya que no en todos los países es apta para el consumo, sobre todo en aquellos en los que no existe aún un buen saneamiento de la red pública.

De esta forma, con toda esta información, habiendo roto algún que otro mito sobre el agua del grifo, dejamos la pelota en su tejado. ¿Y tú, qué agua prefieres beber?

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