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Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Cuidando

Foto: Europa Press

Teresa María Navarro Zamora. Orientadora y candidata al Consejo Ciudadano Autonómico por Cuidando Podemos Castilla-La Mancha

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Hace ya tres meses que la vida se puso patas arriba y tuvimos que mirarla desde la perspectiva de nuestras cuatro paredes y a través de pantallas más o menos transparentes. Cambiamos mucho, y las sutilidades del lenguaje han ido introduciéndose en nuestro pensamiento, modelando la visión común de los problemas y cómo los afrontamos.

El lenguaje inclusivo fue olvidado y sustituido por el lenguaje castrense (no saben lo que me ha costado no utilizar expresiones tales como “siendo invadido” o “perdiendo terreno”). En tiempos de guerra, invasión, batallones, conquistas, enemigos, trincheras y campos de batalla, parece que, otra vez, el feminismo ha tenido que retroceder (¿ven?) para dejar paso a otras causas que siempre son más urgentes. ¿Cuándo entenderemos que no son incompatibles?

De hecho, si algo nos salvará serán los cuidados, palabra que también suena estos días más que nunca para recordarnos que, como animales políticos y sociales que somos, sobrevivimos gracias a ellos desde el minuto uno de nuestra vida. El acto de cuidar incluye todo y no descarta, es proactivo, actúa y se mueve hacia una finalidad positiva: tiende, acoge, ayuda, coopera y trasciende lo individual en pos de una mejora colectiva. Si nos remontamos a su etimología, cuidado viene del latín cogitatu, pensamiento, de esa reflexión consciente y del esmero y diligencia con el que se lleva a la práctica.

Cuando llevábamos varias semanas inmersas en el maldito virus y sus cifras, pero ya nos sacudíamos la conmoción inicial, empezaron a emerger cuestiones que nos habían pasado desapercibidas. Invisibles, porque tienen que ver con los hábitos, con las normas sociales, con las imposiciones calladas, con los cuidados. Desconozco si hay alguna encuesta que se haya preocupado de distinguir, entre las personas que primero salieron del confinamiento para ir a trabajar, de cuántas mujeres y cuántos hombres estábamos hablando; cuántas de ellas y ellos siguen teletrabajando y las cifras de trabajadoras y trabajadores esenciales que nunca se confinaron.

Más difícil es, sin embargo, dar cifras y cuantificar las horas en casa cuando todo está mezclado; cuando no se puede separar en franjas, porque no se puede delimitar el espacio,  lo que se dedicó al teletrabajo, que fue interrumpido para explicar una tarea escolar, retomado después de añadir productos a la lista de la compra y de comprobar qué faltaba en la despensa, y aún, de vuelta a la pantalla  se necesitó un minuto más para pedir silencio antes de reconcentrarse en las tareas eternamente pendientes. Multipliquemos esta escena ya cotidiana por las miles de mujeres que la viven y diversifiquemos sus preocupaciones, circunstancias y necesidades.

El informe del Instituto de la Mujer, La perspectiva de género, esencial en respuesta a la COVID-19   publicado hace apenas un mes aporta datos y conclusiones elocuentes y avisa de las consecuencias sociales, laborales, psicológicas y económicas que para la vida de las mujeres ya está teniendo esta macrocrisis, al afirmar que  “ nuevamente coloca a las mujeres  al frente de la respuesta a la enfermedad, ya que son las que realizan la mayor parte del trabajo doméstico: el 70% de las tareas de cuidado recae en las mujeres.” No nos sorprende el dato, y esto debería ser una llamada de atención sobre lo profundamente asumida que mujeres y hombres tenemos la idea de los cuidados femeninos y de cuánto tenemos que hacerla consciente y desarraigarla de nuestros estilos de vida.

Cuidar está en el ADN de Podemos y por ello no debemos obviar la necesidad de nuestra organización de asumir este espíritu con compromiso y responsabilidad compartida desde dentro, desde el núcleo que componen nuestros círculos y se extiende, como ondas concéntricas, hacia los órganos de dirección. No entendemos Podemos en Castilla-La Mancha sin que esté totalmente impregnado de feminismo interseccional que consideramos un derecho inapelable.

En 'Cuidando Podemos Castilla-La Mancha' caben todos los valores humanos, la fraternidad que nos permite también exigir la extensión de los derechos fundamentales hacia el resto de seres vivos, es decir, avanzar en los derechos de los animales y la defensa del medio ambiente como casa común. Por lo colectivo y por llegar a cada persona de nuestra comunidad trabajamos cuidando con entusiasmo, porque creemos radicalmente en la democracia y sus mecanismos de participación como forma imprescindible de protección y custodia de nuestros derechos. Y este constante afán nos interpela a todas y a todos.

El patriarcado carga las mochilas de las mujeres mientras impide a los hombres compartir el peso y convertirlo en el gozo de tareas y actitudes corresponsables. Una vez más, la sororidad, casi siempre callada y haciendo su trabajo minucioso y caro, su cuidado diligente y atento, nos sacará de ésta. El feminismo, otra vez y por mucho que haya monstruos que crujan y rechinen los dientes, vendrá a cuidarnos, también a ellos. Podrá. ¡Claro que podrá!

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