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Fundación Antonio Pérez: 20 años de sorpresas de arte contemporáneo

El coleccionista, artista y editor Antonio Pérez, en su domicilio en la capital conquense

Las Noticias de Cuenca

Dolo Cambronero —

Respira paz por sus cuatro costados. Un laberinto de salas asentadas en un antiguo convento de clausura de Carmelitas Descalzas del siglo XVII dan vida a la Fundación Antonio Pérez en Cuenca. El espacio museístico, con veinte años de historia, alberga una colección de arte contemporáneo de más de 5.000 piezas, de las que mil están expuestas y el resto en depósito, aunque se van variando periódicamente. “En cada rincón, tienes una sorpresa”, apunta el director de la entidad, Cirilo Pedro Novillo.

Y es que el visitante tan pronto puede descubrir pintura, como escultura, obra gráfica, fotografía, libros de artista y los famosos objetos encontrados de Antonio Pérez, cuya colección dio origen a este espacio en octubre de 1998.

En el centro de la capital se pueden encontrar joyas de artistas como Antonio Saura, Manolo Millares, Rafael Canogar, Luis Feito, Bonifacio Alfonso, Lucebert, Carmen Calvo, Andy Warhol, Equipo Crónica, Javier Pagola, Isabel Muñoz o Jean-Marie del Moral, entre otros.

Crecimiento exponencial

La Fundación echó a andar con 1.200 piezas pertenecientes al coleccionista, artista y editor Antonio Pérez. Veinte años después, la colección ha crecido exponencialmente y cuenta con otras dos sedes en la provincia: el museo de obra gráfica de San Clemente y el de fotografía de Huete. La entidad comenzó su andadura tras la donación que Antonio Pérez realizó a la Diputación de Cuenca de la colección de arte contemporáneo que había reunido desde los años cincuenta del siglo XX.

Antonio Pérez (1934, Sigüenza, Guadalajara) estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Pío Baroja, Vicente Aleixandre y Ernest Hemingway son algunas de las personalidades a las que conoció. Después estuvo viviendo casi dos décadas en París, donde realizó traducciones y frecuentó los núcleos de artistas e intelectuales. Junto con José Martínez, creó la Editorial Ruedo Ibérico.

Al regresar a España, se instaló en Cuenca, donde conoció a numerosos artistas que vivían en la capital, entre ellos Antonio Saura y Manuel Millares. Antonio Pérez ha recibido numerosos reconocimientos; entre ellos, fue nombrado Hijo Predilecto de Castilla- La Mancha en 2017.

Rehabilitación

Tras la donación de Antonio Pérez, la Diputación Provincial de Cuenca llevó a cabo una respetuosa rehabilitación del antiguo convento de clausura que había adquirido en 1982 con el objetivo de que pudiera albergar la colección.

El museo cuenta con 35 salas que están repartidas a lo largo de cuatro plantas más dos patios accesibles, además de una biblioteca especializada en arte contemporáneo que es de libre acceso. Las más emblemáticas son la Sala Antojos, la de Antonio Saura, la de Manolo Millares, la de Luceberg y la de Carmen Calvo, según explica el responsable de la Fundación.

Aunque el espacio emblemático por excelencia del museo es la Sala Antojos. Situada en el centro del edificio, acoge las 16 publicaciones realizadas por Antonio Pérez para la Editorial Antojos, que incluyen obra gráfica de Antonio Saura, Luis Gordillo, Simeón Saiz, Pagola, Guinovart y Equipo Crónica, entre otros artistas. “Es el alma de la Fundación. Antonio le tiene mucho cariño”, subraya el director.

Uno de los retos que tiene por delante la Fundación es la ampliación del centro con una sala de más de 100 metros cuadrados en la cuarta planta, aunque todo dependerá del presupuesto con el que cuente la entidad. “Será muy especial”, adelanta el director, aunque apunta que todavía no puede avanzar ningún detalle más.

Además de la exposición permanente, el museo también cuenta con tres espacios reservados para muestras temporales que se renuevan cada tres meses. En estos momentos, el centro de la capital alberga 'L’home dibuixat', del artista valenciano Ximo Amigó, que podrá ser visitada hasta el 29 de septiembre.

Para el director de la Fundación Antonio Pérez, uno de los grandes atractivos que tiene este espacio es que es “divertido, creativo, ameno y abierto”. “No tiene esa sobriedad de lo que sería un museo al uso”, asegura. De hecho, Cirilo Pedro Novillo confiesa bromeando que se ha vivido alguna que otra situación embarazosa en el museo debido a las ‘ocurrencias’ de los artistas que han expuesto en estas dos décadas de historia del espacio.

