Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

El blog Opinions pretende ser un espacio de reflexión, de opinión y de debate. Una mirada con vocación de reflejar la pluralidad de la sociedad catalana y también con la voluntad de explicar Cataluña al resto de España.

Llegir Opinions en català aquí.

Grifols quiere más a Irlanda, o el capital no tiene patria ni bandera

Xavi Casanovas

Coodinador de la Plataforma per una Fiscalitat Justa —

Que Grifols anuncie que establecerá su sede financiera en Irlanda llega como noticia que ya no sorprende a nadie. Ingenuos los que creemos que dentro del sistema capitalista hay empresas mejores que otras. Todas, siempre que pueden, aprovechan el entramado jurídico vigente para hacer aquello por lo que han sido creadas: maximizar el beneficio para el accionista. Y para lograr esto tienen dos opciones, o bien aumentar los ingresos o bien disminuir los gastos, y el gasto fiscal es la manera más atractiva de optimizar: no hace ruido y puede ser muy jugosa.

En España, en 2013, los grandes holding empresariales pagaron un tipo real sobre el beneficio contable del 6%. Sólo hace ocho años, el tipo nominal era del 35%. En ese momento bajar impuestos resultaba que era “ser de izquierdas” (Zapatero dixit) y establecimos un nuevo tipo al 30%. La última reforma fiscal del PP, el año pasado, decidió que todavía era demasiado, que había que acercar los tipos a lo que realmente se paga (y no hacer que se pague aquellos tipos que democráticamente hemos elegido) y previó un tipo del 25% para el 2016. Con una nula progresividad con respecto al impuesto de sociedades (es igual que seas una pequeña empresa de 10 trabajadores o una multinacional de 140.000). Es el mantra de siempre: si aumentamos los impuestos el capital se va, mejor los bajamos y haremos el país más atractivo para la inversión. Puro cinismo desmesurado en una carrera suicida que conseguirá, finalmente, que ningún país del mundo pueda gravar los beneficios empresariales.

Todo el mundo lo sabe: el impuesto de sociedades en Irlanda es del 12,5%, por eso muchas multinacionales que quieren dar el salto a Europa, establecen su sede fiscal en ese país: Amazon, HP, Apple, ... o el caso de Facebook. El año pasado Facebook España facturó 3,9 millones de euros, todos ellos como servicio de apoyo a su filial irlandesa, Facebook Ireland Limited. Hacia Irlanda desvió casi todos los beneficios, exceptuando 84.114 euros (el chocolate del loro) de impuesto sobre beneficios que se quedaron en España.

El economista Gabriel Zucman explica en La riqueza oculta de las naciones (Pasado y presente, 2014) que los beneficios obtenidos en el extranjero por las empresas de los EEUU, el 50% procede de países con una fiscalidad favorable: Singapur, el Caribe, Suiza, Luxemburgo, Holanda o Irlanda. En 1982 era el 20%.

Grifols nos demuestra que el viaje de salida también funciona. El director financiero de la multinacional catalana por excelencia, Alfredo Arroyo, admitió que la decisión se ha tomado por las ventajas fiscales y la estabilidad de Irlanda. Ya lo dijo el actual presidente de la compañía, Victor Grifols: “Con firmeza y determinación se puede llegar muy lejos”, en este caso se refería al proceso soberanista: “No se arrugue, presidente” le dijo a Mas. Haciendo evidente el gran problema de nuestro sistema fiscal: el capital no tiene patria ni bandera. La globalización ha abierto todas las fronteras a la libre circulación del capital, una alfombra roja por el capital mientras las personas continúan jugando la vida para atravesar unas vallas cada vez más impermeables.

El proyecto BEPS de la OCDE quiere establecer criterios comunes entre todos los países a la hora de establecer las bases imponibles. Esto debería permitir evitar todas las vías de elusión fiscal vigente. “Es inaceptable que ciertas multinacionales hagan grandes beneficios a la UE y paguen muy poco o nada en impuestos dentro de nuestras fronteras”, decía Pierre Moscovici, comisionado de economía de la UE hace unos días al presentar el plan de lucha contra la evasión fiscal. Eso sí, también afirmaba que “no habrá tipos mínimos”, dejando nuevamente vía libre al dumping fiscal.

En el mientras tanto de esta discusión política eterna, los recursos se nos escapan, la desigualdad aumenta (el 1% ya tiene tanta riqueza como el 99% restante) y se nos continúa afirmando que la culpa es que no nos esforzamos lo suficiente, en un sistema que perpetúa el egoísmo institucionalizado.

Habrá pues que repensar de arriba abajo nuestro sistema impositivo si queremos que sirva por lo que fue creado: redistribuir la riqueza. La clave está en que las empresas paguen los impuestos allí donde facturan y generan beneficio y no donde tienen su sede fiscal. Y sí, señor Moscovici, serán necesarios acuerdos globales para aceptar tipos mínimos sino siempre nos encontraremos con el mismo: la ausencia de un sistema fiscal global y la capacidad de los más ricos de evadir impuestos hace y hará recaer toda la presión fiscal sobre las clases medias y bajas, cargándose todo principio de equidad, progresividad y mínima justicia social. Y sobre todo habrá que denunciar por egoísta, insolidaria y corta de miras decisiones como las de la empresa Grifols.

Sobre este blog

El blog Opinions pretende ser un espacio de reflexión, de opinión y de debate. Una mirada con vocación de reflejar la pluralidad de la sociedad catalana y también con la voluntad de explicar Cataluña al resto de España.

Llegir Opinions en català aquí.

Etiquetas
stats