La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.
Los peces continentales ibéricos, un patrimonio desconocido
Cuando hablamos de la fauna de un determinado territorio, instintivamente pensamos en sus mamíferos y sus aves por tratarse de animales que pueden verse con relativa facilidad. Como mucho podemos considerar también sus insectos y sus arácnidos, pues la entomología es una disciplina popular y muy extendida.
Por otro lado, seamos sinceros. ¿Cuántos de nosotros pensamos en los peces cuando nos hablan de la fauna de un lugar? Fuera del círculo de especialistas y del colectivo de pescadores, el gran público no suele acordarse de estos discretos vertebrados, especialmente cuando hablamos de aguas continentales: ríos, lagos, lagunas, humedales y pantanos. La Península Ibérica posee un notable patrimonio ictiológico, injustamente eclipsado por toda una pléyade de especies introducidas por el hombre para satisfacer la pesca deportiva, y que son mucho más conocidos que los peces autóctonos.
Desde el punto de vista de los peces de agua dulce, nuestra Península está dividida en cuatro ecorregiones: Costa Cantábrica-Languedoc, que comprende las cuencas de los ríos cantábricos así como las del tercio Sur de Francia; Iberia Occidental, que consta de las cuencas del Miño, el Duero y el Tajo; Iberia Meridional, que engloba las cuencas del Guadiana, el Guadalquivir y el Segura, y finalmente Iberia Oriental, que comprende las cuencas del Júcar, el Turia, el Ter y el Llobregat.
En virtud de su aislamiento geográfico y por haber sido refugio durante las glaciaciones, la ictiofauna ibérica es rica en endemismos: aproximadamente el 30% de las especies en Iberia Occidental y Oriental, y el 60% en Iberia Meridional. Las especies autóctonas más conocidas son el barbo ibérico (del cual se discute su origen europeo o norteafricano), el barbo comizo, la bermejuela, la colmilleja, el bordallo, la lamprehuela, el fartet o el cacho, entre otras muchas, la mayoría de ellas adscritas al Órden Cipriniformes, aunque también están presentes otros varios órdenes más.
Castilla-La Mancha ocupa un lugar extraordinariamente privilegiado cuando hablamos de peces continentales ibéricos, pues es la única Comunidad Autónoma española donde confluyen tres de las cuatro ecorregiones que antes hemos indicado. La cuenca del Tajo ocupa un lugar muy interesante, ya que muestra un carácter transicional entre las ictiofaunas del Norte y del Sur. Constituye la frontera meridional para el barbo ibérico, la bermejuela, el bordallo y la lamprehuela, y la frontera septentrional para otras, como el barbo comizo. El aislamiento geográfico ha originado especies endémicas como la pardilla.
El Guadiana representa un centro de riqueza ictiológica de los más importantes de los países mediterráneos, y alberga el mayor número de especies endémicas de la Península Ibérica, pero también el mayor número de especies amenazadas. Se produjeron aquí dos eventos de especiación que han influido en este alto número de endemismos: uno durante la fase endorreica que aisló la cuenca en el Mioceno, y otro durante la reapertura de la cuenca en el límite entre el Plioceno y el Pleistoceno. Se han producido también fenómenos de “captura fluvial”, que sucede cuando un río con mayor poder erosivo “alcanza” y “descabeza” otro río, antes independiente, convirtiéndolo en afluente. Por este fenómeno coexisten en el Guadiana el barbo ibérico y el barbo comizo, que es endémico de esta cuenca.
Otros endemismos del Guadiana son: el jarabugo, la pardilla oretana, el barbo cabecicorto, el barbo andaluz, la boga del Guadiana o la bogardilla.
Las principales amenazas para nuestra ictiofauna autóctona son la contaminación, la sobreexplotación de pozos y acuíferos y, sobre todo, la introducción de una ictiofauna exótica para servir a la pesca deportiva, que aporta algunas especies carnívoras en una fauna autóctona sin peces ictiófagos, que evolucionaron sin temer a otros peces devoradores de peces.
Como muestra, un botón: en las Lagunas de Ruidera (Cuenca del Guadiana), se han censado nueve especies autóctonas (ocho endémicas), pero diez introducidas, como el voraz lucio, o las populares carpas, gambusias, truchas arcoíris o el 'black bass'.
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