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¿Afectarán los indultos al sentimiento independentista? El apoyo a la secesión se modera cuando hay distensión

Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Oriol Junqueras, tres de los líderes independentistas presos

Arturo Puente / Victòria Oliveres

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Los indultos a los presos independentistas han irrumpido en la agenda política española estos días y todo apunta a que podrían convertirse en uno de esos episodios que marcan época. El Gobierno elabora su calendario en torno a la resolución de las medidas de gracia, a la vez que la derecha anti-independentista se moviliza para oponerse y la Generalitat de Pere Aragonès se mantiene a la expectativa. Todos los actores prevén cambios tras los indultos, pero es difícil predecir cuáles acabará produciéndose en la práctica. Y, por encima de todas las demás, la gran incógnita es si una liberación de los líderes encarcelados podrá modificar las preferencias políticas de los catalanes y hará bajar el sentimiento independentista.

Para responder a esta pregunta, los analistas miran a múltiples sondeos, pero especialmente a la encuesta del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat, que desde hace décadas pulsa cada tres meses la opinión sobre qué debería ser Catalunya. Las opciones son cuatro: una región de España (menos autonomía), una autonomía (statu quo), un estado dentro de una España federal o un estado independiente. Esta pregunta y la serie que marca desde el primer tripartito, el de Pasqual Maragall, ha ido dibujando, con más o menos exactitud, los diversos cambios de temperatura de la sociedad catalana, de la primera ilusión por un nuevo encaje constitucional al hundimiento de las opciones reformistas, pasando por la gran oleada independentista de la década pasada y la situación actual de empantanamiento.

¿Cómo ha cambiado la opinión de los catalanes sobre la relación Catalunya-España?

Evolución del porcentaje de población que se identifica con cada una de las respuestas

Desliza para ver el gráfico mano

Fuente: Barómetros del CEO

Una de las tendencias que se observan en el anterior gráfico es cómo el independentismo es en parte reactivo a sucesos tanto internos en Catalunya como a los que ocurren a nivel del Estado hacia las cuestiones catalanas. Así por ejemplo se explica la gran subida independentista que ocurrió en 2012, posterior al frustrado proceso de reforma estatutaria, el reimpulso posterior del secesionismo coincidiendo con los hechos de octubre de 2017 y el 155, pero también los picos que describe la opción federalista espoleados por la trayectoria ascendente de Podemos y los 'comuns', o finalmente el rearme de las preferencias federalistas y autonomistas con la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa.

“Efectivamente, el independentismo es muy reactivo. Eso que dicen de la fábrica de hacer independentistas que es el PP, es verdad en términos generales”, asegura Oriol Bartomeus, politólogo y profesor en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Ahora bien, Bartomeus alerta de que la mayoría de los sucesos no modifican tendencias, sino que las refuerzan. “La presidencia de Torra ha sido un periodo muy desmovilizador para el independentismo, esa es la tendencia de fondo”, afirma. “Lo que harían los indultos sería reforzar eso, y motivar la parte del bloque que ya está bajando del carro”.

Algo similar apunta Marc Sanjaume, profesor de Ciencia Política en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): “Las preferencias políticas son una cuestión de oferta y demanda, por lo que no sólo depende de la demanda sino de qué ofertas hay. El independentismo como primera opción se ha nutrido de la constatación de que no había vías de reforma para conseguir más autogobierno. Pero si eso cambia, las preferencias también pueden cambiar”, explica. Sanjaume pone el ejemplo de Quebec, donde tras el primer referéndum de 1980 hubo propuestas de reforma constitucional que hicieron que la oleada independentista bajase pero, cuando esa vía se cerró, los secesionistas volvieron a subir y estuvieron a punto de ganar el plebiscito del 95. “Cuando se eliminan posibilidades y el federalismo no existe, el independentismo sube”, resume el profesor de la UOC.

