¿Por qué esa falta de sensibilidad hacia nuestros mayores?

Últimamente, Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en sus declaraciones y entrevistas, nos demuestra poca sensibilidad hacia nuestros mayores.

Con el inicio de la pandemia empezó cuestionando a l@s profesores. Después fue el turno de l@s trabajadores sanitarios, diciendo que había material, y no era así. Y ahora llega una declaración muy desafortunada, sobre las residencias de mayores, y ahí me ha tocado la fibra sensible.

Estas son las declaraciones vertidas el día 15 de abril, en Cuatro:

“Pero el problema no está en las residencias, no, no, no nos engañemos, en las residencias no están las personas válidas que pueden bailar o que que cantan por la noche, no, no, no, en las residencias está la gente que está muy, muy malita. Las residencias de mayores en España por la Ley de Dependencia acogen a gente que tiene más de 80, 90 años, y y son grandes dependientes. Por tanto, estamos hablando de gente para entendernos que en condiciones normales una gripe, en muchos casos ya les hubiera hecho fallecer”.

Me dirijo a usted, señor presidente, como conquense y como familiar de una persona fallecida en una residencia concertada de mayores de la provincia de Cuenca en tiempos del coronavirus. En la actualidad teníamos la plaza pública, obtenida en febrero de 2019 al ser calificada como dependiente de Grado III. Hasta esa fecha estuvimos dos años con una plaza privada, puesto que no requería del apoyo permanente de un cuidador porque tenía autonomía personal.

Plaza privada que supuso un dineral para una pensión mínima de viudedad. Mensualmente, más del doble del importe de su pensión. Dineral que tuvimos que asumir por no poder atender a mi familiar como se merecía porque la persona que siempre lo había hecho, había fallecido.

Sus palabras me demuestran que usted, lo que es pisar una residencia de mayores, como que no la ha pisado mucho, ¿verdad?, salvo para ir a hacerse la foto de rigor, el día de la inauguración. Con sus declaraciones está faltando, una vez más, a la verdad. Le invito a que cuando todo esto pase, y se puedan visitar de nuevo las residencias, lo compruebe in situ, y vea que sus palabras caen por su propio peso.

Residencias, que por cierto, comprobará si va, que falta personal, material,... y sobre todo en las residencias concertadas y privadas. Le puedo asegurar que el servicio que se presta es deficiente, y tengo las pruebas que lo demuestran. En algunas, el objetivo es conseguir una vez más un beneficio económico, y esta vez a costa de la salud y el bienestar de nuestros mayores.

Le diré que una residencia para personas mayores es, o más bien debería ser porque muchas no lo son, un centro de servicios sociales destinado a procurar una alternativa de alojamiento (temporal o permanente) para personas mayores de 65 años o aquellas que, superando los 50, sean pensionistas por cualquier contingencia. En ellas se les procura alojamiento, alimentación y una atención integral que favorezca su desarrollo personal.

Y si no lo son, quizás es por la falta de control, que venimos denunciando muchas ciudadanas y ciudadanos casi diariamente, pese a vivir en una región con la normativa más “restrictiva” en algunos ámbitos, según usted y su gobierno y laxa para la mayoría de las ciudadanas y ciudadanos. Y una normativa con tantas y tantas carencias, cuando se trata de nuestros mayores.

Por si no lo sabe, le explico. Hay, si no me equivoco, tres tipos de residencias:

* Residencia para válidos: es un centro destinado a la atención social de personas mayores que, valiéndose por sí mismas para las actividades de la vida diaria, no pueden permanecer en su propio domicilio por distintas circunstancias.

* Residencia mixta: centro destinado a la atención social de personas mayores que mayoritariamente puedan valerse por sí mismas, pero dotado de una unidad para la atención de personas afectadas por una minusvalía física o psíquica.

* Residencia asistida: centro destinado a la atención social de personas mayores afectadas por una minusvalía física o psíquica que requieren, además de los cuidados ordinarios, una atención de enfermería y vigilancia médica.

Y, como veo que por sus declaraciones también parece desconocer, los requisitos de acceso, no son lo mismo en un centro público que un centro privado:

En los centros públicos se requiere entre otros:

- Estar empadronado en el municipio donde se encuentre la residencia en los dos años anteriores.

- No precisar atención sanitaria en centro sanitario con internamiento (hospital).

- No padecer trastornos de conducta que puedan perturbar gravemente la normal convivencia en el centro.

- No haber sido sancionado con expulsión de una de las plazas integradas en la red del Gobierno de esa comunidad autónoma.

- Haber sido calificada como persona asistida-dependiente moderado o dependiente severo (valoración médica y social) y obtener la puntuación exigida para el centro asignado.

- Tener cumplidos los 65 años o 60 con grado de dependencia severa o moderada. - Firma de contrato de atención a personas mayores.

