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Ecologistas en Acción pide que se prohíba usar el glifosato en Castilla-La Mancha

Campo de cultivo

Carmen Bachiller

Ecologistas en Acción presentará esta semana ante las Cortes de Castilla-La Mancha una proposición a los grupos parlamentarios en la que solicitará que la región se convierta en “libre de glifosato”, un producto fitosanitario, que está catalogado como “probablemente cancerígeno” por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que está presente en los cientos de marcas de herbicidas que se utilizan habitualmente. Una propuesta que también hará llegar a las Consejerías de Fomento y de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural.

Ecologistas en Acción explica que el glifosato produce notables impactos en las aguas, suelo, fauna y flora. Se usa ampliamente en Castilla-La Mancha en carreteras, acequias, jardines y espacios públicos, así como en la agricultura, y ello a pesar de que existen alternativas y que la normativa obliga a limitar su empleo.

Entre las alternativas a estos herbicidas está el tradicional desbroce mecánico que, “además sirve para crear empleo”, sostiene el presidente de Ecologistas en Acción en esta provincia, Augusto Barcenilla, así como nuevas aplicaciones aún en fase de desarrollo como el vinagre de madera.

La propuesta ante los responsables políticos

La propuesta ante los responsables políticosLa propuesta de la organización ecologista ante las Cortes Regionales pasa por lograr su prohibición en zonas públicas no agrícolas además de que sea “estrictamente” regulado en la agricultura. En concreto se solicitará que se prohíba el uso no agrario de herbicidas químicos para el control de vegetación no deseada en espacios públicos, cunetas de carreteras, líneas férreas y de servicios, acequias, jardines y aceras.

Y, por otro lado, que tal y como recomienda el RD 1311/2012, que se tomen las medidas oportunas para sensibilizar e informar a la población de los riesgos para la salud y el medio ambiente que supone el uso de los herbicidas químicos.

Castilla-La Mancha se sumaría a las comunidades autónomas que ya se han posicionado en este sentido, como La Rioja o Extremadura, y a grandes ciudades como Sevilla, Madrid o Barcelona, e instituciones locales, provinciales o regionales que ya llegan a casi el centenar, entre ellas la Diputación de Guadalajara que, según explica Barcenilla, “ya ha limitado su utilización”.

Un impacto “muy importante” en la salud y el medio ambiente

Un impacto “muy importante” en la salud y el medio ambiente“Los datos científicos que existen sobre su impacto tanto en la salud como en el medio ambiente son importantes”, asegura Barcenilla. Esta misma semana, este producto era objeto de una jornada en Guadalajara que contó con la participación de la doctora Sandra Castro, médico y experta en disruptores endocrinos y el catedrático de medio ambiente en la Universidad de Alcalá de Henares, Manuel Peinado.

En esta jornada se puso de manifiesto cómo, en marzo de 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificaba al glifosato como “probablemente cancerígeno” tras la publicación por parte de Agencia de Investigación sobre el Cáncer (IACR) de un amplio estudio que demuestra que esta sustancia favorece la aparición de Linfoma No-Hodgkin en humanos y causa daños en el DNA, además de provocar cáncer en animales de laboratorio.

También actúa además como disruptor endocrino, provocando alteraciones hormonales. Ello lo convierte en un grave problema de salud que pone en riesgo especialmente a la población más vulnerable, como niños, personas mayores y embarazadas.

Según Manuel Peinado, su impacto en el medio ambiente se aprecia sobre todo en los daños que produce en la vegetación y en la fauna, especialmente la acuática. Y dado su carácter persistente y no biodegradable perjudica al suelo y traslada sus efectos a puntos alejados de su lugar de aplicación.

El glifostato se utiliza desde el año 1974 y en el año 2000, según Barcenilla, caducaba la patente de la multinacional Monsanto. Desde entonces está presente en cientos de marcas de herbicidas. “Es un elemento que se está usando para los cultivos transgénicos que aún no tenemos en España”, dice el ecologista quien pone el ejemplo de Argentina, donde existe la ‘red de médicos de pueblos fumigados’, que denuncia la proliferación del cáncer en zonas de cultivo donde se utiliza este producto. “Hasta ese punto se ha llegado y queremos que aquí no nos ocurra lo mismo”, explica.

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