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Noah Silveira: “No es que no quiera ser una mujer, es que no lo soy”

Noah, el protagonista de 'En el umbral', y su madre Coraci Ruiz, la directora

Lúa Pena Dopazo

1 de febrero de 2022 22:37 h

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Coraci Ruiz asegura haber tenido muchas dudas durante su vida, pero también sostiene que nunca se le había pasado por la cabeza “cuestionar si yo era o no una mujer”. Ruiz siempre quiso ser madre y lo fue por primera vez con 23 años cuando aún estaba en la universidad. Ella buscó con cuidado y afecto un nombre para su hija, que no fuese ni demasiado común ni demasiado raro. Al final, decidió llamarla Violeta aunque, años después, se cambió el nombre por el de Noah y comenzó su transición física hacia un cuerpo con el que sentirse más identificado. 

Ruiz, directora del documental ‘En el umbral’, decidió en 2016 comenzar a filmar esta película autobiográfica en la que combina grabaciones de la infancia de sus hijos con imágenes de protestas feministas y por los derechos LGTBIQ+, conversaciones con su madre y sus hijos y sus propias reflexiones sobre cuestiones cómo el género, el matrimonio, la familia, la sexualidad o la política. Asimismo, el filme busca convertirse en una herramienta y un referente para aquellas familias que se encuentren en una situación similar. Para ello, Ruiz muestra al público sus propias dudas, preguntas y aprendizajes ante la cirugía y el tratamiento hormonal que cambiarán la vida de su hijo Noah para siempre.  

Al comienzo de la película, Ruiz y su madre explican que la cineasta había nacido en una comuna brasileña compuesta por jóvenes de izquierdas que querían demostrar que había un modo de vivir y de amar distinto al tradicional. Allí los celos eran vistos como un sentimiento egoísta y, como defendía Simone de Beauvoir, el matrimonio era entendido como la “burocratización del amor”. No obstante, eso no impidió que Ruiz se casase y que escogiese un modelo de familia, al menos a primera vista, más tradicional; aunque en una de sus conversaciones con su hijo Noah le asegura que ella nunca se identificó con la idea tradicional del matrimonio y que a lo largo de los años ella y su pareja “habían estado con otras personas, en concreto, con mujeres”.

Antes de realizar ‘En el umbral’, Ruiz había asistido y grabado en manifestaciones feministas, pero esa práctica se intensificó a partir del 2016 cuando “el feminismo estaba en ebullición y se llevó a cabo la Marcha de las putas” en Río de Janeiro. A pesar de sus ideas progresistas y su defensa del feminismo, ella le reconoce a su hijo que nunca se había planteado “que ser mujer no era una determinación biológica”. Entonces, Noah dibuja una persona en un papel y describe mientras señala los distintos órganos: “Esto son los genitales, que son solo una parte del cuerpo. Aquí, en la cabeza, es donde está el género, así que puedes sentir que eres un hombre, una mujer u otra cosa. Luego, en el corazón podríamos situar la orientación sexual, pero esas tres cosas son independientes unas de otras”. A esos tres elementos, Noah añade también el modo que cada uno tiene de peinarse, vestirse y maquillarse como una manera en la que expresarse, independientemente de la identidad de género.  

Llegados a ese punto, Ruiz le pregunta a su hijo si ha descubierto que no le gustan “las cosas femeninas”. “No es que no me gusten, se trata de cómo se me va a entender en mi entorno y en el mundo”, explica Noah. “¿Por qué no te gustaría que la gente te viese como una chica?”, le pregunta ella. “Porque no es lo que soy. No es que no quiera ser una mujer, es que no lo soy y por eso me incomoda que la gente lo piense”, responde él.

En una entrevista posterior, Ruiz le pregunta a Noah qué ha cambiado para él en los últimos meses. “Después de estar cerca de un año entero meditando sobre ello llegué a entender cuál era mi género: soy un chico”, afirma. Llegar a esta conclusión no fue “sencillo”, añade, “porque no soy una persona muy masculina y por eso pensaba que no podía serlo, aunque también porque no es algo que siempre haya tenido claro, para mí ha sido algo sutil”. “Creía que no tenía derecho a considerar que tal vez fuese un chico”, expresa Noah ante la cámara. “Aun así, no sé explicar lo que es ser un chico, creo que es algo muy subjetivo, pero no consigo imaginarme viviendo como una chica en el futuro”, agrega. 

Al mismo tiempo que Noah descubría su identidad de género, “vi cómo una ola conservadora crecía ante nuestros ojos”, afirma Coraci Ruiz. “La prensa reverenciaba a la mujer bella, recatada y del hogar y yo tenía cada vez más ganas de enfrentarme a todo aquello”, añade. En 2018, Jair Bolsonaro ganaba las elecciones en Brasil. “Me aterrorizan las ideas racistas, machistas, misóginas, homófobas y tránsfobas que hay detrás de todo esto, pero creo que somos muchos los que queremos más libertad, alegría, derechos y amor”, plantea la directora del documental.

Ruiz reconoce que una de las cosas de las que más le costó desprenderse fue del antiguo nombre de su hijo, al cual llegó a escribir una especie de discurso para despedirse de él, pero “al ponerlo sobre el papel, el sentimiento de luto que me acompañaba desapareció”, explica. Por otro lado, Ruiz y a su madre se mostraban preocupadas por la operación y el tratamiento hormonal que Noah quería comenzar “cuanto antes mejor”. La abuela de Noah afirma que la generación de sus nietos es, como la suya, “radical” y que le parece bien que estén dispuestos a romper barreras y a experimentar, aunque confiesa que a veces le da miedo: “Me asusta que estén dispuestos a interferir de manera tan directa en sus cuerpos”.

La madre de la directora habla de las operaciones de cambio de sexo como “una mutilación del cuerpo”, pero reconoce que “tal vez para esas personas no es una mutilación, sino que debe ser un alivio”. Con relación a eso mismo, Ruiz cuenta que a pesar de haberse esforzado por no ser el tipo de madre que “duda, que no confía y que no entiende”, le cuesta firmar el papel que permitiría a Noah operarse y comenzar el tratamiento hormonal. “Sé lo que es estar incómoda en tu cuerpo, todos pasamos por eso alguna vez, pero no sé lo que es no soportar tu propio cuerpo”, confiesa. 

En la última conversación entre Noah y Coraci que recoge la película, el joven se define como no binario y “dentro de un espectro entre el neutro y el masculino”, aunque también dice que cada vez me importa menos la etiqueta. Al mismo tiempo, Noah reafirma su convicción de operarse y de llevar a cabo un tratamiento con hormonas, mientras muestra a la cámara un dibujo de cómo le gustaría llegar a ser.  En la última escena, la madre firma los papeles para iniciar el proceso, aunque es sincera y sostiene que le da miedo que con el tiempo Noah pueda llegar a pensar que no habría necesitado hacer una transición física para ser quién es o que se arrepienta de ello. “Llevo dos años pensando en esto”, expresa Noah, quien también afirma estar muy emocionado y muy feliz por la decisión de su madre.

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