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Mañueco: Rearme, que no blindaje

La consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en su visita al nuevo centro de salud de Burgohondo.

Pedro Vicente

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La resaca de las elecciones madrileñas, esto es, el denominado “efecto Ayuso”, ha coincidido con el final del estado de alarma y ello ha permitido resituar los complicados equilibrios de poder en el seno de la Junta, donde el presidente Fernández Mañueco se ha rearmado frente a su incómodo vicepresidente, el indescriptible Francisco Igea.

Tras unos primeros momentos de dubitación, Mañueco zanjaba el pasado miércoles cualquier duda sobre el toque de queda y el cierre perimetral. Frente al posible intento de Igea y de la consejera de Sanidad, Verónica Casado, de buscar algún resquicio para mantener dichas restricciones, Mañueco dejaba claro que no había lugar a nuevas ocurrencias como la de adelantar el toque de queda sobre la base de la caída del sol. La resolución del Tribunal Superior de Justicia que declaró contrario a Derecho el toque de queda decretado por la Junta a finales de octubre, ha permitido conocer de antemano lo que sucedería si el gobierno de Castilla y León reincide en esa ocurrencia.

Al propio tiempo, y como gesto hacia el maltratado sector hostelero, la Junta ha ampliado hasta la medianoche la hora de cierre de bares y restaurantes, medida que ni por asomo ha aplacado el inmenso cabreo del gremio. En todo caso, Mañueco parece haberse rearmado frente al dúo Igea-Casado, con el que ha tenido permanentes discrepancias sobre la estrategia de prevención frente al Covid, léase restricciones, desde que hace ahora un año comenzara aquel errático proceso de desescalada del primer estado de alarma.

Ha habido un episodio que ha colmado la paciencia del presidente de la Junta: la interrupción, el pasado 7 de abril, de la vacunación con Astra-Zeneca en el centro cultural Miguel Delibes, de Valladolid.

Por increíble que parezca, dicha decisión fue adoptada por la consejera de Sanidad sin consultar ni informar previamente al presidente de la Junta, que recibió la noticia con el mismo estupor que el resto de los ciudadanos. (De cara al presidente, Igea ha mantenido que él tampoco fue consultado ni informado, lo cual resulta harto inverosímil).

A partir de ese episodio, la consejera Casado ha caído en desgracia ante el presidente, lo cual tal vez explique, aunque no justifique, el estado de nervios reflejado en el ex abrupto dedicado a la socialista Patricia Gómez en la agitada sesión plenaria de las Cortes del pasado 13 de abril. Y en cuanto a Igea, resulta obvio que el presidente no se cree que la consejera suspendiera ese día la vacunación sin su conocimiento y anuencia.

Tenemos así que Mañueco se ha rearmado ante sus socios de gobierno, cuya debilidad es extrema tras la hecatombe de Ciudadanos en las elecciones madrileñas: si al presidente de la Junta le diera por adelantar las elecciones, el color naranja desaparecería del hemiciclo de las Cortes o a lo más quedaría reducido a uno o dos procuradores carne de cañón del grupo mixto.

Pero ese rearme “interno” no resuelve el gran problema de Mañueco, que es la pérdida de la mayoría parlamentaria. Todo lo contrario. Cuando ni siquiera ha conseguido captar un voto del grupo mixto que compense la fuga de la procuradora María Montero, el problema se ha agravado desde el momento en que los 11 procuradores de Ciudadanos son en la práctica otros tantos náufragos políticos de un partido completamente a la deriva.

Tras el resultado del 4-M en Madrid, refrendo del cosechado antes en las elecciones catalanas, Inés Arrimadas tendría que haber dimitido la misma noche electoral. Y lejos de ella de esa tentación, resiste en su puesto con la misma fe que el pianista del Titanic. Y qué decir de Igea, que ahora celebra el triunfo del “ayusismo” como si fuera propio, olvidando que es producto de unas políticas en las antípodas de las defendidas e impuestas por él a Mañueco. “Me asombra decir que Torra ha sido más sensato”, llegó a afirmar el desmemoriado vicepresidente acerca de las medidas aplicadas por Díaz Ayuso cuando hace un año empezó la primera desescalada.

Y como alma en pena vagan los procuradores afines a Arrimadas. Atribuyéndose una decisión que no le corresponde, el portavoz parlamentario, David Castaño, ha anunciado el inminente regreso de la atención presencial a los Centros de Salud. Castaño ya hizo lo mismo semanas atrás, sin que su anuncio se confirmara. Si persiste, acabará acertando, aunque sea al modo de los relojes parados, que dan la hora bien dos veces al día.

