Hay poblaciones donde llevar la contraria a la corriente mayoritaria independentista no es nada fácil. Este hecho, combinado con mi atávica vocación de llevar la contraria a la mayoría, me hace simpatizar con los que se atreven a decir que NO cuando les plantean sobre su participación en la confección de una monumental bandera estelada humana en la plaza mayor del pueblo o en una cadena de patriotas que rodee la villa.
Me pone de mal humor que me digan qué es lo que toca y lo que no toca hacer. “Ahora conviene” era el eslogan de CiU en una campaña electoral ya lejana. No recuerdo qué nos decían que convenía entonces, aparte de votar CiU. Ahora toca “independencia”. Entonces, si no estabas con CiU engrosabas las filas del anti-catalanismo, traidor y españolista. Ahora, si no te apuntas a la Cadena que se acerca pasas a formar parte de la categoría de “unionista”.
Si dices que el “derecho a decidir” te parece fantástico pero que intuyes que es, básicamente, un paso previo a la independencia te acusan de no ser demócrata. Y si dices que este “derecho a decidir” también ampararía la voluntad de Barcelona de separarse de Catalunya o de L'Hospitalet de proclamarse territorio independiente te dejan por imposible.
Y cuando añades que todo esto está muy bien pero que, mientras, estamos tan despistados que no nos hemos percatado que el tándem CiU-ERC aun no ha puesto en práctica su acuerdo para recuperar el impuesto de sucesiones, te contestan que no se puede porque… porque...¡bien!, alguna excusa patriótica deben tener.
Cuando lamentas que las manifestaciones de denuncia de la corrupción y los recortes sociales del Gobierno catalán no sean bendecidas, promocionadas y retransmitidas en directo por la televisión pública catalana como lo son las que convocan a la reivindicación patriótica, olvídate de presentar currículums para que te contraten algún día en esa televisión.
Ahora toca hacer una cadena impresionante que atraviese Catalunya el Once de Septiembre. Medios de comunicación untados con dinero público ya calienten el ambiente. Nos aguardan dos meses espantosos de preparación y promoción de la famosa Cadena. Será un éxito. Muy bonito. Todo el mundo sacará fotos con sus móviles. “El Periódico” editará un librito con las mejores fotos de la fiesta popular: “Yo también estuve allí”. TV3 hará un seguimiento exhaustivo (si no están de huelga aquel día). Y alguien contratará helicópteros y aviones para sacar imágenes desde el aire.
El viernes, escuché a un miembro de la CUP que reclamaba, en un acto público en Girona, que la gente participe en la Cadena pero que, además, haga otra que rodee el hospital Josep Trueta para denunciar los recortes sanitarios. Debe poder conciliarse la causa independentista y la social, como decía este joven.
Quizás simpatizaría más con la causa soberanista si no viese como se la teledirige desde los despachos del poder actual. Y si no descubriese que hay amigos y amigas que me dicen que comparten mis planteamientos y recelos, pero que no los hacen públicos para ahorrarse broncas y discusiones.
Quizás en la Cadena del próximo 11 de setiembre habrá que contar los que participen en ella y los que lo hagan con los dedos cruzados tras la espalda.
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