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La CUP amenaza con forzar unas nuevas elecciones si el bloque independentista no recupera la desobediencia

Los diputados de la CUP Carles Riera y Maria Sirvent, tras reunirse con Roger Torrent

Neus Tomàs

La CUP quiere hacer valer sus cuatro votos hasta las últimas consecuencias y eso incluye abocar Catalunya a unas nuevas elecciones. Los cupaires apelan a la coherencia para defender que el programa del nuevo Govern debe estar dispuesto a desobedecer para implementar medidas que permitan avanzar en la construcción de una república catalana. “Esto no va de nombres”, insiste su jefe de filas en el Parlament, Carles Riera, para defender que no investirán a Jordi Sànchez ni tampoco a cualquier otro candidato pactado entre JxCat y ERC cuyo programa de gobierno pueda considerarse “autonomista”.

El presidente del Parlament, Roger Torrent, ha realizado una nueva ronda de contactos para ver con qué apoyos cuenta Sànchez y le propondrá como candidato a la investidura. Los números son claros: el exlíder de la ANC sólo podría ser elegido si Carles Puigdemont y Toni Comín renunciasen a sus actas de diputado, cosa que no piensan hacer. JxCat ha pedido a Torrent que les dé unos días antes de convocar el pleno para intentar convencer a la CUP de que les preste su apoyo.

De todos modos es más que probable que la votación no llegue a realizarse porque la decisión, una vez más, está en manos de la Justicia. En este caso del juez Pablo Llarena, que es quien deberá autorizar o no la salida de Sànchez de la cárcel de Soto del Real.

El problema para JxCat y ERC es que aunque el candidato finalmente no fuese Sànchez, tampoco tienen la mayoría necesaria para que otro nombre, previsiblemente Jordi Turull, pueda ser elegido presidente. El obstáculo para la elección del exconseller de Presidència sigue siendo el mismo: la CUP le exige regresar a la vía unilateral.

“¿Si Puigdemont y Comín no pueden pedir el voto delegado, cómo va a desobedecer el Govern el resto de legislatura?”, se pregunta la CUP en una interpelación dirigida al presidente del Parlament puesto que es la Mesa quien debe decidir si autoriza o no el voto delegado de Puigdemont y Comín. Si lo hiciese estaría contraviniendo las instrucciones del Tribunal Constitucional.

Republicanos y JxCat explican que les ha sorprendido la contundencia de la CUP porque el viernes, un día antes de que los cupaires oficializasen su posición, no percibieron tanta hostilidad. Pese a que no han vuelto a reunirse y que la CUP da por rotas las conversaciones, tanto ERC como el grupo de Puigdemont esperan poder acercar de nuevo posiciones y desbloquear la situación.

Fuentes conocedoras de la negociación explican a eldiario.es que una de las opciones es intentar concretar medidas que permitan avanzar en el llamado “proceso constituyente”. A la espera de poder sumar a la CUP, JxCat y ERC aseguran que ya disponen de un “preacuerdo” de legislatura y que tienen previsto presentarlo públicamente los próximos días.

En la pasada legislatura, el Govern ya empezó a dar pistas de cómo podría ser el proceso constituyente y decidió aplazarlo a después de la celebración del referéndum. Se trataría de implicar a representantes de diferentes ámbitos sociales, expertos y finalmente a los políticos para acordar cómo debería ser una futura república catalana. Esas asambleas se retomarían dando también protagonismo a las que se pretenden crear en Bruselas. Eso sí, teniendo en cuenta que tanto ERC como el PDeCAT han dado muestras sobradas de que en esta nueva legislatura no quieren apostar por la vía unilateral ni adoptar medidas que comporten consecuencias penales para más cargos entre sus filas.

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