Las mareas del sector público catalán se conjuran para volver a tomar la calle
A medida que se acerca la presentación de los presupuestos de la Generalitat para el 2013, crece la tensión en el sector público catalán, sublevado tras más de dos años de recortes y seguro de que este curso no va a ser una excepción. Para demostrar su descontento hacia los ajustes presentes y futuros, sindicatos y colectivos sociales han convocado una manifestación unitaria contra los recortes, en la que confluirán las distintas mareas que conforman el sector público, entre las que destacan la blanca -de la sanidad- y la amarilla -de la educación pública catalana.
A la espera de que el Gobierno central fije el límite del déficit para Cataluña -ayer en el Consejo de Ministros ya se dijo que se relajaría del 0,7 previsto al 1,2% en las autonomías-, los convocantes quieren que la Generalitat recapacite. Si con el 0,7% el Govern ya anunció que habría que reducir las cuentas en 4.400 millones, esta leve relajación solo suavizará el hachazo.
Por eso marcharán este domingo tras una pancarta que rezará “Paremos los presupuestos antisociales. Juntos podemos”, una manifestación que saldrá al mediodía desde el Paseo de Gracia y que avanzará hasta el parque de la Ciutadella, donde se encuentra el Parlament de Catalunya. Oficialmente, la protesta la organizan las plataformas Sindical Unitaria, Prou Retallades [Basta de recortes], pel Dret a la Salut y el Marc Unitari de la Comunitat Educativa, pero contará con la particiapación también de las asociaciones vecinales, de distintas entidades sociales y de los universitarios.
El sector público catalán está especialmente crispado desde que la Generalitat anunció en marzo que, por segundo año consecutivo, anulará una paga extra a los funcionarios. Una medida impulsada por CiU con el apoyo de ERC, que exigió como condición, entre otras cosas, que se vieran eximidos del ajuste los empleados públicos que cobren menos del equivalente a un 1,5 veces el sueldo mínimo interprofesional.
Pero más allá de la defensa de sus condiciones laborales, sindicatos y entidades sociales dicen combatir la “pobreza”, “el incremento del paro” y “la fractura social”, que ven como consecuencia de unas políticas “sometidas a las pretensiones de bancos y lobbies empresariales”, según su manifiesto. Las alternativas que proponen, por otro lado, pasan por la “reestructuración de la deuda financiera”, la “progresividad tributaria” y la “lucha contra el fraude fiscal”.
La guinda a una semana de reivindicaciones en la educación pública
Una de las mareas ciudadanas que confluirán este domingo lleva ya unos cuantos días en pie. Se trata de la marea amarilla, en defensa de la escuela pública en Cataluña, que completa una semana de lucha con actividades y charlas por los colegios de todo el territorio. Solo ayer, en más de 400 centros las familias y maestros pasaron juntos la noche para protestar contra los recortes y contra la LOMCE.
Montse Ros, responsable de la federación de educación de CCOO, considera un “éxito” la semana reivindicativa, sobre todo cuando, según dice, “articular movilizaciones de este tipo siempre es complicado”. Pero tras un recorte del 17% en la partida de educación, el sector cada vez está más predispuesto a la protesta. “Y los rectores no solo afectan a la calidad de la educación, sino que inciden en la pobreza de las familias”, subraya Ros, en referencia al esfuerzo que deben hacer éstas para asumir el incremento del precio de las guarderías, de la formación profesional, de matrículas universitarias o de las becas comedor que no llegan.
La cooperación, al borde de la asfixia
Quienes no faltarán a la cita serán las ONG, definitivamente sublevadas contra la Generalitat por los recortes del 80% de las partidas que recibían y por los impagos que vienen sufriendo desde 2010. Francesc Mateu, presidente de la Federación catalana de ONG para la Paz, el Desarrollo y los Derechos Humanos pidió ayer la dimisión del director de la Agencia Catalana de Cooperación de la Generalitat, Carles Llorens.
Mateu denuncia que la no convocatoria de subvenciones por parte de la Generalitat no responde solo al contexto actual de crisis económica, sino a motivos ideológicos.