Pero además de empaparse de arte, el visitante también puede disfrutar de impresionantes vistas de la Hoz del Huécar y del paisaje conquense desde dos patios que se convierten en dos inmejorables miradores.

La Fundación crece

La Fundación no ha dejado de crecer en sus dos décadas de vida y se expandió por la provincia con otros dos centros. En 2006 se creó así el Museo de Obra Gráfica de San Clemente, que está ubicado en uno de los edificios más representantivos del municipio, levantado en el siglo XVI y hoy declarado Bien de Interés Cultural. Entre sus obras, alberga grabados de Millares, junto a piezas de Saura, Zóbel, Torner, Feito, Tàpies o Canogar.

Finalmente, en 2015 fue inaugurado el Museo de Fotografía de Huete, situado en un antiguo convento renacentista de monjas del siglo XVI. Además de la exposición permanente, el centro expone hasta octubre la muestra Carlos Saura. España años 50, en el marco de PHotoEspaña2019.

El reto de mostrar Cuenca al exterior a través del museo

Sobre la mesa de su despacho reposan numerosos catálogos de autores que desean exponer su obra en la Fundación Antonio Pérez. Y Cirilo Pedro Novillo, director del espacio museístico, tiene por delante un arduo trabajo porque son muchos los artistas de arte contemporáneo que desean mostrar sus creaciones en este espacio conquense.

Y es que, además de la exposición permanente, la Fundación Antonio Pérez reserva tres salas para muestras temporales individuales o colectivas de autores contemporáneos que se renuevan cada tres meses. Y hay una gran demanda. De hecho, ya tienen cerrada la programación del próximo año y están trabajando en la de 2021. “El museo les abre las puertas a los artistas y ellos están deseosos de exponer”, subraya el director.

En febrero hizo tres años que Cirilo Pedro Novillo asumió la dirección del museo, pero conoce a la perfección este espacio museístico puesto que lo vio nacer y se hizo cargo de la secretaría de la Fundación en sus inicios. Sabe bien de cuestiones burocráticas y de cuadrar cuentas para lograr sacar el máximo rendimiento a un presupuesto que siempre se antoja escaso. “Me he ocupado de lo que no quiere nadie”, bromea.

Dos décadas de historia en las que ha visto cómo “el patrimonio de la Fundación ha crecido enormemente”, con el incremento exponencial del número de obras y con la apertura de las otras dos sedes con las que cuenta la entidad en San Clemente y Huete. Precisamente con el objetivo de aprovechar al máximo los recursos procuran que las exposiciones temporales que pasan por el museo de la capital viajen después a alguna de estas dos sedes.

Es el caso de la muestra de Ramón Freire, que se exhibió en Cuenca hasta finales de junio llevándose después a San Clemente. Por un lado, se consigue así amortizar una parte de los gastos de transporte, montaje y seguro que entraña organizar una exposición y, por otro, se contribuye a divulgar el arte contemporáneo.

Porque, al fin y al cabo, dar a conocer las creaciones más actuales es el objetivo con el que inició su camino la Fundación Antonio Pérez a finales de los noventa. Y, ¿qué ha supuesto en estos veinte años este museo para Cuenca? Para Cirilo Pedro Novillo, “la Fundación Antonio Pérez es un espacio más en la ciudad, que enriquece, abierto al mundo de la cultura y para los amantes del arte contemporáneo”.

Pero la Fundación ha trabajado también en otro reto. “Mostrar Cuenca al exterior a través del museo” es otro de los objetivos, subraya el director. Y visto el interés de los artistas contemporáneos en exponer en sus salas parece que están en el buen camino.

Biblioteca sobre arte

La Fundación cuenta además con otro tesoro en un edificio anexo al museo: una biblioteca especializada en libros de arte contemporáneo que echó a andar con más de 7.000 volúmenes que pertenecían a Antonio Pérez y que cuenta hoy con 18.000 obras, que pueden consultarse por investigadores y estudiantes.

En cuanto a las obras preferidas del director, si tiene que elegir y aunque le cuesta decantarse porque asegura que hay muchas piezas que tienen un gran encanto, reconoce que la Sala Miralles es su favorita, la más grande del mundo dedicada a este autor. También recuerda especialmente una creación de Antón Lamazares, de cinco por seis metros, que pasó por el museo. “Era espectacular”, destaca, recordando que el montaje fue complicado y duró prácticamente todo un día.

A los que dicen que no entienden el arte contemporáneo y se tiran horas dándole vueltas a lo que quiere representar el autor, el director de la Fundación cree que la pregunta que deben hacerse es más sencilla: “¿Te gusta o no te gusta?”.

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