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El juez deja en libertad a la eurodiputada Ponsatí tras su vuelta a España

La eurodiputada Clara Ponsatí en el momento de su detención en Barcelona

Oriol Solé Altimira

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Vuelta a España, detención y puesta en libertad. Así ha sido la jornada de este martes de la eurodiputada de Junts y exconsellera Clara Ponsatí, que abandonó Catalunya en 2017 tras el fracaso del procés y ha pasado los últimos cinco años entre Escocia y Bélgica. Antes de su arresto, Ponsatí ha reafirmado su apuesta para denunciar las vulneraciones de derechos a los independentistas que, a su juicio, realiza el Estado.

La consellera de Enseñanza durante el referéndum del 1 de octubre de 2017 y actual eurodiputada de Junts había cruzado este mismo martes al mediodía en coche la frontera hispanofrancesa. Su arresto no se ha materializado hasta las 18:00h. Los Mossos d'Esquadra la han detenido después diera una rueda de prensa en Barcelona. Los agentes han conducido a Ponsatí ante el juez de guardia en la Ciudad de la Justicia de Barcelona.

Tras cuatro horas en el juzgado (sin pisar los calabozos), el juez ha dejado en libertad a Ponsatí pasadas las 22.30h. En un auto, que el juez de guardia de Barcelona ha comunicado a Ponsatí, el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha citado a la eurodiputada el próximo 24 de abril para su declaración como procesada por desobediencia. De no acudir voluntariamente a Madrid, el juez advierte de su “posible conducción por la fuerza pública [la policía]” hasta el Supremo.

La detención de este martes se ha producido pocos minutos después de las 18.00h. en la plaza de la Catedral de Barcelona por parte de un agente de paisano de la policía catalana. Ponsatí no se ha resistido a su arresto, pero ha mostrado en todo momento su credencial de eurodiputada que le confiere inmunidad y, según ella, le impedía ser arrestada. En cualquier caso, tras su comparecencia ante el juez de guardia, Llarena ha dejado sin efecto la orden nacional de detención que pesaba sobre Ponsatí y su estado de rebeldía que acordó en 2018.

Un cuarto de hora antes de ser arrestada, Ponsatí había finalizado una rueda de prensa en el Colegio de Periodistas. En su comparecencia, Ponsatí ha demostrado que sigue siendo, igual que hace un lustro, un verso suelto dentro del mundo independentista. “No vengo a pactar con el Estado, sino a denunciar sus vulneraciones sistemáticas de los derechos de los independentistas”, ha denunciado en una rueda de prensa en Barcelona.

El regreso de Ponsatí, adelantado por la Agència Catalana de Notícies (ACN), no supone la antesala de la vuelta de Carles Puigdemont habida cuenta de que sus situaciones jurídicas son distintas. Ponsatí está procesada solo por desobediencia, delito que no comporta penas de cárcel y por el que no se puede solicitar su extradición. Por contra, Puigdemont sigue estando reclamado por malversación, que sí está castigado con prisión.

Ponsatí ha sido arrestada durante cuatro horas pese a que conserva de forma cautelar su inmunidad como diputada europea. La exconsellera ya había anunciado que no pensaba comparecer voluntariamente ante el juez Llarena porque no reconoce su autoridad, a diferencia de lo que hicieron las otras dos políticas independentistas Meritxell Serret y Anna Gabriel, que se entregaron al Supremo.

Ponsatí también ha disparado contra el Govern de ERC, que ha tildado de “herramienta de la ocupación española”, al tiempo que ha planteado un dilema a la conselleria de Interior y a los Mossos d'Esquadra: “Ellos sabrán si tienen que ejecutar una detención contra una eurodiputada que tiene inmunidad”. Menos de 20 minutos después, agentes de paisano de la policía catalana la han arrestado.

El titular de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, ha comparecido ante los medios para salir al paso de las críticas lanzadas por algunos sectores independentistas que consideran que los Mossos no deberían haber detenido a Ponsatí. El conseller ha recordado que la policía autonómica estaba obligada a dar cumplimiento a la orden de detención del juez Llarena. “Es su deber legal y esto lo sabe todo el mundo”, ha señalado. 

La eurodiputada había explicado que su intención tras la rueda de prensa era dar un paseo por el barrio del Born, frustrado por su detención, y estar con su familia y amigos. A nivel político, la eurodiputada ha presentado una web para denunciar vulneraciones de derechos en el Estado. “Las instituciones europeas tienen que dejar de mirar para otro lado”, ha apostillado.

Ponsatí tenía las puertas abiertas para volver a España después de que el juez Llarena constatara que ya no la puede reclamar por el delito de sedición tras su derogación acordada entre el Gobierno y ERC. No se podía enviar a prisión provisional a Ponsatí, toda vez que el delito de desobediencia por el que está ahora procesada no implica penas de cárcel.

