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Collboni no consigue aprobar sus primeros presupuestos en Barcelona y se someterá a una cuestión de confianza

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.

Sandra Vicente

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Después de cinco meses de negociaciones, Collboni no lo ha conseguido. Sus primeros presupuestos como alcalde de Barcelona han caído ante el veto de los comuns, que hasta el último minuto han puesto precio a su apoyo: si el alcalde no les ofrecía un pacto para entrar a formar parte del gobierno, ellos bloquearían las cuentas. Y así ha sido.

El Pleno Municipal en el que se ha realizado la votación ha discurrido sin sorpresa ninguna. Todo el pescado estaba vendido desde hacía días, al menos desde que el pasado martes los comuns decidieran de manera abrumadora, con un 94% de los votos de sus afiliados, que no darían apoyo a los presupuestos de Collboni..

Por eso, el alcalde en seguida ha anunciado que convocará un pleno extraordinario el próximo miércoles 27 de marzo, en el que activará la cuestión de confianza, una herramienta contemplada en la LOREG para desbloquear acuerdos en los ayuntamientos.

A partir de esa fecha, se cuentan 30 días hábiles que finalizan el 2 de mayo. Si para entonces no se presenta ningún candidato alternativo que obtenga una mayoría de apoyos -lo cual, con la actual fragmentación del consistorio y el veto cruzado entre Junts y Barcelona en Comú, es complicado-, Collboni será reafirmado automáticamente como alcalde y sus cuentas quedarán aprobadas.

De esta manera, el alcalde quiere “cumplir la promesa” que hizo a la ciudadanía a principios de año y ha asegurado que Barcelona tendrá presupuestos esta primavera. Aunque, para ser justos, el alcalde aseguró en su momento que la ciudad tendría “presupuestos y un gobierno estable antes de la primavera”. Collboni irá unas semanas tarde para las cuentas y, por su parte, la estabilidad del mandato se presenta complicada.

Y es que los presupuestos sólo han conseguido los 15 votos que suma su pacto con ERC y son también los que puede esperar en sus grandes propuestas. Son muy conocidas las desavenencias entre el alcalde y Ada Colau. Y, después del resultado de la votación y de los reproches cruzados del pleno de hoy, se puede afirmar que el acuerdo de gobierno está más lejos que nunca.

“Nunca había visto tanta irresponsabilidad junta en tan poco tiempo”. Así se ha dirigido el alcalde a Colau. “Su actitud ha provocado el bloqueo de tres presupuestos progresistas y no voy a dejar que esto suceda en Barcelona”, ha añadido, segundos antes de anunciar la convocatoria del pleno extraordinario.

Por su parte, la exalcaldesa ha considerado que la “responsabilidad” era, en todo momento, del gobierno. “No ha querido explorar ninguna de las dos mayorías que se le ofrecían”, a saber: el reiterado “gobierno progresista y estable” reclamado por Colau, consistente en un tripartito con ERC que habría sumado 24 concejales, y un acuerdo con Trias que hubiera llegado a los 21.

Pero no es sólo el PSC quien rechaza el tripartito; los republicanos tampoco se muestran por la labor de pactar con los comuns. La líder del partido en Barcelona, Elisenda Alamany, se muestra conforme con el estado actual de las cosas: ha alcanzado un pacto con el PSC, pero solo para los presupuestos. Con este gesto ambable, los republicanos se garantizaron que los socialistas hicieran lo propio al otro lado de Plaça Sant Jaume y apoyaran los presupuestos de Pere Aragonès.

Pero todo ello sin casarse con el PSC, cosa importante teniendo en cuenta que Catalunya se encuentra inmersa en periodo electoral y que compartir gobierno con Collboni podría perjudicar en su carrera por la reválida de la presidencia de la Generalitat.

De momento, y con la vista muy puesta en las elecciones del 12 de mayo, PSC y ERC se han unido contra un enemigo común que toma forma de quien “pide gobiernos progresistas, pero tumba todos los presupuestos progresistas que tiene a la mano”. Con estas palabras la líder de los republicanos se ha referido a Colau y, por extensión, a todo su partido.

Y es que en dos semanas los vetos de los comuns han hecho caer, de manera directa, los presupuestos del Ayuntamiento y los de la Generalitat. Esto supuso que, ante la falta de apoyo, Pere Aragonès decidiera avanzar ocho meses las elecciones en Catalunya. Y, de rebote, provocó que Pedro Sánchez decidiera renunciar a los presupuestos de 2024 y ordenara ponerse a trabajar directamente en los de 2025, en vistas que le costaría mucho llegar a acuerdos si uno de sus principales socios de gobierno estaba inmerso en una campaña electoral y en unas negociaciones de investidura.

Collboni, al contrario que Pere Aragonès, no avanzará elecciones porque los alcaldes no tienen la potestad de disolución anticipada. El único camino posible es la cuestión de confianza. Se trata de un mecanismo que Ada Colau ya se vio obligada a usar en su primera legislatura, antes de ceder y dejar entrar al PSC a su gobierno.

Hoy, como en aquél caso, evidencia que el gobierno está en clara minoría y su capacidad de gobernar ha quedado cuestionada. La cuestión de confianza ha salvado a diversos alcaldes en momentos de apuro, pero es una carta que sólo se puede jugar dos veces por mandato. A Collboni todavía le quedan otros tres presupuestos por delante.

La cuestión de confianza ha dado tiempo al alcalde, pero también ha evidenciado que con los 19 votos que suman Junts y los comuns en la oposición, el mandato va a ser un camino muy tortuoso si el alcalde se ve obligado a recorrerlo en solitario.

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