Lluís Llach, rebelde con causa

“Profundo y estructurado, hace que su magnífica concentración se manifieste en un rico entramado de aromas y sabores potentes y originales que no evitan la finura y la armonía”. Una descripción que bien podría valer para la música de Lluís Llach (1948), pero que en realidad es del vino insigne del cantautor: el Vall Llach. Un caldo que, según sus elaboradores, se hace pensando en una degustación serena, para un paladeo placentero, huyendo del simple consumo, igual que la música del gerundense.

La relación de Llach con su público nunca ha sido de consumo, de obediencia a las leyes del mercado, más bien ha sido de degustación y paladeo placentero. Sin embargo, Llach rehuyó el envejecimiento de la relación y se jubiló hace más de siete años y después de cuarenta de historia. Confesó que, después de tantos años, tenía miedo de perder la capacidad de renovarse. Con el conocimiento del poeta Miquel Martí i Pol, Llach vivió un “renacimiento estético”, como él lo llamaba. Pero el poeta rodense murió y el músico gerundense eligió acabar y redescubrir otra manera de vivir.

Músico, cantautor, vinícola, escritor... la vida de Llach es poliédrica. Fue el último componente del grupo Els Setze Jutges y se le considera uno de los pioneros del fenómeno de la Nova Cançó. Perseguido por el franquismo, en los años setenta tuvo que exiliarse un tiempo en París. Su trayectoria está llena de momentos y canciones. Su concierto más mítico se celebró el 6 de julio de 1985, cuando congregó 103.000 personas en el Camp Nou.

Entre 1969 y 2007, Llach grabó 33 discos. Su canción más popular y más comprometida, La estaca (1968), fue adaptada como himno por el sindicato polaco Solidaridad fundado por Lech Walesa, y también de la Revolución de Túnez de 2011. Pero hay muchas más canciones que se han convertido himnos: Que tinguem sort, Ítaca, Laura, País petit...

Tras su su fuga musical y, aparte de cultivar sus vinos, en 2011 creó la Fundación Lluís Llach en Senegal, país al que dedica ahora gran parte de su tiempo y esfuerzos. Pero una de las principales ocupaciones del músico catalán es ahora la escritura. Su libro Memoria de unos ojos pintados fue uno de los más vendidos del año 2012. Más recientemente, ha publicado una segunda novela: Las mujeres de la Principal. Apasionado por la escritura, ahora no entiende cómo no se puso antes a ello.

De donde no ha querido o no ha podido jubilarse nunca es de su rebeldía. Luchó contra el franquismo hasta el exilio, y ahora su causa es la independencia de Catalunya. Es uno de los fundadores de la Asamblea Nacional Catalana y bajo este paraguas ha protagonizado una nueva gira, pero esta vez de palabras y argumentos. Se pone a disposición de la causa, dispuesto a que utilicen su tirada para ayudar a lograr la independencia de su país.