Prorrogar su arresto, admitió Llarena en su último auto de la semana pasada, comporta “dificultades para compensar la duración de la detención con la pena que en su día pudiera recaer”, ya que no se puede restar el tiempo de prisión provisional a un delito sin penas de prisión en sentencia.

Por su lado, el Gobierno ha expresado que Ponsatí ha ofrecido un “espectáculo,” pero que su regreso constata “una nueva etapa”. Fuentes de la Moncloa recuerdan que el cambio en el Código Penal le ha permitido regresar. “Es la prueba de que la situación actual no tiene nada que ver con la del 2017 y que el procés es una etapa superada”

El verso suelto del Govern Puigdemont

Firme partidaria de la vía unilateral, Ponsatí fue la única consellera que se mostró a favor de declarar la independencia dos días después del 1-O y cumplir así con las leyes de desconexión que habían aprobado los independentistas. La postura mayoritaria del Govern de Puigdemont sin embargo fue un intento de negociación con el Gobierno que nunca llegó a fructificar.

Su única misión en los tres meses que pasó en 2017 como titular de Enseñaza fue que los colegios estuvieran abiertos para la votación. Y así ocurrió. Enfrentada al resto del Govern tras el 1-O, no ha tenido problemas en despacharse contra sus excolegas de Junts y, en especial, de ERC, si bien mantiene fidelidad política a Carles Puidemont y a la estrategia exterior del procés. 

Consumada la fracasada declaración de independencia del 27 de octubre de 2017, Ponsatí tuvo claro que tenía que marcharse de España. Primero estuvo en Bélgica junto al expresident y el resto de exconsellers que se fueron, y en marzo de 2018 volvió a Escocia para retomar su trabajo como economista y profesora de la universidad de Saint Andrews.

Tras el Brexit en 2020, se sumó a Carles Puigdemont y Toni Comín como eurodiputada –iba la tercera en la lista de Junts–, lo que hizo que su procedimiento de extradición se trasladara de Escocia a Bélgica. Previsiblemente ahora la causa en Bruselas quede sin efecto toda vez que el juez Llarena la mantiene imputada solo por desobediencia, delito por el que no la puede reclamar en el extranjero al no comportar penas de cárcel.

Además, a juicio de Ponsatí, el delito de desobediencia que le imputa ahora el juez estaría prescrito al haber pasado más de cinco años de las órdenes del Tribunal Constitucional para que no impulsara la votación a las que la entonces consellera hizo caso omiso.

Tercer regreso del procés

Con el de Ponsatí ya son tres las políticas catalanas protagonistas del otoño soberanista del 2017 que han regresado a España una vez han obtenido la seguridad de que no serían encarceladas y solo serían perseguidas por un delito de desobediencia.

La primera en regresar fue la exconsellera de Agricultura Meritxell Serret, quien compareció ante Llarena en marzo de 2021 y este miércoles será juzgada ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). En julio del año pasado se entregó Anna Gabriel. La exdiputada de la CUP había pasado los cuatro últimos años en Suiza. Su juicio en un penal de Barcelona no tiene fecha.

En la misma situación que Ponsatí, procesada por desobediencia y sin visos de entrar en prisión por la causa de procés, está la secretaria general de ERC, Marta Rovira, quien no obstante ha rechazado volver por ahora de Suiza porque cree que está investigada en la causa secreta relativa a Tsunami Democràtic.

Por el contrario, los otros tres dirigentes soberanistas que permanecen en Bélgica (el expresident Carles Puigdemont y los exconsellers Toni Comín y Lluís Puig) sí siguen procesados por malversación, delito que conlleva penas de cárcel, por lo que su regreso voluntario a corto plazo es imposible.

Hasta que no se sustente el procedimiento sobre la inmunidad como europarlamentarios de Comín y Puigdemont el juez Llarena no reactivará sus peticiones de extradición. En cambio, no hay ninguna causa europea de la que dependa la emisión de una nueva euroorden contra Puig, que no es eurodiputado, si bien por ahora el juez Llarena no la ha enviado a Bélgica.

Medio millar de independistas reclama la libertad de Ponsatí

Medio millar de independentistas se han concentrado ante la Ciudad de la Justicia durante el arresto de Ponsatí. A la concentración que ha reclamado la libertad de la eurodiputada se ha acercado la plana mayor de Junts, como su secretario general, Jordi Turull, así como diputados de la CUP como Eulàlia Reguant y de ERC como José Rodríguez.

Pasadas las 22.30h., Ponsatí ha salido de la Ciudad de la Justicia y ha sido aclamada por decenas de manifestantes. Sus primeras palabras las ha intercambiado con dos de sus asistentes en el Europarlamento. La eurodiputada volverá a dormir en Barcelona cinco años después. Y en libertad.

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