Jordi Pujol Ferrusola admite que el legado familiar se invirtió en un producto financiero opaco
La comparecencia de Jordi Pujol Ferrusola ante la titular del juzgado de instrucción número 31de Barcelona no ha servido para aclarar el origen del dinero que su padre, el e-presidente de la Generalitat Jordi Pujol Soley, reconoció que había ocultado durante 34 años a Hacienda. El hijo mayor del expresidente sí ha explicado que se encargó de hacer el seguimiento de este capital y repartirlo entre sus hermanos una vez le fue traspasada su gestión por parte de su tío Joaquim Pujol Figa.
La explicación de la gran rentabilidad obtenida por este dinero -pasó de 140 millones de pesetas en 1980 a cerca de 8 millones de euros veinte años después- se debe, según Jordi Pujol Ferrusola, a los beneficios obtenidos por las “láminas financieras” de titularidad “opaca” en los que había sido invertido el dinero. Estos productos financieros, con valores procedentes de Alemania, Austria, Finlandia o Estados Unidos, habrían producido grandes ganancias, a medida que iban venciendo sus plazos.
En su comparecencia ante la jueza, Jordi Pujol Ferrusola ha dicho que su padre nunca supo cómo se ha gestionado ese dinero. De hecho, él mismo considera que no ha sido “administrador” sino que simplemente ha estado pendiente de los rendimientos de dichas “láminas financieras” y ha preferido presentarse como “representante del patrimonio”. Las “láminas financieras” son un producto financiero que hoy ya no existe y que permitía pagos al portador que evitaban hacer un seguimiento inmediato de sus beneficiarios.
Con su declaración, Jordi Pujol Junior ha desvanecido las esperanzas que abrió en su comparecencia en la comisión parlamentaria de investigación sobre el fraude y la corrupción cuando anunció que hoy daría todas las explicaciones sobre el legado que no podía explicar entonces. El origen del dinero que Jordi Pujol Soley confesó que tenía en el extranjero es cada vez un misterio más insondable. De las explicaciones aportadas por los implicados parece deducirse que no hay ningún documento que deje constancia de ese supuesto legado.
Jordi Pujol Ferrusola ha llegado una hora antes de la prevista para su comparecencia conduciendo una moto muy sencilla; nada que ver con los vehículos de lujo que explicó en el Parlamento que eran de su propiedad o el Lamborghini Diablo que conducía hace unos días por la Cerdanya. Tampoco llevaba el brazo en cabestrillo como entonces y el ojo morado que lucía estaba muy mejorado.
Ha contestado sin grandes elucubraciones -contrariamente a su intervención en el Parlamento- y en ningún momento ha abierto la carpeta llena de documentación con la que se ha presentado en los Juzgados. A la salida, ni él ni sus abogados han querido hacer declaraciones. Se le veía distendido e, incluso, ha hecho una broma simulando que intentaba eludir a los periodistas que le esperaban a la salida de la sala donde ha declarado.
Estaba previsto que hoy también compareciera Marta Pallerola, que gestionó las inversiones realizadas por la hija pequeña de los Pujol-Ferrusola, Mirèia, pero ha enviado un comunicado justificando su ausencia, el contenido del cual no ha explicado la jueza.
Los abogados de “Manos Limpias”, personados en la causa, han pedido que se insista en la comparecencia de Pallerola y han anunciado que han reclamado la imputación del Banco Madrid por “colaboración necesaria en blanqueo de dinero”. En el Banco de Madrid depositaron los miembros de la familia Pujol-Ferrusola el dinero que se les detectó en la banca privada andorrana. Precisamente, la jueza está a la espera de recibir información de estas cuentas andorranas, a pesar de los recursos en contra de suministrarlos que han presentado los abogados de la familia Pujol.