 En los centros privados se requiere:

- Disponer de plazas libres adecuadas a las características de los usuarios.

- Posibilidad de pago de la cuota establecida por el centro según Tarifa de precios sellada por el Gobierno de la Comunidad Autónoma.

- Estar de acuerdo con las condiciones del Reglamento de Régimen Interior.

Como vemos, habla desde el desconocimiento, y claro, las mentiras tienen las patas muy cortas.

Sus declaraciones muestran su falta de humanidad, además de no mostrar ninguna sensibilidad por nuestros mayores. Con ellas ha demostrado su falta de empatía hacia los familiares de los cientos de “ancian@s”, muchas y muchos no son tan mayores. Personas que han muerto sin salir de las residencias de esta región, quizás por coronavirus o síntomas compatibles o saber por qué enfermedad porque no se les ha trasladado, como en otras ocasiones, a los hospitales porque estaban desbordados, pese a que usted también ha dicho lo contrario.

Cientos de muertes que se han producido en las diferentes residencias de mayores de la región y no se les ha practicado ninguna prueba antes de fenecer. Fallecimientos que como sabemos, no se han contabilizado, según se desprende de comparar las cifras ofrecidas por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha y los datos que envió el Gobierno regional en el mes de marzo.

Quizás, algunas muertes se hubieran evitado si se hubieran atendido las llamadas de auxilio por parte de las residencias de mayores a la Junta de Comunidades, esa que usted preside, para proveerlas de material y de las medidas adecuadas para proteger a su personal y a l@s residentes. Materiales básicos, como mascarillas, batas,... que si han llegado han sido gracias a muchas iniciativas que han surgido en los municipios y a la solidaridad de l@s vecin@s, un@s donando el material y otr@s, las han elaborado.

Mientras tanto, usted y su equipo de gobierno, hacían caso omiso a esas llamadas, y centraban la atención informativa en alardear de la compra de los famosos respiradores turcos, retenidos en un principio, y que finalmente, cuando han llegado a España, no son tan buenos ni sirven para las UCI, solo para transporte sanitario, y no todos. Además les faltó tiempo para ir a hacerse la foto al aeropuerto, creo que en mi humilde opinión sobraba.

Llevamos más de un mes confinados en nuestras casas, intentando doblegar esa curva y ustedes se saltaron el confinamiento. Me permito darle un consejo, como ciudadana indignada, la próxima vez, deberían asesorarse por los entendidos en la materia, y no tirar el dinero. Y menos fotos y más responsabilidad y transparencia.

Nuestr@s mayores una vez más, han sido el último eslabón de la cadena, a pesar de ser una de las poblaciones de más riesgo del coronavirus. Personas mayores que se han visto abocados a fallecer en soledad porque incluso en sus últimos momentos de vida, los familiares no hemos podido entrar a visitarlos ni a despedirnos debido a las cuarentenas.

Quizás, le haría más humilde, tener un poco de empatía. Me preguntaba cómo se sentiría, si usted hubiera tenido que despedir a su padre, madre, abuelo, abuela, tío o tía en la más estricta intimidad, sin cumplir la última voluntad del fallecido, sin poderlo ver, rodeado si acaso, de dos familiares pero separados a dos metros de distancia como mínimo, viendo por primera y única vez, en el cementerio el féretro en el que en teoría yace su familiar, durante unos 30 segundos tiempo que transcurre hasta que lo entierran en un nicho o una fosa, porque también en los cementerios están desbordados y no pueden perder tiempo, y ese en el mejor de los casos.

Porque si hubiera fallecido de coronavirus, se tendría que despedir de una furgoneta porque l@s fallecid@s por coronavirus son directamente incinerados, lo desearan o no.

La situación que estamos viviendo en estos días de alarma sanitaria y confinamiento está teniendo consecuencias dolorosas y difíciles de afrontar, particularmente para quienes hemos perdido a un ser querido, ya sea por la infección por coronavirus, o por otras causas. Son tristes momentos en los que no te puedes abrazar a nadie. No es fácil, ni en el terreno psicológico ni en el emocional, afrontar el fallecimiento de un familiar y menos en unas circunstancias tan especiales como las que nos encontramos sin despedirnos.

Hacer el duelo en estos tiempos es un enorme desafío personal.

Y tiene razón “...el problema no está en las residencias,...” está en nuestros representantes políticos. Permítame un consejo más, en política hay que vivir por y para las ciudadanas y ciudadanos, que no de ella. Y nunca debemos olvidar que la vida de nuestros mayores, es@s a quienes tenemos que estar infinitamente agradecidos, está por encima de cualquier beneficio. Y espero y deseo que esta situación que nos ha tocado vivir marque un antes y un después. Muchas y muchos, cuando todo esto pase, difícilmente nos vamos a olvidar.