Los procesos masivos, como en todas partes del mundo, como en todas las épocas del mundo, tienen una minoría dirigente que los hace ir adelante y una masa grande que lo apoya y que, al fin y al cabo, consigue que el movimiento triunfe. Sólo así se explica, por ejemplo, la victoria de los bolcheviques y la revolución rusa.
El movimiento que lleva Cataluña hacia la independencia tiene la característica de que está conducido por la sociedad civil mucho más de lo que los políticos profesionales (la minoría dirigente) desearía. Eso es bueno, deseable y da un aire nuevo a todo. Pero claro, la masa de apoyo es heterogénea, como es normal. Es mucha gente y muy diferente, de muchos orígenes y condiciones. Y sobre todo hay con más o menos paciencia. Y aquí es donde está el problema: Ahora tenemos que tener más paciencia que nunca.
Hay ignorantes catalanistas que critican al jugador del Barça Puyol por haber elegido el nombre de Manuela para su hija recién nacida. Les parece demasiado español. Esto es superficialidad, ignorancia y un fondo de hooliganismo que no es bueno para nadie. Hooligans independentistas hay, como los hay en cualquier grupo masivo. En casa tenemos de todo, también entre los independentistas .
Pero no vamos bien así. Primero, porque hacemos bajar la discusión a un nivel de estupidez insoportable, pero sobre todo , porque es mentira: En catalán, Manel es tan correcto como Manuel. Es el mismo caso de ignorancia supina que hace que muchos españolistas quieran demostrar la españolidad catalana porque el apellido más común en Cataluña es García. García es un apellido muy antiguo, de origen prerrománico, relacionado con el vasco (k) artz (oso) y que se extendió por todas las poblaciones bascoides de los Pirineos. Por lo tanto es un apellido de origen catalán, tanto como aragonés, navarro, vasco y, posteriormente, castellano.
Dejad en paz a Puyol y a su hija Manuela. Y no os creáis tanto en el derecho de dar carnets de catalanidad, sobre todo de nivel tan bajo. Además, ya puestos, ¿por qué se meten con Puyol, pero no con Piqué, que ha bautizado Milan a su hijo, o Víctor Valdés, que tiene unos hijos preciosos llamados Dylan y Kai. Por favor, hasta ahora habíamos conseguido llevar adelante el proceso sin hacer el ridículo. Intentamos que sea así hasta el final (y después, al inicio de la nueva etapa, también). Vamos, chicos, chicas, estoy seguro de que si lo intentais, lo vais a conseguir.
No queremos una república catalana de imbéciles, ¿verdad?
Aparte de esto, ya me gustaría ver, entre los que critican Puyol, cuál es el nivel de compromiso real que tienen con la lengua. Todavía recuerdo unas camisetas con el lema “Independència, ja!”. Es una construcción horrorosa, copia del castellano y del todo incorrecta. Esto es hacer el ridículo. En catalán (como en otras lenguas romances), “ya” no tiene ese uso, propio del español. Se debería decir, “Independència, ara!”. ¿Se puede ser independentista y al mismo tiempo analfabeto en la propia lengua? El día a día nos demuestra que sí. Empecemos por aquí y, repito, dejemos a Puyol en paz.
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