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La fortuna de que esta columna se publique los jueves hace coincidir siempre con aquel día que luce más que el sol: el Corpus Christi toledano. Y, de nuevo, intentaremos contribuir algo a una celebración que merece, repetimos, ser declarada Bien de Interés Cultural y, como tal, ser un elemento vivo que se adapte a los tiempos y, sin perder su esencia, se enriquezca con nuevas aportaciones.
Y es que, desde la donación por parte de la Diputación de Toledo de los siete cuadros de Tomás Peces, no ha habido innovación en la decoración de la carrera procesional. Es más, los arcos de triunfo que otrora costeaban gremios e instituciones mostrando procesos creativos y artesanales han sido sustituidos por sencillos obeliscos de boj.
Ya denunciamos hace años (14-04-2007) que, la muy creativa agrupación 'Círculo de Arte' que tiene su sede en un inmueble cedido por el Ayuntamiento toledano, mantiene desnuda la fachada de la Iglesia de San Vicente que forma parte del recorrido procesional -la renovación del alquiler debería conllevar una serie de “obligaciones” contractuales-. O el vecino palacio de Lorenzana, donde tiene su sede el vicerrectorado de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha -a la que por cierto se le ha dado la tarasca de honor este año por el solo mérito de salir una representación suya procesionando- y en donde dicha institución solo instala un estrado sobre tribuna donde sus ilustres invitados puedan cómodamente ver la procesión. Fachada en donde podría su facultad de Bellas Artes presentar arquitecturas efímeras y mostrar su creatividad.
Solamente el arte floral, a través de la Asociación de Floristas de Toledo y sus compañeros federados, realizan año tras año un encomiable esfuerzo que se ve premiado por las miles de personas que hacen la carrera, precisamente para ver los adornos florales que presentan. Como nos ha recordado Rafael del Cerro en su pregón, aportaciones pasadas como el adorno de los escaparates o los altares efímeros han tenido su momento, pero no han sobrevivido a su época.
El propio cabildo de la Catedral Primada ha realizado un acercamiento al arte contemporáneo a través de los “Apostolados”, de José María Cano, que los exhibe en diálogo permanente con aquel otro de El Greco en la sacristía del templo. Debería, en torno al Corpus Christi y a la celebración que nos ocupa, innovar y aportar elementos artísticos nuevos a la fiesta, no solo en muestras de patrimonio material, sino también inmaterial (música, audiovisual…). Sustituir la ruidosa megafonía con música enlatada y monótonos comentarios por el sonido musical emanado desde los órganos realejos portátiles sería un buen comienzo.
Repetimos, una fiesta que se precie de Interés Turístico Internacional, que es fiesta mayor de la ciudad y símbolo más preciado del acervo litúrgico de nuestra diócesis, debería tener nuevas aportaciones, porque si estas se reducen a parchear la falta de devoción popular en los vacíos inmuebles del recorrido o en potenciar todo lo que la fiesta nos ofrece en su faceta profana, se irá perdiendo la esencia de su celebración y con ello la vitalidad íntima que une a la sociedad contemporánea con el rito.
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