No existe ningún género más pegado a la realidad que el negro y criminal. Las noticias insinuaban que Paco Camarasa (Valencia, 1950), el librero inagotable, el prescriptor, el agitador, no iba fino de salud. A pesar de la enfermedad, estas últimas semanas no ha parado de contar historias con su apasionamiento habitual. Motivos no sobran: a sus 66 años, tiene en sus manos su primer libro, Sangre en los estantes (Destino), que, asegura, también será el último, por la sencilla razón de que ya lo ha dicho todo. La promoción del libro coincidió con el inicio de la BCNegra, la semana en que Barcelona se convierte en el escenario ideal para hablar de crímenes, robos, falsificaciones o sobornos.
Hablando de escenarios, fue en el Palau de la Virreina, donde Camarasa se ha despedido, donde empezó todo. “Queríamos que fuera una historia de amor, como 'Casablanca', entre la ciudad y la novela negra. Deseábamos que fuera larga y ha sido larga”. Para ser más exactos doce años de relación que culmina el 4 de febrero, el último día en que este enamorado de los libros hace de comisario. El verano pasado ya empezó a dar vueltas. Acababa de cerrar su emblemática librería “Negra y Criminal” en la Barceloneta y se le sumó un cáncer, por lo que tenía muy claro que tenía que dejar pasar a alguien que pudiera aportar nuevas ideas.
Camarasa confiesa haber disfrutado mucho estos 12 años, con éxitos como que pudieran pasar por la BCNegra autores de la talla de Andrea Camilleri y Henning Mankell -aunque lamentó que hayan faltado más como Jo Nesbo y Fred Vargas-: “mi gran equivocación fue no querer aprender inglés de joven por el imperialismo yankee, que continúa y va a peor, y sin saber que llegaría Trump”. Este lunes, cuando se ha despedido, ha recibido un fuerte aplauso de los ex concejales que le han acompañado estos doce años, de amigos y de los periodistas. Faltaban los barceloneses que hoy agradecen que les haya inoculado la pasión por la novela del crimen.
Paco Camarasa ha sido sobre todo un librero que ha entendido la importancia de los lectores. Como decía la bitácora de la “Negra y Criminal”, podrás encontrar libros, lo mejor de la literatura criminal, e incluso “una especie en vías de extinción”: el librero. La persona que ama los libros, se ofrece a su ciudad y es capaz de sacudirla. Este hombre de diálogo improvisado, que construye a medida que se desarrolla, que se deja asaltar por el entorno, por una historia oscura, un escenario, por los detalles que configuran la realidad, ha anunciado que deja el cargo pero queda su legado. Como dice Ingrid Bergman, en Casablanca, “el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos.”