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Los equilibrios de los 'comuns' más allá de Barcelona: con ERC en Tarragona y con el PSC en Mataró

La asamblea de Barcelona en Comú vota a favor de que Colau acepte los votos de PSC y Ciudadanos para ser investida

Arturo Puente

Ante la consolidación de ERC y el PSC como los dos grandes partidos de la izquierda en Catalunya, los 'comuns' han optado por sacar el máximo provecho de su posición de bisagra. Mientras todos los focos se centran en Barcelona, donde la alcaldesa en funciones Ada Colau busca apoyos para una investidura alternativa a la del independentista Ernest Maragall, Catalunya en Comú hace equilibrios en el resto de ciudades para poder entrar en el máximo número de gobiernos posibles sin decantarse por un socio único.

En estos momentos, cuando quedan apenas cuatro días para que se constituyan los ayuntamientos y hayan de elegirse a los alcaldes de las ciudades, los 'comuns' mantienen abiertas conversaciones con el PSC, con ERC o con otras candidaturas de izquierdas, dependiendo del municipio del que se trate. En algunos de ellos los pactos de Gobierno ya se dan por hechos, y son de diferente signo. En Tarragona, la asamblea de los 'comuns' optó este lunes por darle la alcaldía a ERC, que había quedado segunda. En Mataró, en cambio, ultiman un acuerdo con el PSC para completar la mayoría absoluta que le falta al alcalde socialista para revalidar su mandato.

En ambas ciudades, el objetivo es acabar obteniendo carteras del ejecutivo municipal. Como también lo es en Lleida, junto a ERC, y en Badalona, con cualquiera que garantice poder dejar a Xavier García Albiol fuera de la alcaldía. Más complicada es la situación en Sabadell, donde la formación avalada por el partido de Colau no ha entrado pero sí lo ha hecho una concejala de Podem, que ha pactado con el PSC. Pese a los estrechos vínculos con Podemos, en las cuentas de los 'comuns' Sabadell no aparece como terreno propio. Ellos asumen que se han quedado fuera de Terrassa y Sabadell, dos de las plazas a las que en otro tiempo apuntaron como estratégicas.

Pero, mientras los focos se centraban en la capital catalana, los 'comuns' han ido avanzado alianzas para exprimir al máximo su representación. En estos momentos, la lista de ayuntamientos en los que el partido tiene esperanzas, más o menos fundadas, de poder gobernar son cuatro de entre los diez más grandes: Badalona, Lleida, Tarragona y Mataró. Y a estos aún podría sumarse Barcelona si Colau consigue atar finalmente los votos del candidato del PSC, Jaume Collboni. De llevárselos todos obtendrían una cuota de poder poco habitual para un partido que ha obtenido entre uno y tres concejales en la mayoría de ciudades.

“La prioridad son acuerdos programáticos para conformar gobiernos progresistas y de renovación. Y eso implica cosas diferentes en función del lugar”, explican fuentes de la formación, que consideran natural hacer pactos a diferentes bandas dependiendo de la lógica municipal. La elección de ERC en Tarragona y Lleida tiene que ver con la larga trayectoria de poder del PSC en ambas localidades, de 12 años en la primera y de prácticamente toda la historia democrática en la segunda.

En una localidad donde el PSC ha obtenido mayoría absoluta como es L'Hospitalet de Llobregat, la candidata a revalidar la alcaldía, Núria Marín, anunció durante la campaña que ofrecería a la formación entrar a su Gobierno aún en el caso de no necesitarlos. Pero fuentes de los 'comuns' descartan que se produzca esta alianza por el momento y apuesta por mantenerse en la oposición.

La estrategia de pactos heterogéneos seguida por los 'comuns' es muy similar a la que el PSC desplegó en la pasada legislatura, cuando llegó a acuerdos con partidos de todo el espectro político, de Ciudadanos a ICV pasando por CiU, a cambio de obtener cuotas de poder municipal. Con este planteamiento, Miquel Iceta logró que su partido mantuviera la mayor parte de los grandes gobiernos municipales en uno de los peores momentos para el partido. Ahora, una vez capeado el temporal, el PSC aspira a controlar hasta cuatro gobiernos y volver al de Barcelona de la mano de Coalu.      

Incógnitas en Badalona, Reus y Girona

En la recta final de las negociaciones y con el sábado de constitución de los ayuntamientos asomando en el horizonte, en Catalunya hay aún tres ciudades que no tienen claro de qué lado caerán. La principal de ellas es Badalona, donde el candidato del PP, Xavier García Albiol, quedó a tres concejales de la mayoría absoluta. Por detrás se situó la candidatura de unidad entre Guanyem, ERC y la CUP, con siete regidores, seguida por el PSC con seis, los 'comuns' con dos y uno para Junts. Todos los concejales de la oposición aseguran querer cerrar el paso a Albiol, pero el PSC se niega a votar la lista de Guanyem y anuncia que se votarán a sí mismos.

Similar situación ocurre en Girona, aunque con los papeles cambiados. En la capital de la provincia del norte es JxCat quien tiene la hegemonía, con 9 de los 27 concejales. Guanyem, que quedó por detrás con seis concejales, también aspira aquí a desalojar a la alcaldesa en funciones Marta Madrenas, y pretende hacerlo con ERC, con quien suma 10. Pero para ello requiere de la ayuda del PSC, con otros seis. Una operación que cambiaría independentistas por independentista y a la que, de entrada, los socialistas no están predispuestos.

En Reus tampoco parece haber mimbres para que el gobierno dé un vuelco. El actual alcalde Carles Pellicer, de Junts, consiguió revalidar los siete concejales que ya tenía CiU en la última legislatura, pero tanto ERC como el PSC le pisaron los talones con seis. Pero, para echar a los posconvergentes, los dos últimos necesitarían sumar a la CUP o a Ciudadanos, ambos con tres concejales. Una ensalada probablemente demasiado variada para que acabe compactando en un acuerdo alternativo. Gracias a esta fragmentación, JxCat podría esconder sus pobres resultados municipales manteniendo las dos alcaldías más importantes que obtuvieron en 2015.

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