Cinco de los 11 procuradores de Ciudadanos rezan cada día a San Liberto para que se mantenga el statu quo en Castilla y León. Son el presidente de las Cortes, Luis Fuentes, la secretaria tercera de la Mesa de la Cámara, Marta Sanz, el mencionado David Castaño y el portavoz adjunto, Miguel Ángel González Rodrigo. Los tres primeros están retribuidos con una morterada de 94.811 brutos anuales y el cuarto con otra de 90.491. Otra portavocía adjunta dotada con esta última cuantía viene siendo ejercida en turnos rotatorios de 4 meses por los seis procuradores sin dedicación exclusiva permanente. Por ella han pasado ya Teresa Gago, Blanca Negrete y ahora José Ignacio Delgado, en tanto que Inmaculada Gómez, Javier Panizo y Alba Bermejo aguardan su turno.

Aparte está el caso de Igea, que como vicepresidente y consejero percibe 84.196 euros anuales con cargo a la Junta. Por la cuenta que les trae (menos el vicepresidente, médico del Sacyl, ninguno de ellos se va a ver en otra) los cinco “liberados” lo último que harán será romper la disciplina de voto. Por ahí no hay problema. Pero nadie se arriesga a poner la mano en el fuego por los otros seis náufragos. Que se lo cuenten a Castaño, abrasado por las quemaduras de tercer grado ocasionadas por la fuga de Montero.

Cosas veredes

MAR de fondo con Ayuso

Tras el “ayusazo”, al presidente de la Junta y del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, le encantaría tener una relación más fluida y próxima con la presidenta madrileña. Pero hay un nombre que se interpone para alcanzar ese grado de confianza y complicidad: Miguel Ángel Rodríguez, alias MAR y aquí “Milikito”, el influyente jefe de Gabinete y diseñador del personaje.

Posiblemente Mañueco se arrepienta ahora de la patada bajera propinada a Concha Rodríguez Bajón, fulminantemente despedida hace algo más de un año por el grupo popular de las Cortes, para el que había trabajado durante más de una década como asesora de comunicación. El ejecutor del despido fue el actual portavoz, Raúl de la Hoz, obviamente con la anuencia del presidente del grupo, que no es otro que el propio Mañueco.

Esa afrenta ya tuvo una primera consecuencia negativa para el tándem: la filtración del fichaje del ex gerente regional del partido e íntimo de ambos, Pedro Viñarás, como asesor de “estrategia política” del grupo popular, sinecura dotada con 73.211 euros brutos anuales. La segunda es que a partir de entonces MAR siente especial afecto por Mañueco.

La “tapada”

Mucho se ha venido hablando del plan urdido en Génova para relevar a Fernández Mañueco de la presidencia del PP de Castilla y León y, por ende, del cartel electoral en los comicios autonómicos de 2023. (Todo un futurible, máxime teniendo en cuenta que, si así lo decide, el actual presidente de la Junta puede emular a Díaz Ayuso y anticipar en cualquier momento dichos comicios).

¿Y qué nombre maneja Génova como posible alternativa? Algunos apuntan al diputado del Congreso por Valladolid y alcalde de Villalón de Campos, José Ángel Alonso, destacado integrante del clan de talluditos seniors de Nuevas Generaciones de la máxima confianza de Teodoro García Egea, el custodio de Génova.

Pero en esto Pablo Casado tiene la última palabra y esa podría apuntar hacia su paisana la palentina Milagros Marcos, actual diputada del Congreso y antes consejera de Agricultura y Portavoz de la Junta. Marcos, responsable en el PP del área sectorial de Agricultura y Despoblación, cotiza al alza. Habrá quien se sorprenda ante esta hipótesis, pero después del fenómeno Ayuso cualquier cosa entra dentro de lo posible.

¿Reaparición?

La eventualidad de un posible adelanto electoral ha disparado asimismo la rumorología en los mentideros políticos de Castilla y León. Y el nombre de otra ex consejera de Agricultura (y antes de Cultura y antes de Medio Ambiente), Silvia Clemente también anda en danza. Tras su fallida experiencia con Ciudadanos, que terminará desapareciendo sin haber aclarado lo ocurrido en aquellas accidentadas primarias disputadas por Clemente y Francisco Igea, en círculos del PP se viene sospechando que la ex presidenta de las Cortes puede desembarcar en Vox.

De confirmarse el rumor, no sería de extrañar que acabara coincidiendo en las listas con alguno de los actuales procuradores/as de Ciudadanos, que, vislumbrando que no habrá sitio para todos dentro del PP, no le harían ascos a un puesto en las candidaturas del partido ultraderechista. “Todo sea por la patria”, ya se sabe…

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