Según esta idea, y tal como se ve en la serie, el sentimiento independentista no crece cuando hay distensión o, al menos, cuando no se percibe choque con el Estado. Por esta razón, una medida como los indultos tiene opciones para generar unos efectos contrarios a la llegada de Rajoy a la Moncloa y en la línea de la paulatina bajada del sentimiento independentista que se observa en los últimos meses, sobre todo desde el inicio del Gobierno de Sánchez.

La política de distensión haría además más creíbles las opciones intermedias. Podría animar a una parte del independentismo a apostar por mejoras del autogobierno más asequibles que la secesión. En este sentido, los indultos serían un primer paso y un rubicón político, que después podría continuar mediante propuestas de nuevo encaje político para Catalunya, en la línea a los planes a medio plazo que tiene el Gobierno central en la mesa de negociación con la Generalitat.

Las medidas de gracia serían, también, una forma en la que la dirección política del Estado podría volver a tomar las riendas de la cuestión catalana. “El procés que llega hasta el otoño de 2017 se queda allí y se mantiene vivo ahora básicamente como reacción de acciones que ya no toma el Gobierno sino el Poder Judicial”, indica Bartomeus, para quien las sentencias judiciales han sucedido al Gobierno de Mariano Rajoy como gran reactivo en Catalunya. Para reforzar esto, el profesor de la Autònoma esgrime un contrafactual. “El procés no ha terminado por la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, sino que vive un declive propio; pero si el PP volviera al Gobierno, el procés sí se volvería a reactivar”, indica.

La caída de la opción independentista a la que alude Bartomeus se ve también y mejor en la pregunta binaria sobre la independencia de Catalunya que también formula el CEO.

¿Cómo ha evolucionado el independentismo en Catalunya?

Porcentaje de la población catalana a favor (Sí) o en contra (No) de la independencia de Catalunya

Desliza para ver el gráfico mano

Fuente: Barómetros del CEO

Los riesgos de la apuesta por los indultos

Las encuestas apuntan a que las preferencias políticas pueden ser modificadas y, también, que el sentimiento independentista catalán no ha crecido o ha bajado en momentos de distensión. Sin embargo, la política no es una ciencia matemática y el grado de incertidumbre es alto. La apuesta por los indultos no está ni mucho menos exenta de riesgos y posibles consecuencias inesperadas. A una de estas posibilidades alude Sanjaume cuando alerta sobre las posibles consecuencias de que las medidas de gracia o el proceso de diálogo se frustren.

“Las preferencias son volubles en ambos sentidos. Si hay distensión, el independentismo puede bajar o, una parte, apostar por otras opciones. Pero cuidado porque eso es un proceso de ida y vuelta y, si la apuesta sale mal, puede volver la desafección”. Afirma el politólogo de la UOC. “Si se vuelve a pensar que esto no tiene solución o que hay un actor con poder de veto que es la derecha española que lo frustra todo, se puede volver a la casilla de salida o incluso más allá, porque el independentismo no ha tocado ni suelo ni techo”, indica.

Según apunta Bartomeus, los presos son “el gran aglutinador del independentismo”, pero no solo eso sino que también generan una “corona de simpatías” que llega incluso a votantes de los 'comuns' o a personas que no se indentifican con el secesionismo. Por esta razón, si los indultos sirviesen para conceder la libertad a los presos, tanto esos afectos externos como esa cohesión independentista quedaría tocada. Pero, al revés, si los indultos no fructificasen tras generar unas expectativas, podrían fosilizar las anteriores preferencias e incluso dar aire al independentismo más unilateralista, encarnado por Junts.

Esta última opción podría ocurrir si la derecha consiguiera tumbar los indultos y vetar cualquier posible de encaje constitucional. “Me temo que hay una especificidad española que hace difícil que España presente una oferta alternativa, porque a la derecha española le interesa que haya polarización, de la que se beneficia porque le permite desgastar a la izquierda”, afirma Sanjaume. De hecho, que la derecha agite la calle contra los indultos, como ya ocurrió contra el Estatut, puede tener efectos similares al trasladar la imagen a Catalunya de que no hay vías de entendimiento posibles.

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