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Esta semana, hace exactamente 13 años que se firmó el Plan General de Prevención de Riesgos Laborales del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), un día 11 de noviembre de 2003, y desgraciadamente hemos asistido a una nueva agresión a un médico de nuestra provincia. Ha sido un médico como podía haber sido cualquier otro profesional de los miles que diariamente nos atienden con profesionalidad y que hacen que nuestras enfermedades sean más llevaderas.
Es verdad que hemos avanzado mucho desde entonces pero el problema de las agresiones, tanto verbales como físicas, es cada vez más frecuente y repercute gravemente en el profesional sanitario, tanto en el agredido como en el resto de sus compañeros. Detrás de cada agresión hay un complejo entramado de causas pero es posible abordarlas y con ello intentar garantizar un entorno seguro donde poder ejercer nuestra profesión con dignidad y seguridad y así poder prestar una asistencia sanitaria de calidad a nuestros pacientes. Esto lo entiende cualquiera.
Los médicos necesitamos que se garantice nuestra seguridad en el puesto de trabajo pues esto constituye una pieza fundamental en la relación entre médico y paciente. Pero, ¿qué podemos hacer? La Constitución Española encomienda a los poderes públicos el deber de velar por la seguridad e higiene en el trabajo y la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, desarrolla este mandato mediante el establecimiento de medidas de promoción de la seguridad y salud de los trabajadores y de prevención de los riesgos derivados del trabajo.
El Servicio de Salud de Castilla- La Mancha (SESCAM) en uso de las competencias que le corresponden respecto a su personal y centros, asume el compromiso de crear condiciones positivas que tiendan a la prevención y control de los factores de riesgo laboral y de proporcionar a sus trabajadores un adecuado nivel de prevención, estableciendo las directrices de su actuación y política preventiva a través del Plan General de Prevención. Por tanto, corresponde al SESCAM el desarrollo de un Plan Específico de Prevención de las Agresiones en el Ámbito Sanitario donde se contemple, entre otras cuestiones, la creación de un Observatorio Regional de Agresiones en el Ámbito Sanitario.
No es posible abordar un problema si no se conoce su dimensión, no se analizan sus causas, no se ponen en práctica medidas preventivas y correctoras y se hacen evaluaciones periódicas para mejorar aquellos aspectos más deficientes o implementar nuevas medidas. Es hora de abordar el problema de forma integral y de hacerlo con responsabilidad, por el bien de nuestros pacientes y trabajadores y, en definitiva, por la calidad de nuestro sistema de salud. Dejémonos de palabrería y pongámonos todos a empujar el mismo carro pues a todos nos preocupa nuestra salud y todos somos responsables en mayor o menor medida.
Desde los colegios de médicos, a través del Observatorio Nacional de Agresiones de la Organización Médica Colegial creado en el año 2009 tras el asesinato de una médico de familia en un centro de salud de Murcia, estamos intentando abordar esta lacra social desde una perspectiva integral, dimensionando el problema, analizando sus causas, intentando implicar a los poderes públicos y a la sociedad en general bajo el lema “Ante las agresiones al personal sanitario, tolerancia cero”. Pero nosotros no tenemos competencias para legislar ni para estructurar nuestras consultas y, ante una situación potencialmente violenta, poder solicitar ayuda a través de un botón del pánico o salir de forma segura ante una agresión pues muchas veces la única salida está más cerca del agresor que de nosotros.
Necesitamos cámaras de televisión y vigilantes de seguridad al menos en los centros más conflictivos como son los servicios de urgencias, tanto en atención primaria como hospitalaria y un Plan de Formación para abordar las situaciones violentas. Necesitamos muchas más cosas pero se deberían de abordar las más prioritarias y a partir de ahí mejorar para prevenir las agresiones.
Desde el colegio de médicos de Toledo nos ponemos a disposición de las autoridades sanitarias de nuestra comunidad para, en la medida de nuestras posibilidades y responsabilidades, contribuir a mejorar nuestro sistema sanitario y específicamente para aportar nuestros conocimientos y medios en aras de acabar con la violencia en los centros de trabajo y, en este sentido, hacemos un llamamiento a la responsabilidad de la población para que se contribuya en lo posible a erradicar este tipo de comportamientos.
Tenemos un sistema de salud que es la joya de la corona, con todas sus vicisitudes, y es responsabilidad de todos contribuir a que esto siga siendo así.