Setenta y dos familias, treinta y ocho de ellas de trabajadores del hospital del Valle de Hebrón recibieron el pasado mes de febrero una agradable notificación. Sus hijos habían sido admitidos en la guardería situada en el mismo recinto hospitalario, creada en el año 1974, aún en plena dictadura franquista. Era realmente una buena nueva, pues no se trataba tan solo de entrar en un centro con una alta calidad pedagógica, sino que se adaptaba a las necesidades de unos profesionales con horarios en ocasiones rocambolescos.
Sin embargo algo se torció por el camino. En pleno mes de junio los mismos padres recibieron una nueva carta. Esta vez para decirles que en aplicación de la ley de presupuestos de la Generalitat de Cataluña, publicada por el DOGC el 27 de febrero, el departamento de Sanidad no podía dedicar recursos a fines que no fuesen estrictamente médicos, por lo cual se procedía al cierre del servicio prestado por la guardería de la Valle de Hebrón. A esas alturas era difícil encontrar un nuevo centro donde llevar a los niños.
Los trabajadores se dirigieron al consejero de Sanidad, Boi Ruiz, quien sugirió como alternativa la inscripción en guarderías públicas. Misión imposible. Las plazas ya estaban ocupadas en su totalidad y la existencia de largas listas de espera hacía inviable esta opción. Muchos de estos niños se encuentran hoy sin plaza como consecuencia de dejar sin efecto un derecho previamente reconocido.
Los afectados iniciaron una movilización que les llevó a entrevistarse con numerosos alcaldes, como Antoni Balmón, de Cornellà de Llobregat, Pilar Díaz, de Esplugues de Llobregat, o Núria Parlón, de Santa Coloma de Gramenet. También hablaron con diputados como Mercè Civit, de Iniciativa per Catalunya, Esperança Esteve i Xavier Sabaté, del PSC, Oriol Amorós, de ERC, o Alfons López Tena. La respuesta siempre venía a ser la misma: no era posible obtener plaza en una guardería pública.
También intentaron entrevistarse con Xavier Trías, alcalde de Barcelona. Fue de los primeros en recibir la petición, en el mismo mes de junio, sin embargo no lograron concertar ninguna reunión, tan solo la promesa por parte de su secretaría de redactar un informe del que aún, cuatro meses después, no se tienen noticias. Sí que consiguieron, tras varias llamadas y numerosos mensajes, encontrarse con Francina Vila, concejal del distrito de Horta-Guinardó. Ninguna novedad.
Ni la imposibilidad de encontrar plazas en la red pública para los niños a quien se había admitido, ni los encierros, ni el haber reunido más de 4.500 firmas -en un hospital con 7.000 trabajadores- han podido mover la voluntad del conseller Ruiz y de la dirección del centro hospitalario. Al contrario, el pasado 10 de octubre se celebró una nueva reunión con la gerencia, que se reafirmó en su postura y, además, anunció que el próximo gobierno de la Generalitat estaba abocado a recortar en otro 10 por ciento el gasto sanitario de Catalunya.
Actualmente en la guardería del Hospital del Valle Hebrón quedan sólo 70 alumnos, a los que se deben añadir aquellos hijos de pacientes de larga duración que también son atendidos. Son los últimos. Dentro de dos años el cierre se habrá hecho efectivo.
Mientras tanto, se siguen buscando alternativas. La única que parece ser factible es la creación de una fundación que gestione la guardería, pero eso cuesta dinero, alrededor de 60.000 euros, demasiado para los trabajadores que deben mantener a sus familias con unos salarios que se han visto recortados tres veces, y cargan con la supresión de una paga extra que supone algo más del 7 por ciento de sus emolumentos anuales.